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Manipulación en la educación.
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A estas alturas creo que no sorprende a nadie, al menos no a los
lectores habituales de este blog, mi afirmación de que existe una gran
manipulación a nuestro alrededor en todos los ámbitos. Normalmente se trata de
pequeñas cosas, nimios detalles que, poco a poco, van incidiendo y haciendo
mella en la sociedad, en especial cuando hay un cambio generacional. Y
precisamente por ese cambio generacional, es tan importante para nuestros
políticos la manipulación en la educación. Pero insisto, la manipulación está
en todas partes, incluso en los accidentes aéreos... ¿o no?
Manipulación en la educación, o de cómo preparar al pueblo
Durante años, a cada legislatura han estado cambiando los planes
educativos, lo cual demuestra varias cosas, entre ellas el poco respeto que hay
en este país hacia la educación y, quizás, una manera de conseguir que el nivel
educativo sea lo más bajo posible. ¿A quién le interesa gente preparada que
pueda plantar cara a las mentiras que nos cuentan? Desde luego no a quienes
cuentan esas mentiras.
Pero bueno, cambios educativos o no, lo cierto es que a veces
llaman la atención pequeños detalles que, pudiendo pasar desapercibidos, en
ocasiones sobresalen de manera inesperada. Hace unas semanas un lector de este
blog me envió un enlace «educativo» en el que Jordi Évole de Salvados,
entrevistaba a unos alumnos. Alumnos ya de una cierta edad y de un supuesto raciocinio;
subrayo lo de «supuesto». Lo que llamaba la atención, sobre todo, era su
opinión sobre lo que eran gastos superfluos y gastos ineludibles. La mayoría
apuntaba que antes que comprar comida (o sanidad), preferirían pagar a las
compañías suministradoras y la hipoteca del banco. Al fin y al cabo, siempre
podrían acudir a Cáritas o a algún familiar para que les diese de comer.
Todo ello en un entorno de lecciones de economía doméstica.
¿Es ese el futuro que nos espera? ¿Es así como nuestros jóvenes
ven ese futuro? ¿Que vean como algo totalmente normal el banco de alimentos y
que, en cambio, den prioridad a cuestiones más secundarias?
¿Forma parte de la manipulación que apunto ese tipo de
«educación financiera»?
Ramón Cerdá
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