Las deficientes políticas distributivas que el PP ha levado a cabo en Castilla y León han hecho que se generen grandes desequilibrios en la comunidad. Incluso su nula política de población y el permanente engaño de Herrera Campo al respecto han llevado a la situación de parón generalizado en que ahora nos encontramos. Por ejemplo: se han construido centros docentes donde no se necesitaban y ahora vemos las consecuencias. Ha dicho el consejero de educación, Juanjo Mateos, que va a ahorrar en ladrillos; por un lado es positivo, antes que reducir el número de profesores o cerrar centros educativos, pero por otro no lo es tanto porque tanto acumular ladrillos de sobra puede hacer que los padres se los arrojen a la cabeza en cualquier momento. Al tiempo.
La prueba de ese presunto ahorro en ladrillos es que en la localidad vallisoletana de La Cistérniga no se va a construir un necesario IES. Y el consejero lo ha dicho sin tapujos: “no se construirá ni el próximo año, ni al siguiente”. Según Juanjo Mateos, “de los cerca de 400 alumnos que dicen, más de 100 viajan sin problemas a Valladolid”. El que no se consuela es porque no quiere. Juanjo tiene palabras para todo y le da lo mismo que sean ciertas sus afirmaciones o falsas. El caso es agradar a Juanvi Herrera, su jefe y presidente de la Junta de Castilla y León.
Ccomo profesor, se me cae la cara de vergüenza cuando escucho a Juanjo y a Juanvi Herrera hablar de calidad educativa y de excelencia, convencido del abandono en que tienen sumidos a muchos centros, tanto desde el punto de vista organizativo como en infraestructuras. Y lo más grave es que en los servicios periféricos de educación se creen la falsa calidad y recuerdan lo que dice el consejero, incluso lo hacen a calzón quitado.
No hay duda que las causas que imposibilitan la creación de un nuevo instituto en algunas poblaciones son económicas. El ahorro, según reitera Juanjo Mateos, será dejando de construir nuevos centros, aunque sean necesarios, “hasta que se disponga de los recursos suficientes” para ello, ha explicado Mateos; bien es verdad que se siguen dando subvenciones a los sindicatos y a las diputaciones (sobre todo para la educación de adultos, cuando la oferta está suficientemente cubierta por la propia Consejería).
Ello demuestra la falta de ideas en la Consejería de educación. Lo importante es no gastar, independientemente de las necesidades. Eso ha llevado a que muchos profesores interinos tengan que compartir centros, con lo que ello supone para los equipos directivos a la hora de configurar los horarios. Claro que, a la vista de lo dicho por Mateos, el profesorado le trae sin cuidado a él y a la Junta de Castilla y León. Echen una ojeada a las barbaridades que pretenden implantar en los centros de educación de adultos, donde la descoordinación entre provincias es brutal. Precisamente por eso no entendemos el nombramiento del director general de Política Educativa, quien ha sido el culpable de esa descoordinación durante estos últimos cuatro años y, sin duda, el político más denostado y desprestigiado por el profesorado de Castilla y León.
La Consejería de Educación de Castilla y León ya redujo en un 41,14% el presupuesto de educación, en lo que a gastos de funcionamiento de los centros se refiere para el ejercicio económico 2011. A pesar de las protestas de los equipos directivos, en la Consejería de educación y en los servicios periféricos esconden la cabeza como cobardes avestruces. Cuando llegue el invierno y haya que encender las calefacciones, volverá a salir el tema por las protestas de padres y sindicatos. El consejero de educación viene demostrando que “la tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus límites, la tontería no”. Alguien deberá recordarle que si Juanvi Herrera ha echado mano de él es porque los dos anteriores a quienes ofreció la titularidad de la Consejería le hicieron la peineta.
Posted: 24 Sep 2011 12:45 PM PDT
Es sobradamente conocida la preocupante frase que, según nos cuenta Dante en su Divina Comedia, está grabada en el dintel de entrada al vestíbulo del infierno: “Lasciate ogni speranza voi ch’entrate”, abandone toda esperanza, el que aquí entre. Actualmente son muchos los que, como aquellos que jamás hicieron algo bueno en su vida, deciden imitar a Dante y su guía para que Caronte los transporte en su barca al duro infierno de la pobreza y de la miseria, a donde lleva siempre el socialismo. Se dejan llevar inocentemente por los acicalados cantos de sirena que, sin complejos y sin miramiento alguno, elaboran cuidadosamente los falsos redentores de los pobres.
