El Rábano Por las Hojas
La auxiliar de
enfermería afectada por el ébola Teresa Romero y la médico de familia
que la atendió en un centro de salud de Alcorcón han llegado este miércoles a
un acuerdo de conciliación después de que la primera haya reconocido que no
informó a la doctora de que había estado en contacto con pacientes con ébola.
Romero no ha tenido más remedio que retractarse de forma pública.
A la salida del acto,
Romero ha leído el escrito en el que se ha fijado el acuerdo entre las partes
-que anteriormente había leído la abogada de la médico-, en el admite no superó
el umbral de fiebre que obligaba a activar el protocolo contra el ébola y que no
había informado a su médico de cabecera de que había tenido contacto con
los pacientes.
Todos vimos cuando Teresa
Romero estaba entre la vida y la muerte en los días de pánico nacional
sobre el ébola, cuando por parte de su marido y de su abogado especialmente, no
hacían más que repetir las acusaciones sobre el mal funcionamiento de la
sanidad española, con amenazas a aquellos que habían intervenido en su proceso
cuando en realidad de lo que se trató es de una negligencia que llevó a estar
entre la vida y la muerte tanto a ella como la médico que la atendió y no fue
advertida.
Ahora a Teresa Romero le
tocará volverse atrás de lo que ha estado diciendo hasta ahora e indemnizar a
aquellos que haya perjudicado con su irresponsabilidad. Y seguir los mismos
pasos con sus vecinos, con las empleadas y clientas de la peluquería donde
acudió cuando ya estaba infectada y por lo que se vieron obligados a cerrarla.
No digamos al consejero de sanidad que se vio obligado a dimitir por
aventurar que en este caso no se estaba diciendo la verdad.
Porque después frente al
hospital pudimos ver grandes manifestaciones de tipo político de la izquierda a
las que ya estamos acostumbrados contra la sanidad, creando alarma a los
ciudadanos en contra de cualquier disposición o recorte que quisiera hacer la
Comunidad de Madrid, como ahora están haciendo por la hepatitis C.
Yo personalmente seguí muy de cerca todas las noticias sobre la infección con
el virus del ébola, y según fueron pasando los días, el tema se fue haciendo
más indigerible. Teresa Romero ha sido víctima del ébola y en el
fondo ha sido víctima de su abogado y de su marido, que vieron la posibilidad
de sacar tajada de la desgracia propia, dejándose llevar por una marea verde
que lleva tiempo intentando socavar la sanidad madrileña.
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