La revolución Recarte como solución
En un abarrotado Ateneo de Madrid, el presidente de Libertad Digital, el liberal Alberto Recarte, invitado por la Sección de Ciencias jurídicas y Políticas que preside Pedro Lopez Arriba y presentado por el amigo republicano Manuel Muela del CIERE, pronunció una conferencia en la que explicó su propuesta de bases para la reforma constitucional, con las que estuve y estoy totalmente de acuerdo. Al finalizar le pregunté ¿Quién la va a llevar a cabo?, ya que en su diagnostico la partitocracia era la causa de todos los problemas y tenían que ser los partidos los que lo hicieran y no parecía estar convencido ni el ni nadie que eso fuera a ser posible,! bueno esbozó ¡¿Quizás un nuevo partido? Y mi respuesta fue que como eso era una utopía, desde el punto de vista filosófico, solo cabían la rebelión, insumisión o revolución de la sociedad civil.
Naturalmente no me refiero a nada que lleve consigo violencia, ni acudir a las armas, al ejército, o cualquier otro medio de ese cariz.
Pero algo habrá que hacer ya que la crisis ha llevado a España a una situación de emergencia y cuando yo esperaba que nos diera cifras y más cifras (que las dio), se centró en las carencias de la Constitución, ya sea de origen, como es el caso de la política monetaria, al no existir reglas específicas en el texto constitucional; o bien por la irresponsabilidad de las instituciones, principalmente los partidos políticos por su “populismo”, encargadas del desarrollo de la norma constitucional. Fue una conferencia para explicarnos como ni servía la Constitución de 1978, ni además se le hacía ningún caso o se mixtificaba cuando convenía,con lo que no puedo estar más de acuerdo ya que vote en contra por no parecerme liberal en su día y porque siendo el creador del Centro Democrático (presidente del Comité Organizador en el 76-77) UCD luego, fue el trágala que nos hizo Suarez a los españoles, en nombre del Rey para facilitar la Transición, sembrando las semillas de estos lodos de hoy.
Recarte señaló los principales problemas económicos, pero en realidad políticos a los que se enfrenta España:
- El funcionamiento del euro y la política monetaria y crediticia del Banco Central Europeo.
- La solvencia y la liquidez del Sistema Financiero español; en particular de las Cajas de Ahorro.
- El déficit y el endeudamiento de las Comunidades Autónomas. Además, en menor grado, al menos cuantitativamente, la situación de insolvencia de muchos de los 8.108 ayuntamientos españoles. Igualmente preocupante es el déficit y la deuda de la Administración Central y de sus organismos autónomos, como la Seguridad Social y el Servicio Público de Empleo Estatal.
- El funcionamiento del mercado de trabajo, que es una de las causas de que en España el empleo sea escaso y de que no existan empresas de tamaño medio y grande, lo que dificulta el aumento de la productividad y competitividad de la economía. El papel destructivo de los sindicatos en relación con todas esas carencias es mayor del que se imagina, pues su actuación es nefasta par la economia
- Un problema de mayor envergadura en las entidades locales, pero que también aparece en las autonomías y en la Administración central. financiación les permite no tener que responder ante nadie de lo acertado o erróneo de sus actuaciones. Y no está de más recordar que los sindicatos son las únicas sociedades que nunca han publicado sus cuentas, a pesar de nutrirse, básicamente, de subvenciones públicas.
- La corrupción en las Administraciones
- La irresponsabilidad fiscal. Se manifiesta sobre todo en las autonomías pero también en los entes locales. En el caso de las autonomías, la irresponsabilidad está alentada por la forma en que se financian, pues entre un 80% y un 90% de sus ingresos son impuestos estatales cedidos, total o parcialmente. El origen de la irresponsabilidad es la política de los partidos nacionales mayoritarios de transferir cada vez mayores competencias exclusivas del estado a las autonomías, acompañadas de una mayor transferencia de recursos financieros, así como de dotarlas de capacidad normativa, junto a la renuncia a controlar el ejercicio de esas competencias.
El análisis final, no pudo ser más político que económico de este autor de los Informes Recarte I y II y que suscribo a la A la Z:
- “La monarquía parlamentaria se ha transformado en un régimen en el que el ejecutivo y el legislativo son un solo poder y en el que el poder judicial no es independiente. La Jefatura del Estado es sólo un símbolo. El Tribunal Constitucional decide que quiere decir la Constitución en función de las vinculaciones de los vocales de dicho Tribunal.
