La caída de las inmobiliarias y el repunte
del 2015.
by Ramón
Cerdá
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La crisis ha sido y sigue siendo genérica, y larga, muy larga,
pero no olvidemos que la burbuja inmobiliaria, una de las principales causas de
esa crisis, por lógica, acabó afectando en especial a dicho sector y a todo lo
que lo rodeaba. Durante los años del crecimiento estuvieron apareciendo
inmobiliarias en cada esquina, más esas otras que ni siquiera tenían atención
directa al público porque las manejaban los mismos que hacían sus particulares
promociones. Lo que era evidente y se veía venir, incluso antes de la burbuja,
es que la caída de las inmobiliarias estaba anunciada; era imposible que se
siguiera generando negocio para todas de manera creciente e indefinida; pero
incluso así asustan las cifras: cuatro de cada cinco inmobiliarias ha
desaparecido o está a punto de desaparecer, y aunque parece que apunta una
pequeña recuperación, no es previsible un aumento de negocio sustancial para el
sector a corto plazo.
La caída de las inmobiliarias se ha llevado por delante a
todas las que no ofrecían ningún valor añadido
Una inmobiliaria que simplemente pusiera el cartel de «se vende»
y esperase a que alguien llamara, no aportaba nada más allá de un escaparate
poco atractivo; algo que cualquiera podía ofrecer. Pero de esas había muchas y
son las primeras que han desaparecido. Quedan todavía algunas, pero
normalmente, las que han sobrevivido lo han hecho porque ofrecen algún servicio
diferenciador o menos básico.
Esta limpieza del 80 % será otro punto a favor de la
recuperación económica del 20 % que ha quedado, y no solo ha ocurrido en el sector
inmobiliario, muchas y distintas han sido las cribas y en todos los sectores
han ido cayendo por el camino las menos eficientes o aquellas a las que pilló
con el paso cambiado en un momento delicado de financiación. En cualquier caso,
en lo relativo al sector inmobiliario, parece ser que en 2014 se tocó fondo y
el 2015 puede ser el inicio de una lenta (pero puede que larga) recuperación.
No volverán los viejos tiempos, que nadie los espere, pero el sector no morirá;
al menos no en esta crisis.
Hasta el año 2007, las inmobiliarias se limitaban a buscar pisos
para su cartera de inquilinos y compradores; ese era casi todo su trabajo
porque el resto se les daba hecho. Hoy en día, propietarios e inquilinos buscan
otra cosa, el propietario quiere ante todo: cobrar puntualmente; que no le
estropeen el inmueble; ciertas garantías de un período mínimo de alquiler;
asesoría legal ofrecida por la propia inmobiliaria y gente preparada que sepa
defender su propiedad. En cuanto a los inquilinos, también se han vuelto más
exigentes y quieren: una vivienda a precio digno; distintas ofertas entre las
que poder elegir; posibilidad de negociar precios y un trato más personalizado.
Las inmobiliarias que puedan ofrecer todo lo anterior son las
que van a ser capaces de enfrentarse al futuro del sector, que parece empezar a
ver la luz del final del túnel.
Ramón Cerdá
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