Pérez Rubalcaba sabe desde hace tiempo que su futuro está en la oposición. Esa convicción explica alguno de sus movimientos durante esta campaña electoral. Uno de ellos, es la escasa exposición a los medios de su esposa, Pilar Goya, desde que fue proclamado candidato del PSOE. Ha sabido protegerle bien de los focos, sabiendo que la batalla en las urnas estaba perdida y, por tanto, era innecesario quemarle y pasearle por todas las plazas de España.
Otro dato relevador, y que muestra las nulas esperanzas de Rubalcaba de convertirse en el futuro inquilino de La Moncloa, se encuentra en la confesión a destacados barones socialistas –ya en el mes de julio- de que había que ir tomando posiciones en la oposición.
Tan seguro estaba el candidato socialista de que no iba a convertirse en jefe del Ejecutivo, que dejó fuera de las listas a algunos importantes nombres del partido y del Gobierno Zapatero. Pero todo tiene una explicación: cree que son personas para ocupar cargos de responsabilidad y alto nivel en la Administración. Si no les incluyó en su candidatura, es porque que no les veía dando la batalla en el Congreso al Gobierno de Mariano Rajoy. Y ese iba a ser, irremediablemente, su destino tras el 20 de noviembre.
Pues bien. ¿Cuáles son, ahora, los planes de Rubalcaba tras las elecciones? ¿Cómo va a reaccionar? ¿Cuál va a ser su actuación? Su objetivo número uno lo tiene claro: encauzar el futuro del PSOE, consciente de que Carme Chacón le plantará cara. Sin embargo, ya ha comenzado a mover los primeros hilos para que su plan llegue a buen puerto. Su estrategia post electoral podría esquematizarse así:
-- Alcanzar la secretaría general del PSOE. El objetivo de Rubalcaba es ‘pilotar’ el futuro del partido, es decir, la inevitable renovación que se va a producir tras la desastrosa gestión en el Gobierno y con la salida de Rodríguez Zapatero. La nueva dirección y el nuevo discurso se articularían así bajo su tutela y mando exclusivo como secretario general. Incluso, aunque el veredicto de las urnas sea peor de lo imaginado, hasta con resultados de 70, 80 o 90 escaños, su intención sigue siendo colocarse como líder nacional del PSOE.
-- ¿Cómo convencer al partido? El procedimiento será salir a la palestra para decir que, dada la gravedad de la situación, él ‘no puede’ dejar tirado al partido. Propondrá quedarse como presidente para preparar el nombramiento de un nuevo líder.
-- Patxi López, clave para el liderazgo de Rubalcaba. La jugada está ya acordada con el secretario general del PSE, quien sabe que su tiempo en el País Vasco ha terminado y que nunca más volverá a ser lehendakari, y mira por su futuro. Tal como están las cosas, y tras la irrupción de Bildu, las cuentas ya no salen ni para gobernar con el Partido Popular. Él es consciente de que eso se ha acabado.
-- Dejar el PSOE en manos del lehendakari. Rubalcaba ha pactado con él una alianza para organizar el futuro del partido. Se trata de, aguantar el chaparrón al frente de la dirección federal (envolviendo su postura en argumentos de generosidad y sacrificio por el PSOE), ganar tiempo, y al cabo de un plazo, unos tres años, y una vez celebradas las autonómicas vascas, dejar el partido en manos de un nuevo secretario general llamado Patxi López.
-- Rubalcaba es un animal político. No sabría vivir fuera de la política, y por eso sigue trabajando para no abandonar la primera línea que ahora ocupa.
-- Tendrá enfrente a Carme Chacón. La maniobra de Rubalcaba con Patxi López y los socialistas vascos la conoce perfectamente Carme Chacón, a la que muchos dentro del PSOE siguen viendo como la alternativa de futuro para el partido. Y que contaría con el respaldo de las nuevas generaciones.
-- Chacón, ¿nueva líder del PSOE? No se va a quedar quieta y tratará por todos los medios de impedir que el cabeza de lista, Rubalcaba, sobreviva al naufragio. La ministra de Defensa cuenta con el respaldo del poderoso PSC, pero más aún del andaluz José Antonio Griñán. Un líder, no obstante, cuyo poder está ahora a merced de los resultados que obtenga en las autonómicas del año próximo en Andalucía.
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