Últimas Noticias

EIA FORMACIÓN CURSOS ESPECIALIZADOS

Última Hora

Portada

Sociedad

Sucesos

jueves, 11 de agosto de 2011

Función social de los educadores

Función social de los educadores

por J. Montero Tirado

La reacción de las llamadas izquierdas de nuestro país, al aparecer en el escenario político el presidente Lugo, es un indicador más, entre otros, de que nuestra sociedad es pluralista, no es homogénea, contiene cierta cuota de conflictividad y de que entre los ciudadanos hay diversos proyectos de cómo debe ser nuestra sociedad.

Antes, desde luego hace algo más de veinte años, había también ciudadanos con proyectos llamados de izquierdas, pero eran pocos los que se atrevían a manifestarse pública y organizadamente como tales. Fuera del perseguido Partido Comunista, algunos ciudadanos sueltos y algunos grupos y comunidades de la Iglesia católica y de otras Iglesias, era difícil encontrar otros ciudadanos comprometidos con los pobres organizados y las izquierdas.

La caída del Partido Colorado y la entrada al poder de los grupos vinculados al presidente Lugo han facilitado la manifestación pública de los proyectos sociales, económicos y políticos por parte de los interesados en las ideologías de izquierdas. Ahora el caudal de la democracia, representativa y participativa, se ha enriquecido.

El pluralismo se evidencia en la diversidad de proyectos y modelos diferentes de cómo debe ser la sociedad. Las discrepancias se expresan con más vigor, incluso con violencia. Antes parecía que teníamos un mismo modelo, bastante homogéneo de sociedad, hoy es evidente que no.

¿Qué puede y debe hacer la educación en este contexto? ¿Qué tenemos que hacer los educadores? Porque la educación como tal y los educadores familiares y profesionales tenemos una gran responsabilidad en este campo, al capacitar para la vida y teniendo en cuenta que la función social es connatural a toda educación. La sociedad paraguaya tiene graves problemas. De ninguna manera puede considerarse equitativa, armónica, solidaria y menos aún justa e ideal. Y esto es más desconcertante si ponderamos que los paraguayos de todas las clases sociales y especialmente los pobres personalmente se han caracterizado y se siguen caracterizando por un notable nivel de sensibilidad social, de solidaridad y calidad afectiva ante las necesidades y situaciones críticas de los vecinos o de los accidentados. El ser humano es esencialmente un ser social, por eso formar a los niños en su ser personal es necesariamente formarles en su constituyente dimensión y vocación social. La evolución y maduración de cada educando conlleva el irse equipando de actitudes, conductas, hábitos, ideas que le posibiliten la adecuada integración en la sociedad con un rol activo de manera que goce de los bienes de la interacción y pueda contribuir en la misma sociedad para mejorarla. Sin esta adecuada integración social, el educando difícilmente podrá sobrevivir y será un factor disociante y un problema para el resto de la sociedad. La educación para la integración social no es educación para domesticar y homogeneizar absolutamente a todos los educandos, de manera que se sometan pasivamente a la sociedad . Una de las más apasionantes paradojas de la educación es precisamente esta: el ayudar a cada educando a integrarse y asumir las exigencias humanizantes que demanda la sociedad y al mismo tiempo ayudarle a desarrollar su personalidad propia, irrepetible, autónoma, creativa, libre y crítica en la sociedad. Los educadores tenemos la responsabilidad social de contribuir con cada educando a su desarrollo humano y su realización personal y al mismo tiempo contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la sociedad, con su historia, su cultura, su común proyecto de futuro, etc. Ambas responsabilidades se trenzan en la misma misión y ninguna de las dos será posible si los educadores no asumimos correctamente la función social de la educación. No es fácil esta tarea, menos aún en una sociedad como la nuestra, que aún tiene fuertes dosis de desigualdad (de oportunidades, alto porcentaje de pobreza…), de injusticia social (desempleo, emigración…), de violencia, de alienación (consumo y comercio de drogas…), de corrupción, etc. Por eso mismo requiere educadores profesionales muy bien preparados. ¿Qué formación reciben nuestros educadores profesionales para el ejercicio competente de su responsabilidad en su función social? Tal vez será oportuno repasar qué se ofrece en la formación inicial y en la permanente a los educadores sobre la sociología de la educación y la educación social en nuestra actual coyuntura.jmontero@conexion.com.py
 
Copyright © 2013 LA VOZ PORTADA
Powered byBlogger