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domingo, 13 de febrero de 2011

“Rubalcaba intentó cambiar mi declaración para influir en las elecciones de 1996”


“Rubalcaba intentó cambiar mi declaración para influir en las elecciones de 1996”


José Amedo, ex subcomisario de Policía condenado por la guerra sucia contra ETA. “Voy a demostrar ante el juez que Felipe González es la X de los GAL". González tenía razón, pudimos volar la cúpula de ETA y sólo matamos a Gutiérrez Salazar”.

DiegDiego Carrasco y Alberto Lardiés. Madrid

El ex policía José Amedo está decidido a esclarecer toda la verdad sobre los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Ahora, ya no teme las amenazas, coacciones y manipulaciones a las que fue sometido por miembros del Gobierno de Felipe González. Esta semana ha presentado un escrito en la Audiencia Nacional en el que avisa que demostrará que la X de los GAL es Felipe González. No hay en su mirada desafiante y su voz aguda ni un ápice de arrepentimiento. Pero se atisba, en cambio, que tiene ganas de justicia y venganza.

-¿Qué fin persigue con la presentación de un escrito esta semana en la Audiencia Nacional en el que dice que quiere contar toda la verdad sobre los GAL?
-Cuando me enteré, hace dos años, de que había una causa abierta en la Audiencia Nacional, la matriz de los GAL en la que yo fui condenado a 108 años de prisión por no defenderme, aprecio que el fiscal no acuse ni la acción popular se mueva igual que cuando a mí me procesaron. Entonces, a principios del año pasado, solicité a la Fiscalía General del Estado que se reactivara el sumario 1/88, en el que está acusado Miguel Planchuelo, jefe superior de Policía de Bilbao.

-¿Y por qué no pudo defenderse?
-Por presiones del Gobierno de Felipe González. A Planchuelo se le encausa porque Garzón, en el año 95, quiere que aquel confirme mis declaraciones forzadas ante el juez. Así de sencillo. Esto es aberrante en un Estado de derecho. Son torturas psicológicas. Garzón sabía que el más débil de todos los encausados era Planchuelo. Por eso el juez fue a por él. Pero el responsable de este sumario no es Planchuelo, pero eso lo diré tranquilamente en sede judicial.

-¿Qué documentos ha aportado en la Audiencia Nacional?
-Uno, que salió de prisión en 1994 con acuse de recibo, es el que remití al ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch. En este documento, un preso (yo) le descubre al ministro de Justicia una serie de hechos de gran trascendencia... Si no fuesen verdad, ese preso estaría más encerrado de lo que estaba. También hay una carta al Rey Juan Carlos I en la que le digo que no estoy dispuesto a seguir con esta farsa judicial. También me dirigí a Antonio Asunción. Ese documento es irrefutable.

-¿Por qué?
-Porque sale de prisión y hasta ese momento el GAL era yo, que era lo que querían. Por eso me impedían que yo declarase. Ahí están implicadas todas las instituciones del Estado; la Fiscalía General, el presidente del Tribunal Supremo, todos los políticos que dirigieron el Ministerio del Interior y que lideraban el Gobierno de entonces. Y ahí se ve claramente cómo están implicados todos en el encubrimiento de los GAL. Quiero que el sumario se reabra para poner a cada uno de los políticos en su sitio.

-Esa correspondencia que enviaba desde la prisión estaría revisada...
-Claro que sí. Pero ellos sabían que no era un farol o una ocurrencia sin trascendencia alguna porque al día siguiente de recibirla aparecían distintos abogados dirigidos por Interior para decirme que no enviara más documentación al ministro, que se ponía muy nervioso.

-¿Por quién o quiénes se sentía presionado, coaccionado o manipulado?
-Antes de entrar en prisión, en el año 88, mantuve reuniones con representantes de Julián San Cristóbal, de Barrionuevo, de González, etcétera. En esos encuentros se me pedía que asumiese las consecuencias de la guerra sucia para evitar que se deteriorase la imagen y la seguridad del Estado. Luego me aseguraban que estaría sólo unos años de prisión, luego el indulto, etc. Si no accedía podría tener consecuencias negativas para la lucha contra el terrorismo.

-¿Y qué ocurrió?
-A partir de ese momento, Interior tuteló todo lo que se movía en mi entorno. Nombraron sus abogados y entré en un círculo en el que ya no puedes salir, promesas, sugerencias a la familia, presiones...

-¿Es Felipe González la X de los GAL?
-No tengo la menor duda, máxime cuando él hizo unas declaraciones referidas a la liquidación de la cúpula de ETA en un momento determinado o a otras posteriores en las que dijo: “Después de varios años, los españoles me han perdonado las barbaridades que he cometido en el pasado”. Con estas manifestaciones queda totalmente despejada la X de los GAL, al margen de las cosas que yo conozco. González se ha puesto en la cúspide del organigrama de los GAL. Es la X de los GAL. Esas decisiones no las toma un ministro del Interior.

-¿Qué opinión le merecen esas palabras de González referidas a la posibilidad de volar la cúpula de ETA? ¿Cómo las justificaría?
-Las manifestaciones del ex presidente del Gobierno no son desproporcionadas porque esa posibilidad existió. Es más, cuando las hizo es cuando realmente despejó la X de los GAL. Yo ratifico lo que dijo González.

