Ha sido uno de los mitos alrededor
de los devastadores peligros de Internet el del vínculo entre homicidios y
Facebook. Y lo hemos escuchado desde de forma subliminal (recuerdo en el caso
de Marta del Castillo, haber visto en los informativos capturas de pantalla de
la red social virtual) hasta explícita, llegando incluso a la creación de
expresiones como las de “Asesino de Facebook”.
Pues bien, un nuevo estudio acometía
la cuestión de si es necesario establecer ese vínculo, de si es real y
significativo el uso instrumental de los sitios de social media para cometer
homicidios. No es así y no existen, de hecho, de forma significativa, casos en
los que el asesino no conozca a la víctima en el “mundo real”, según la Doctora
Elizabeth Yardley, coautora del artículo aparecido en el Howard Journal of
Criminal Justice.
Evidentemente
hablamos de una herramienta, culpable en la misma medida que la invención de
los cuchillos o la existencia de las piedras, de los casos de homicidio, que no
son significativamente distintos desde su aparición.
Parece obvio pero no está de más recordarlo: son las intenciones de las
personas, sus valores, su desarrollo ético, su empatía, lo que debemos abordar
en esta sociedad postdigital.
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