En descargo de Aznar, Wikileaks desnuda al inmoral ZP
Federico Quevedo
Si Federico Trillo o Luisa Fernanda Rudi, ambos ex presidentes del Congreso con el PP, hubiesen desalojado con violencia al actor Willy Toledo y a sus amigos pro-saharuis de la tribuna del Congreso y hubiesen ordenado llevárselos detenidos por un delito de alteración del orden público, ya no digo al día siguiente, sino que ese mismo día, unas horas después, habríamos tenido que aguantar a los impertinentes actores de la ceja y el ‘No a la Guerra’ y a cientos de progres-anti-sistema congregados vía sms en las puertas de Génova 13 acusando al PP de violentar la democracia, atacar la libertad de expresión y practicar el genocidio, en este caso del pueblo saharaui. Fue, exactamente, lo que hicieron todos estos demagogos, todos estos progres de visa oro y lujo desenfrenado, todos estos embaucadores y embusteros, cuyo trabajo merece todo mi respeto pero cuya doble moral me resulta repugnante, fue lo que hicieron, digo, con la Guerra de Iraq, con los vuelos de la CIA, con la muerte del cámara José Couso y con las torturas de Guantánamo, echando la culpa de cada una de esa cosas al Partido Popular y a José María Aznar, al que señalaron como un genocida y como un asesino. Y lo hicieron amparados, impulsados, financiados y argumentados por un Partido Socialista y por un líder de ese partido cuya ética y moral están a la altura del más sucio de los estercoleros, como ha evidenciado, para desgracia de Rodríguez y su impertinente sonrisa, el alud de secretos diplomáticos desvelados por Wikileaks.
Si Willy Toledo y sus amigos tuvieran un mínimo de dignidad, una pizca de espíritu de autocrítica, ahora deberían estar pidiendo perdón al PP y a José María Aznar por todo lo que han dicho de él injustamente. Si la familia de José Couso y los amigos de la familia de José Couso tuvieran también ese mínimo de decencia, deberían igualmente disculparse por las acusaciones que vertieron sobre el Gobierno del PP y su presidente. Si todos esos miles de progres que salieron a la calle tras la pancarta del ‘No a la Guerra’ perfectamente manipulados por el PSOE tuvieran un mínimo de conciencia ética, ahora al menos equilibrarían la balanza haciendo lo mismo contra un Gobierno socialista que se ha comportado del modo más rastrero e inmoral posible, haciendo gala de una demagogia casi vomitiva en su defensa de la paz y los derechos humanos al tiempo que vulneraba los más elementales principios éticos permitiendo más vuelos de la CIA sobre nuestras cabezas de los que permitió Aznar, aceptando presos de Guantánamo y presionando a la Justicia para que corriera un tupido velo sobre el ‘caso Couso’, y todo ello para lamerle las posaderas al Gobierno de Estados Unidos. Este es Rodríguez, un sujeto inmoral, un filibustero de la política, al que por fin ha dejado al descubierto nada menos que una cascada de revelaciones hechas por una página web norteamericana llamada Wikileaks.
Todos esos miles de progres que salieron a la calle tras la pancarta del ‘No a la Guerra’ perfectamente manipulados por el PSOE tuvieran un mínimo de conciencia ética, ahora al menos equilibrarían la balanza haciendo lo mismo contra este Gobierno
El Gobierno ha querido desmentir parte de estas informaciones, pero los datos aportados por los cables de la Embajada norteamericana no dejan lugar a dudas, dada la cantidad y, sobre todo, la exactitud de la información que proporcionan, con datos que son verdaderamente incuestionables. Así, hemos sabido que el Gobierno de Rodríguez siguió autorizando el vuelo de aviones de la CIA con prisioneros de Iraq y Afganistán con destino a Estados Unidos, y que si en tiempos de Aznar se contabilizaron dos vuelos de este tipo, bajo el mandato de Rodríguez al menos hasta siete veces los aviones sobrevolaron el espacio aéreo español e, incluso, hicieron escala en alguno de nuestros aeropuertos. Hemos sabido también que, después de haber hecho del ‘caso Couso’ una bandera contra el PP, un motivo de manifestación pancartera, el Gobierno y los fiscales colaboraron con Estados Unidos para que no prosperasen las órdenes de detención internacional contra tres militares norteamericanos implicados en el asesinato del camarógrafo de televisión español. ¿Y qué me dicen de Guantánamo? Mientras al frente del Gobierno en Washington estaba George Bush, todo eran críticas por mantener esa cárcel abierta y, sobre todo, por pretender que los demás países asumieran la carga acogiendo presos de la misma, pero cuando llegó Obama la cosa cambió y por ahí están en nuestra calles varios tipos bastante peligrosos de los que sabemos bien poco, por no decir nada. Estados unidos ‘compró’ nuestro silencio a razón de 85.000 dólares por cada preso. Un silencio muy barato, todo sea dicho.
Durante todo este tiempo hemos tenido que aguantar como el Gobierno, el PSOE y el inmoral de Rodríguez han utilizado de modo torticero y nauseabundo la Guerra de Iraq y todas sus consecuencias contra el PP, como cada vez que algo les iba mal echaban mano de los artistas de siempre para recordarle al PP lo malos que son por haber permitido que todo eso –la Guerra, la muerte de Couso, Guantánamo, los vuelos de la CIA- pasara con su aquiescencia, como escupían acusaciones en el Congreso en cada sesión de control en la que la inefable De la Vega perdía eso, el control, acosada por la contundencia verbal de Sáenz de Santamaría. Hemos aguantado sus pancartas, hemos aguantado como han ido repartiendo certificados de demócratas y solidarios sobre la base de quienes estaban a favor de lo que ocurrió en Iraq y quienes estaban en contra. Y todo para luego encontrarnos con que ellos mismos actuaban con la misma ausencia de moral de la que acusaban al PP; que eran igual de sumisos, o peor, con el Gobierno de Washington; que lo que le hubiera ocurrido a Couso, que lo de Guantánamo, que lo de los vuelos de la CIA les importaba todo un bledo y que son capaces de vender a su propia madre y sacrificarla, eso sí, en el altar de la progresía… Y todo ello, ¿para qué? Porque, al menos, Aznar consiguió que España fuera un país respetado y respetable, que contara en el concierto mundial y que su peso específico subiera muchos enteros… Pero con Rodríguez, encima, somos el hazmerreír de todo el mundo, y hasta los países más cutres y las dictaduras más casposas nos toman por el pito del sereno. ¿Esto es lo que ha conseguido Rodríguez a cambio de arrastrar por el fango sus escasos principios? Pues bien caro le ha salido, la verdad…
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