Accidente de trabajo. Indemnización ridícula
by Ramón
Cerdá
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Hace unos días, un lector habitual de este blog me envió una
liquidación correspondiente a la indemnización por accidente de trabajo
recibida por la pérdida de dos dedos. Su indignación era patente y comprensible
en vista de las circunstancias. Más o menos lo que me contó fue lo siguiente:
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En noviembre de 2014, el concesionario donde trabaja el
accidentado contrató a un alumno en prácticas sin experiencia. En el transcurso
de dichas prácticas, el alumno se encontraba en el interior del vehículo y el
accidentado estaba manipulando la correa del motor, lógicamente con el capó
abierto. El aprendiz le dio al arranque sin previo aviso (es de suponer que por
su falta de experiencia), con la mala fortuna de que quien estaba manipulando
la correa, quedó con la mano atrapada en el engranaje, perdiendo dos de los
dedos, además de sufrir lesiones serias en un tercero.
Después de varios meses de baja y a pesar de los dolores y la
falta de los dedos, le dieron el alta completa sin ningún tipo de minusvalía
(pese a la gravedad del accidente y tener 48 años cotizados a la Seguridad
Social). En el despacho de abogados, sacando pecho, le dijeron que en unos
meses recibiría un escrito con la indemnización que «gracias a ellos» iba a
recibir.
El pasado 9 de noviembre llegó la tan esperada carta, y con ella
la indignación: La indemnización ascendía a 1220 euros, de los cuales tiene que
abonar al abogado 150 euros. O sea que, al final, por cada dedo perdido recibe
apenas quinientos euros y no le valoran en absoluto las limitaciones físicas
que ahora tiene, ni la incompleta recuperación, ni los casi cincuenta años de
cotización.
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Indemnización ridícula por pérdida de dos dedos en accidente
de trabajo
El afectado y sus familiares creen que se han burlado de
ellos... y no es para menos.
Según palabras textuales del hijo del accidentado: «¿En
qué país del primer mundo, un trabajador con experiencia y que haya sufrido un
accidente laboral, lo único que recibe es el desprecio de las administraciones
(la mutua, sus médicos y la SS en este caso)?
Ramón Cerdá
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