-Entonces, ¿cómo se fraguó acabar con la dirección de ETA?
-Antes del asesinato de Enrique Casas, en 1984, que conmocionó a todo el aparato socialista y a la sociedad, en general, y a raíz de una intervención telefónica a la familia del destacado miembro liberado de ETA Urtiaga Martínez, y al hilo de una llamada que recibió su familia desde el sur de Francia, se concreta una visita familiar. Ese día se le sigue a la familia. Y a partir de la frontera se le rastrea.

-¿A dónde llevó este seguimiento?
-Se descubrió que iban a una localidad francesa denominada Idaux Mendy, muy pequeña y próxima a la frontera navarra. Ahí ETA tenía un caserío estratégicamente muy bien situado.

-¿Qué es lo que había en ese caserío?
-Destacados miembros de la banda terrorista y de los comandos liberados, entre los que se encontraba Urtiaga Martínez y Soares Gamboa, aparte de la dirección de ETA (Txomin Iturbe, Eugenio Etxebeste, Txiquierdi, etc.).

-¿Qué hacían en ese local?
-Prácticas, actividades, intercambiaban información entre ellos. Estuvieron allí alojados un tiempo. Una vez comprobada esta situación es cuando Julián Sancristóbal Iguarán, jefe de la Seguridad del Estado, le plantea a Felipe González la posibilidad de acabar con la cúpula de ETA y otros miembros. Sopesan las posibilidades. Y, por la ubicación del caserío, las posibilidades eran complejas. Estuvieron incluso controlados desde una avioneta, desde la que en un momento determinado se quiso operar.

-¿Cuántas personas habitaban la casa?
-Entre 15 y 20.

-Por esa fecha, ETA asesinó al socialista Enrique Casas...
-Sí. La indignación en el PSOE fue tremenda. Al funeral acudió toda la cúpula socialista. Dos días más tarde del asesinato de Casas, el GAL ejecutó aEugenio Gutiérrez Salazar, alias Tigre, con un rifle de mira telescópica que se disparó a más de 200 metros de distancia. Fue a primera hora de la mañana, cuando Gutiérrez salía del caserío, de ese caserío al que me he referido, donde estaba la cúpula de ETA. ¿Quién le mató? Está claro, ¿no?

-¿Está diciendo que Felipe González ordenó ese asesinato?
-Hay una sucesión de hechos. Vigilan a la cúpula de ETA en un lugar cuya ubicación no era la adecuada para llevar a cabo lo que pretendían; se llegó a pensar en hacerlo con una avioneta. Matan a Enrique Casas y en ese mismo lugar alguien comete un atentado de una profesionalidad tremenda, con un disparo en el corazón a doscientos metros. A ETA le causó un impacto enorme, porque estaban en un caserío situado estratégicamente y les cae una bala del cielo.

-¿Cómo se puede demostrar esto?
-Hay conversaciones, y si yo cuento esto es porque las conocía.

-¿Usted hace esto por vengarse de Felipe González?
-Tendría motivos para ello.

-Pero, ¿se siente traicionado?
-Todos los que hemos participado y cumplido órdenes del Gobierno en esta materia hemos sido traicionados. Por González y por el resto de ese Gobierno.

-¿Por qué?
-Porque actuaron con una prepotencia absoluta hasta el extremo de que siempre pretendieron que las consecuencias de sus decisiones recayesen sobre los funcionarios de la Seguridad del Estado que habían cumplido sus órdenes. Es más, cada decisión con respecto a nosotros era abyecta y de una cobardía absoluta. Se piensan que son de una casta aparte y yo ni lo admito ni lo consiento.

-Rubalcaba formaba parte de un Gobierno que se dedicaba a encubrir los GAL. ¿Cuál fue su participación?
-Cuando era ministro de la Presidencia se dedicó a negar permanentemente que el Gobierno tuviese alguna participación en los GAL. Pero él era consciente de todo lo contrario.

-¿Rubalcaba influyó en Garzón para modificar sus declaraciones?
-En 1995, tras mis declaraciones forzadas ante Garzón bajo amenazas, trataron de cambiar mi testimonio. Lo querían hacer antes de las elecciones de 1996 con el fin de influir en su resultado. Todo fue a través de intermediarios. Joaquín Abascal y el abogado bilbaíno del PSOE, Raúl Martín, dirigidos por Txiki Benegas y Rubalcaba, trataron de cambiar todas mis declaraciones forzadas.

-¿Qué le dijo Garzón?
-En octubre de 1994 estaba yo de permiso penitenciario y me llamó el juez a su despacho. Y me dijo: O te pones al lado de esta mesa o vas a la cárcel tú y tu mujer. Además, si no colaboraba con él para hundir al PSOE, iba a la cárcel y me reabría permanentemente sumarios y me decretaba prisiones preventivas.

-¿Cree que el actual Gobierno está presionando de alguna forma para que este juicio no salga adelante?
-Todo indica que hay una mano negra detrás de la paralización de este sumario 1/88, en el que está acusado Planchuelo. Yo iré a declarar como testigo. Llama la atención que desde mayo de 2008 no se haya fijado la fecha del juicio oral.

-El 29 de julio del año 2010, usted presentó un escrito ante el presidente de la Audiencia Nacional. ¿Qué efecto provocó?
-La respuesta de Ángel Juanes fue que se daba por enterado. Una contestación protocolaria. La gota que colmó el vaso.

 
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