La historia se repite y no nos hace falta salir de España para comprobar fehacientemente que, cuando los socialistas manejan a su antojo los resortes del Poder, se multiplica el paro y, en consecuencia, aparecen de inmediato amplias bolsas de pobreza. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, lo ha descrito perfectamente: “Cuando el socialismo entra por la puerta, el empleo sale por la ventana”. La obsesión enfermiza de los socialistas por limitar la iniciativa privada, planificando absurdamente cualquier tipo de actuación individual, tiene estos enormes costes sociales. De ahí el fenómeno evidente de que la mendicidad, que parecía ya erradicada, aparezca de nuevo, y se extienda cada vez con más fuerza, en aquellos pueblos fieles a la opción izquierdista.
Se da la circunstancia de que los socialistas, además de sus exagerados tintes intervencionistas, son proclives a establecer elevados impuestos pretendidamente progresistas y, cómo no, tremendamente totalitarios. Con estos ingredientes, no es de extrañar que la pobreza se enseñoree de aquellos pueblos donde gobiernan. Para colmo de males y para perjudicar aún más a los sectores más débiles de la sociedad, se empecinan absurdamente en establecer un igualitarismo imposible a golpe de decreto, sin tener en cuenta la necesaria libertad. Y ya se sabe, la igualdad sin libertad se convierte necesariamente en una tiranía manifiesta.
Si no hubiera pobreza, los socialistas tendrían que inventársela para subsistir, pues el socialismo sin pobreza real sería prácticamente impensable. Y como los mandarines de turno del PSOE lo saben, procuran mantener anestesiada a toda esa turba de menesterosos que sigue esperando inútilmente la llegada del santo advenimiento laico. Y para conseguir esto, los socialistas utilizan magistralmente los resortes que ofrece el populismo más extremo y siniestro. Se da, además, la circunstancia de que cuanto más pobre es un pueblo, más de izquierda son los gobiernos que salen de las urnas. Y si ese pueblo es radicalmente pobre, sus gobiernos serán, con toda seguridad, de una izquierda tremendamente radical.
El comportamiento de los socialistas, cuando llegan al poder, es siempre el mismo. Reparten subsidios, sin control alguno, entre aquellas personas que carecen de medios económicos. Se olvidan intencionadamente del sabio proverbio chino que dice así: “no des peces al que tiene hambre; enséñale a pescar”. Y hacen esto porque saben que así tienen comprada su voluntad para futuras contiendas electorales. Por el mismo motivo, despilfarran alegremente enormes cantidades de dinero en subvencionar multitud de proyectos, a sabiendas de que la inmensa mayoría de ellos son claramente inútiles y sin aplicación práctica alguna.
Con toda esta serie de gastos, la mayor parte de ellos evidentemente superfluos, lejos de solucionar el problema, lo agravan de manera notable. Dirán una y otra vez que son ellos los que, de este modo, mantienen en exclusiva el bienestar social y que es esta la mejor manera para que, con el tiempo, los pobres dejen de ser pobres. Pero lamentablemente la realidad es muy distinta. Toda esta parafernalia de subsidios y subvenciones a lo loco no hacen otra cosa que generar más pobreza, hipotecando aún más el futuro de nuestra economía. Y como las estadísticas adversas les molestan, tratan siempre de paliar esta situación, por lo que crean cantidad de puestos de trabajo, pero eso sí, todos ellos improductivos. Ahí está, por ejemplo, la multiplicación abusiva de plazas de funcionarios o cargos similares en las administraciones controladas por los socialistas, lo que a la larga se traducirá en una mayor pobreza y, por consiguiente, en más paro y necesidades más acuciantes.
Con el tiempo y como consecuencia de la pésima actuación de los gobernantes socialistas, la situación de muchos parados se agrava de tal manera, que se ven abocados a la mendicidad. Los sindicatos no harán nada por ellos, ya que están centrados casi exclusivamente en asuntos políticos y en acaparar subvenciones. El Gobierno tampoco ya que carece de medios porque los dilapidó tontamente y sin miramientos. Los indignados del 15-M pasan olímpicamente de ellos, pues tienen bastante con sus asambleas laicas en Puerta de Sol o en otras plazas de las grandes ciudades. Así que estos nuevos pobres de solemnidad no les quedan más recursos que las puertas de las iglesias, Cáritas o hurgar en los contenedores de basura situados en las proximidades de los grandes centros comerciales. Quizás esto le de una pista al ex alcalde de Getafe, Pedro Castro, y comprenda de una vez por qué hay tanta gente que vota a la derecha.
