Hace unos días al BBVA le llovieron las críticas por
plantear la posibilidad de que en España se implantara el modelo austríaco
de empleo. Mi antipatía hacia las entidades bancarias es patente, pero esto
poco tiene que ver con los bancos aunque quien lo haya sugerido sea el
BBVA.
¿En qué se diferencia
básicamente el modelo austríaco de empleo del nuestro?
Lo primero
que tendríamos que hacernos mirar es la diferencia en la tasa del paro: un
5,1% frente al 24% nuestro.
Lo segundo,
los porcentajes de contrato temporal: Austria = 9,2% y España = 23,1%
En resumen, que Austria debería ser un referente para
nosotros, pero eso parece que no interesa demasiado en este país donde la
mentalidad es que el trabajador debe de acumular todo tipo de derechos y
muy pocas obligaciones. Nos hemos acostumbrado a exigir más de lo que
queremos dar, y eso el karma no lo permite. Para recibir, primero nos hemos
de acostumbrar a dar; eso no es una lección de economía ni de empleo, pero
sí es una ley universal que, al menos aquí en España, nos saltamos a la
torera. Preferimos mirar hacia otro lado.
El innombrable modelo austríaco de empleo
Puede parecer frívolo por mi parte hablar de karma y de
leyes del universo cuando el artículo va de empleo, pero lo queramos o no,
todo está relacionado. Si cargamos todas las responsabilidades al
empresario, si los trabajadores se creen con todos los derechos sin
necesidad de demostrar a cambio su productividad, su implicación en el
desarrollo de la empresa y, en definitiva, todos nos sentimos funcionarios
en el fondo de nuestros corazones... ¿qué ganas va a tener el empresario de
arriesgar con nuevas contrataciones que sabe que se convertirán en una
carga imposible de soportar al mínimo contratiempo?
Llegado a este punto, resumo: El modelo austríaco de empleo
incluye el despido libre. Eso aquí en España suena a pecado mortal,
extorsión o a terrorismo de masas. El
despido libre es como el innombrable.
Entonces... ¿por qué parece
funcionar en Austria?
Muchos dirán que no está demostrado que la baja tasa de paro
y los porcentajes escasos de empleo temporal sean debidos al despido libre,
es cierto. Pero ¿pueden esos mismos demostrar que los altos despidos
beneficien realmente la economía española?
Hay que matizar que el hecho de que el despido sea libre en
Austria no significa que el trabajador se quede sin nada. Precisamente la
propuesta del BBVA era acercarnos al modelo austríaco de empleo que incluye
una especie de «mochila» o seguro que, mes tras mes, sale de los costes
laborales. A cambio de eso, el empresario puede contratar tranquilamente
porque sabe que luego tendrá flexibilidad a la hora de ajustar sus costes
laborales, cosa que aquí en España es imposible. Recordemos: el innombrable.
Yo meditaría sobre esto.
Ramón Cerdá
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