- Los partidos políticos, nacionales y nacionalistas, junto con los sindicatos, han heredado el poder de la clase dirigente del franquismo. Un poder que se revalida en las elecciones democráticas, pero que tiene resortes legales y presupuestarios para hacerse inamovible. Lo más característico de este poder heredado es que ningún representante popular –ni siquiera los senadores- es elegido directamente por la población. El poder no se ejerce como en el franquismo, sin respeto a la democracia ni a las libertades, sino a través de un intervencionismo legal que dificulta la actuación independiente, política, social o empresarial, de los que tienen opiniones diferentes a los partidos que ocupan el poder en cada momento.
- Las autonomías han recibido la transferencia de muchas de las competencias exclusivas del estado, junto con los recursos financieros suficientes para ejercerlas, tal y como preveía la Constitución. La que no se ha cumplido es la obligación, también constitucional, de controlar la forma en que se ejercen esas competencias.
Para abordar la reforma constitucional, Recarte señaló que sólo hay una vía: “modificar el Título X de la Constitución, el que regula las reformas constitucionales“, blindando cualquier cambio a la mayoría de Congreso y Senado, o, en otras palabras, la voluntad de los partidos políticos.
Los objetivos que marca Recarte para la reforma son:
- sería necesario modificar el artículo 166 de la propia Constitución, así como los siguientes, el 167 y el 168. Esta reforma constitucional permitiría que nuestra norma constitucional se adaptara a las necesidades políticas y económicas de España en cada momento. La dificultad para hacerlo es que sólo los partidos políticos tienen, según la propia Constitución, capacidad para proponerlo y que sólo si se aprueba por la mayoría cualificada de 2/3 partes del Congreso y la mayoría absoluta del Senado se podría someter a referéndum un cambio de esa naturaleza. Sería igualmente necesario pero es, sin duda, aún más complicado, que se reconociera la independencia del poder judicial y que el Tribunal Supremo sustituyera al Tribunal Constitucional, –que tendría que desaparecer–, como único intérprete de la Constitución.
- Aunque no es conveniente llevar muchos otros temas económicos al texto constitucional hay algunos que deberían aparecer: la prohibición de financiación presupuestaria de los partidos políticos y la de los sindicatos y organizaciones empresariales así como las competencias exclusivas del estado, revisadas y que no son transferibles en ningún caso, así como recuperar algunas necesarias para poder desarrollar una política económica nacional.
- Finalmente, será en su momento imprescindible, modificar el texto constitucional y someterlo a referéndum, para que la Unión Monetaria pueda, legalmente, condicionar la política presupuestaria, la supervisión bancaria y la participación y utilización del actual Fondo de Rescate, máxime si se transforma en un Fondo permanente. Si este referéndum se celebrara, habría que aprovechar para reformar, al menos, los artículos de la Constitución que tienen contenido económico y que han sido modificadas por los Tratados con la Unión Europea y la Unión Monetaria Europea.”
¡Bueno, si este texto que literalmente he tomado de la publicación de su intervención en el Ateneo no es revolucionario, que venga Dios y lo vea! .
Como no ocurra un milagro, o las cosas vayan tan a peor que se hagan insoportables, por ejemplo la suspensión de pagos del Reino de España, cosa posible en estos próximos doce meses y que supondría la destrucción de otros dos millones de empleos, mientras se quedaban sin cobertura alguna, los seis actuales, es posible que las masas ,saliendo del letargo al que nos ha sometido las subvenciones del Estado Benefactor, salieran a la calle a por el cambio de régimen como en Túnez o en Egipto o en España sin ir más lejos en el 31. Si alguien considera que el hambre y la pobreza van perfectamente asociadas a las políticas bananeras de las republicas iberoamericanas y que hemos importado conjuntamente con la CORRUPCION CON MAYUSCULAS de los Partidos políticos de allí y de Italia que nos queda más cerca, comprenderá que tengo toda la razón y que abrazo la doctrina Recarte, en principio en plan reformista y regenerador, pero soy tan pesimista como él a que este CAOS que ha acabado de embarullar Zapatero y el PSOE tengan solución por las buenas y sin una nueva tragedia nacional.
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