Barrillos de las Arrimadas, 7 de septiembre de 2011
José Luis Valladares Fernández
Posted: 24 Sep 2011 12:41 PM PDT
A pocos nos han sorprendido las medidas de austeridad adoptadas por José Ramón Bauzá en Baleares. De la misma forma que tampoco nos ha sorprendido que Lolita de Cospedal cogiera al toro por los cuernos en Castilla-La Mancha; una comunidad donde no pasaba nada hasta hace unos días y los dirigentes anteriores hacían declaraciones igual que las que hacen ahora los dirigentes de Castilla y León. El problema vendrá cuando se cambie de color. Porque antes o después León y Castilla han de tomar decisiones de calado y la ciudadanía deberá enfrentarse a la realidad, en vez de esconderse tras la comodidad de un programa agotado como el que representa Herrera Campo: “quien no crea en mi programa, sobra”, decía anteayer Juan Vicente Herrera.
Ante tales declaraciones de Herrera Campo, una parte de la ciudadanía se preguntaba aquello de: “¿no serás tú, Herrera, quien sobra en Castilla y León?”. Para ir salvando la cara, la consejera de Hacienda ya habla de imposibilidad de conocer los ingresos de 2012 y de los doscientos y pico millones que debe la Administración de Zapatero; poco a poco van destapando el pastel, al demostrarse que en educación han rebajado un 41,14% a los centros públicos, en lo que a gastos de funcionamiento se refiere.
Pero volvamos a Baleares. Ya llegará el momento en que debamos analizar Castilla y León. Ahora está de moda hablar de Baleares y de José Ramón Bauzá. Sus medidas deberían extenderse a otras comunidades autónomas. Son medidas de ajuste serio, necesario e improrrogable. Tal vez la más acertada y de más calado es la eliminación de los liberados institucionales. Unos cargos que no sirven para nada y que en su día se adoptaron de cara a la galería y a la imagen del gobierno correspondiente. Pero hoy sobran esos lujos que, dicho sea de paso, son más un esperpento que una necesidad. Bauzá lo tiene muy claro: “estamos aquí para tomar decisiones”.
Ahí está la clave de su éxito; no se entiende que todo el mundo se apriete el cinturón mientras los sindicalistas siguen levantándose a las once, mofándose de quien paga su nómina y tirándose a la bartola cuando ésta se deja. O jugamos todos o rompemos la baraja: “las familias han tenido que apretarse el cinturón por lo que la Administración hará exactamente lo mismo”. Ha dado en el clavo y no solo eso sino que, de ahora en adelante, las demás comunidades deberán hacer lo mismo, salvo que prefieran convertirse en la mofa y risión de la ciudadanía.
La eliminación de los liberados es “una de las medidas que tendremos que tomar”. Y lo ha hecho sin remordimientos y sin que le tiemble la mano. Es una medida que no es dura para nadie pero sí necesaria. Tal vez pueda ser dura para quienes se ven obligados a retomar su trabajo a diario, en vez de deambular por bares y oficinas. Antes de sacrificar un euro de los ciudadanos, no hay duda que es mejor y más sensato acabar con el sindicalismo de pandereta, corchera y aplauso fácil. Bastante daño han hecho los sindicalistas durante este último septenio negro, sobre todo el sindicalismo de clase, hoy convertido en un simple burdel al servicio de una izquierda trasnochada y casposa. Ahí tienen las consecuencias de su apoyo a Zapatero y a la denigrante falta de planificación que representa el Gobierno-ruina que ahora inicia su retirada.
Los políticos tienen que reaccionar o abandonar la representatividad. No vamos a consentir el enriquecimiento de vagos dormitando. Hoy sabemos que su patrimonio es desmedido y que no se ha hecho trabajando. Si los políticos están obligados a proporcionarnos libertad, los ciudadanos queremos elegir en libertad. Si esas premisas no se dan es porque los que mandan han perdido la vergüenza y, por tanto, los que obedecemos nos propondremos perderles el respeto, como dice el refrán.
|