La segunda
diferencia es que Haarde ya ha sido absuelto, y la suerte procesal de Zapatero
aún está por ver. Como revela LA GACETA, un juzgado de Madrid ha decidido abrir
diligencias contra Zapatero y su entonces ministra de Economía, Elena Salgado,
al considerar que puede haber indicios racionales de delito de falsedad en
documento público y otro de daños a la economía
nacional
Y los dos,
Zapatero y Salgado, como “cooperadores e inductores necesarios”. El juez ha
pedido al sindicato Manos Limpias que convierta su denuncia en querella y ha
dado traslado del caso a la Fiscalía para que investigue los hechos.
Resulta que
Zapatero, el optimista antropológico que dijo que estábamos en la Champions
League, y Salgado, la ministra de los brotes verdes, incurrieron en un
monumental engaño al falsear y ocultar tanto al pueblo español como a Bruselas
las cuentas públicas del ejercicio 2011, con un agujero extra de 26.000
millones
Dijeron que
todo estaba en regla, pero era rigurosamente falso. Posteriormente Manos Limpias
los denunció por tal motivo, y
Eurostat respaldó esa acusación, alegando que se trataba de un fraude masivo y
subrayando “no es serio que un Gobierno haga trampas”.Se le abre
así un posible frente judicial al líder socialista que pretendía irse de rositas
después de dejar España hecha un verdadero erial El Código
Penal contempla penas de prisión, multa e inhabilitación especial al funcionario
público que simule un documento de manera que induzca a error sobre su
autenticidad o los que falten a la verdad en la narración de los hechos (art.
390). Tanto Zapatero como Salgado se sentarían
automáticamente en el banquillo si finalmente fueran procesados, ya que ninguno
de los dos son ya aforados. El anterior
presidente del Gobierno llevó al paro a cinco millones de españoles; trajo la
desgracia a millón y medio de familias; condujo al
país al riesgo de la intervención; empujó a la emigración o al hastío a una
juventud sin futuro –la mitad está mano sobre mano, lo cual es una tragedia
social–y se rió de
857 víctimas de ETA y de sus familias. ¿Y qué hizo, tras el veredicto de las
urnas? Dos cosas que le retratan: excusarse, como un adolescente pillado en una
falta, empeñándose en endosar la culpa del desastre, de su desastre, a los
mercados, a la crisis, al viento (“tenemos el viento en
contra”). El caso era
no asumir la responsabilidad que tiene contraída con los
españoles. E irse al
Consejo de Estado, y percibir dos sueldos del erario público –uno como miembro
de esa institución y otro como ex presidente–, lo que da
como resultado la bonita suma de 150.000 euros. Sin contar
con su caché de conferenciante internacional, con el que debutó en marzo,
cobrando
600.000 euros por dar una charla en la Venezuela de Chávez... ¡y de economía!
¿Cabe mayor sarcasmo?En lugar de
sentarse en el banquillo, el causante de la mayor ruina económica de nuestra
Historia, se sienta en un despacho del Consejo de Estado. Sería de elemental
justicia que los tribunales le pusieran en su sitio. En cuestión de semanas
tendremos ocasión de
saberlo.