La campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba no se desarrolla como el veterano político pensaba. Sabe que su cometido, intentar evitar una mayoría absoluta de Mariano Rajoy para justificar su liderazgo en el PSOE, está cada vez más difícil. Y también lo saben en Ferraz: el penúltimo sondeo semanal interno con el que contaban les da un suelo de 97 diputados. Un cataclismo a más de 20 escaños de la 'marca Almunia', la línea roja que señala la debacle para el socialismo en las elecciones del 20-N.
Según ha podido saber El Confidencial, en los sondeos internos semanales que maneja el PSOE se muestra claramente que el PP ·ha tocado techo· desde hace varias semanas. Un techo que se traduce en escaños en torno a la mayoría absoluta que logró José María Aznar en el año 2000, es decir, 183 diputados. En los 'trackings' semanales, el PP de Rajoy ha llegado a superar esa cifra, pero desde hace varias mediciones el resultado de los 'populares' se ha estabilizado en torno a los 183-185 escaños.
Pero lo que realmente preocupa en Ferraz son las previsiones para el PSOE. A estas alturas de la campaña de Rubalcaba no hay que olvidar que el ex vicepresidente y ex ministro de Interior lleva prácticamente desde julio en precampaña, el político cántabro no ha sido capaz de movilizar al desencantado electorado de izquierdas ni recuperar los cientos de miles de votos socialistas que anuncian cambio de opción.
El sondeo interno que cifra en 97 los diputados que ahora mismo cosecharía el candidato socialista se corresponde con la semana previa a la conferencia política, en la que se hizo uso 'sorpresivo' del ex presidente Felipe González para animar el voto nostálgico. Sin embargo, tampoco recogía el efecto en los sondeos del último escándalo que ha venido a sacudir la estrategia del equipo de Rubalcaba: las acusaciones del empresario Dorribo contra José Blanco y su extraña parada en una gasolinera, con coche oficial y escolta incluidos.
Confiar en la participación
La única 'alegría' para Rubalcaba es que algunos analistas prevén que la participación no caerá tanto como ahora mismo dicen las encuestas. Una caída de varios puntos en la asistencia a las urnas sería una catástrofe para el PSOE, puesto que se da por descontado que el votante del PP se va a movilizar como un solo votante, y que los que se queden en casa serán los que en 2008 votaron a las siglas de Rodríguez Zapatero. Narciso Michavila, del Gabinete de Análisis Demoscópico, es de los que piensan ·que la abstención no va a crecer· lo que ahora mismo señalan los sondeos.
El equipo de Rubalcaba pensaba llevar a cabo una campaña ·agresiva·, capaz de marcar la agenda y que obligara a Rajoy ·a mojarse·. ·El PP sabe que no decir nada y no tener que pronunciarse es su mejor estrategia·, dicen en el PSOE, ·y lo que tiene que intentar Alfredo es que Rajoy 'meta la pata' y enseñe sus verdaderas cartas para cuando gobierne·. Sin embargo, la realidad ha obligado a la candidatura socialista a estar siempre a la defensiva: las falsas primarias en el partido, con la humillación a Chacón, en julio; la crisis de deuda, en agosto; la reforma de l a constitución exprés y sin referéndum, en septiembre; el 'caso Blanco' y la 'sorpresa' de Zapatero metiendo a España en el escudo antimisiles; y las cifras del paro, mes a mes, han venido machacando una y otra vez la carrera de fondo de este 'sprinter' llamado Rubalcaba.
Bien es cierto que todos creen que hay un ·voto vergonzante· en las encuestas actuales y que finalmente el PSOE superará con mucho esos 97 escaños. Pero es que la 'marca Almunia' está hoy muy lejos. Y son muchos los que dentro del partido están esperando a la noche del 20-N para cobrarse su especial venganza con un hombre que no es, siquiera, secretario general. Y que, como dijo él mismo, si la derrota no es dulce, decidirá qué hacer esa misma noche.
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