ASÍ LAVAN LOS NARCOS EL DINERO DE LA DROGA
Cómo construirse una mansión con dinero 'sucio'
Laureano Oubiña, en una imagen de archivo
El ladrillo ha sido siempre un refugio para blanquear dinero negro, no declarado a Hacienda, o lavar dinero sucio, procedente de actividades delictivas, fundamentalmente del tráfico de drogas. Aflorar ese dinero bajo la apariencia de una inversión legal requiere de todo un entramado financiero para que no se detecte su origen,
Laureano Oubiña, uno de los capos del narcotráfico gallego, es un claro ejemplo de esta práctica, en su caso para construir una mansión en Vilagarcía de Arousa y adquirir una finca en Sanxenxo (Pontevedra), según explica ahora en detalle un auto del juez Eloy Velasco, titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. Oubiña y su mujer, Esther Lago (ya fallecida) compraron entre 1995 y 1998 los terrenos colindantes a la casa familiar en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) a través de tres testaferros que se encargaron de comprarlos a sus propietarios. Dos de estos testaferros eran el hijo y una prima de la propia Esther, David Pérez Lago y María del Carmen Daponte, y el tercero Emilia Cano, una mujer a la que la Esther había conocido en prisión.
Los testaferros vendieron después los terrenos a dos sociedades instrumentales creadas al efecto para ocultar su verdadera propiedad y protegerlos de eventuales embargos por parte de la justicia, ya que Laureano, Esther y David estaban en ese momento inmersos en varios procedimientos como imputados o procesados. De la creación de las empresas se encargó el despacho de abogados Armero, con domicilio en la calle Velázquez número 21, que las inscribió en el Registro Mercantil con la denominación Albion Investments Spain S.L. y Anatolia Enterprises Spain S.L. con el mismo domicilio social que el bufete.
Empresas instrumentales
Albion Investments se constituyó en noviembre de 1998 con un capital de veintiséis millones de las antiguas pesetas repartidas en 260 participaciones sociales de cien mil cada una. Pues bien, 259 de esas participaciones fueron suscritas por Albion Investment LLC., su supuesta empresa matriz en el Estado norteamericano de Delaware, pero el pago se realizó con dinero de una cuenta abierta en el Banco Credit Suisse First Boston a nombre de Investoverseas Inc., otra compañía domiciliada igualmente en Delaware, de la que tenía poderes Jesús Madalena González, hijo de uno de los abogados del bufete Armero, Jesús Madalena López. La compañía llevó a cabo una ampliación de capital al poco de su constitución por 40.500.000 pesetas de entonces (emisión de 450 nuevas participaciones de 100.000 pesetas), que en este caso fue suscrita íntegramente por la empresa matriz, Albion Investment LLC., representada por Philippe Edgar Meyer como administrador único. Con esta ampliación el capital social de la compañía ascendió hasta los 66.500.000 millones de pesetas.
El modus operandi de Anatolia Enterprises Spain S.L. es idéntico. La compañía se constituyó en marzo de 1999 con 500.000 pesetas, a razón de 50 participaciones sociales de 10.000 pesetas cada una. Otro abogado del bufete Armero, Javier Ignacio Verdes, suscribió 49 acciones, y un tercer letrado, Octavio Casanova, la participación restante. En este caso el capital fue desembolsado por los dos socios fundadores. La compañía realizó también una ampliación de capital al poco de su constitución por importe de 42.950.000 de pesetas que, como en el caso anterior, fue suscrito en su totalidad por su supuesta empresa matriz, Anatolia Enterprises CO. Inc., igualmente domiciliada en Delaware. El capital social quedó establecido en 43.450.000.
Paraísos fiscales
En ambos casos se intentó aparentar que el dinero procedía lógicamente de las sociedades matrices de Delaware, pero tenía su origen en una cuenta del Banco Exterior S.A. de Suiza abierta a nombre de otra sociedad, Bancroft Inv. Ltd., domiciliada en el paraíso fiscal de la Isla de Man. Ésta cuenta había sido abierta en el país helvético por Jesús Madalena López, del bufete Armero, y en ella tenían poderes su hijo Jesús Madalena y el también letrado Octavio Casanova.
Los fondos introducidos en nuestro país bajo la apariencia legal de suscribir las ampliaciones de ambas sociedades, fueron lavados mediante compras inmobiliarias. Anatolia Enterprises Spain destinó su capital a adquirir una finca denominada Nanín, de 2.300 metros cuadrados de superficie, situada en el municipio costero de Saxenso, y Albion Inverstments Spain S.L. invirtió su capital en la construcción de la mansión en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra).
Pero no acaba aquí el enredo. Tirando del hilo, los fondos de Bancroft en Suiza procedían de una transferencia realizada desde dos cuentas abiertas en el Banco Popular de Melilla a nombre del ciudadano marroquí Abdeslam Zariouh, obrero de profesión, en concepto de payment merchandise, es decir, el pago de unas mercancías inexistentes. En definitiva, el dinero transferido desde Melilla a cuentas suizas volvió a España para cubrir ampliaciones de capital de dos compañía instrumentales creadas por testaferros que actuaban siguiendo instrucciones de Laureano Oubiña y su mujer, que compraron terrenos y construyeron una mansión para su disfrute sin aparecer como titulares de dichos bienes.
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