Ola de suicidios en Grecia: un caso irresoluble para el comisario Jaritos
En Con el agua al cuello, la última
novela de Petros Márkaris, el comisario Jaritos y sus compañero añoran las pagas
extraordinarias que acaban de quitarles, circulan por una Atenas colapsada por
manifestaciones de trabajadores y de jubilados que protestan por el paro y las
rebajas en pensiones, salarios y servicios sociales, y deben andarse con cuidado
para no dañar los coches patrulla porque el Gobierno no tiene dinero para
arreglarlos. En el verano de 2010, tiempo en que transcurre esta obra, Grecia
está cabreada, deprimida, asustada, desnortada. La Unión Europea –Alemania para
la mayoría de los griegos- obliga a un país ya hundido por la crisis económica a
efectuar unos recortes presupuestarios de caballo.
La situación es aún peor en la actualidad. Grecia ya es líder europeo en materia de suicidios, según informa
The Guardian. Las cifras facilitadas por su Gobierno registran un
incremento del 40% entre enero y mayo de este año en relación al mismo período
de 2010. Nadie duda de que la causa de este fenómeno sean las dolorosas medidas
de austeridad presupuestaria. Los griegos, individual y colectivamente, se
sienten más pobres, más solos, más acobardados y más desvalidos que en ningún
otro momento de su reciente historia.
Grecia es un país levantino, mediterráneo, vitalista, y, antes de ser
golpeado por la crisis, tenía el porcentaje de suicidios más bajo de Europa: 2´8
por cada 100.000 habitantes. Ahora ese porcentaje se ha doblado, situándose en
el más alto de Europa. Y ello pese a que la cultura griega estigmatiza el hecho
de quitarse la vida y la iglesia ortodoxa les niega funerales y sepultura a los
que lo hacen.
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