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Baja por depresión, algo muy intangible.
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La baja por depresión es algo muy habitual, y a diferencia de un
hueso roto, tiene diagnóstico y seguimiento difíciles. A menudo puede bastar
con acudir al médico, cariacontecido, y decirle que se está deprimido. ¿Qué
pruebas clínicas hay para saber si procede o no una baja por depresión y hasta
dónde alargarla?
La baja por depresión tiene difícil diagnóstico y hay muchos
abusos
La baja por depresión no es la única susceptible de resultar un
fraude, pero quizás sí sea la más fácil de colar cuando alguien busca
precisamente eso: estar de baja sine die.
Por supuesto no seré yo quien diga que no hay ninguna baja por
depresión justificada, como poder, puede haberlas, pero dado que su diagnóstico
depende más de lo que diga el paciente que de lo que detecten posibles pruebas
o análisis clínicos, es evidente que puede resultar un caldo de cultivo más que
adecuado para muchos fraudes.
Las empresas que padecen estos posibles fraudes pueden verse
obligadas a contratar a algún detective si creen que sus trabajadores las
engañan. Si una persona de baja por depresión hace una vida normal... quizás es
porque no está tan deprimida como dice estarlo cuando va al médico.
Sentencia da la razón a la empresa en un caso de baja por
depresión
Hace unos meses, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Murcia, confirmó la procedencia de un despido de un camionero que
estaba de baja por depresión. El
motivo: Estando de baja por depresión, en julio de 2012 se fue
a celebrar un partido de la Eurocopa, y según testimonio del detective
contratado: «dando muestras de alegría con saltos, brazos en alto y levantando
a su hijo en volandas».
La Sentencia es una confirmación a la que previamente dictó el
Juzgado de lo Social de Cartagena, en la que ya se dijo que el susodicho
deprimido había acudido recientemente a una feria gastronómica en la que estuvo
con algunos amigos «bebiendo bebidas alcohólicas y conversando y riendo
continuamente».
El mismo detective también fue testigo de cómo cargaba el coche
(decorado con los colores rojo y gualda) con sillas de playa, sombrilla y la
correspondiente nevera y se marchaba a La Manga del Mar Menor.
Según dice el Tribunal Superior, el comportamiento del
«trabajador» resultó claramente «grave y culpable, pues ha generado en la
empresa una pérdida de confianza», «si bien es cierto que la actividad
desplegada por él, en general, no perturbaría o retrasaría su curación, no es
menos cierto que se encontraba recibiendo tratamiento farmacológico, lo que no
resultaría compatible con la ingestión de bebidas alcohólicas, por lo que se
estaría retrasando o perturbando su curación».
Una baja por depresión bastante habitual, y no voy a decir injustificada,
pero sí de difícil verificación, es la que puede coger una madre tras finalizar
la baja por maternidad. La depresión postparto tiene un gran respaldo social.
Ramón Cerdá
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