Rajoy rompe la estrategia de Griñán con la subida de las pensiones
El discurso de investidura de Mariano Rajoy ha roto los esquemas de la próxima campaña electoral en Andalucía y, sobre todo, ha dado al traste con la estrategia del PSOE-A, que tenía en su guión como azote principal contra el partido de Javier Arenas los recortes del nuevo Gobierno de España. Rajoy ha entrado de lleno en la precampaña del último bastión socialista dejando a Griñán desarmado: aplaza los recortes para después de marzo y sube las pensiones, un asunto de especial sens ibilidad en Andalucía, donde el PSOE-A se ha pasado décadas sembrando el miedo a una derecha que deja abandonados a los ancianos.
Rajoy lo había anunciado en su último mitin de Sevilla antes del 20-N: “Por nuestros compañeros de Andalucía haré todo lo que pueda y más”. A pesar de todo, el operativo electoral del PSOE-A se había montado en torno a denunciar los recortes del próximo presidente y ensayaba con denuncias y críticas a los que ya anticipó María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha. No ha habido sesión parlamentaria en la que el Grupo Socialista, y de forma especial José Antonio Griñán, no haya aludido al peligro de esos recortes con un futuro gobierno de Arenas y anunciado, incluso, sin ningún tipo de dudas, que lo primero que iba a hacer Rajoy era meter la tijera.
Es más, la principal raz&oac ute;n de Griñán para mantener la fecha electoral andaluza en marzo fue precisamente ganar tiempo para beneficiarse de las primeras medidas de Rajoy, y poder demostrarle con hechos a los andaluces que allí donde el PP gobierna corren peligro los derechos sociales.
Las pensiones y el miedo que se perdió
Por lo que respecta a las pensiones, por primera vez se ha dado el caso de que un Gobierno del PP va a adoptar una medida sobre su revalorización que pone en evidencia la decisión socialista de congelarlas. Es decir, se produce un precedente que hunde definitivamente el discurso socialista en el Sur que aún hoy, después de años de vigencia del Pacto de Toledo, jugaba con el supuesto riesgo a perder la pensión para conseguir el voto de una tercera edad que cada vez parece dejarse engañar menos. Hasta el propio Manuel Chaves ha llegado a asegurar hace unos días que la clave de la derrota electoral del PSOE en Andalucía en las dos pasadas elecciones, municipales y generales, es que la gente ya le ha perdido el miedo a la derecha.
En el PP-A, donde la euforia parece difícil de contener, no interesa admitir que Rajoy ha remado para Andalucía en clave electoral en su discurso de investidura. Javier Arenas se ha limitado a elogiar los planteamientos del nuevo presidente poniendo el énfasis en su decisión sobre las pensiones, en “la confianza” que transmite y en la “seriedad” de sus planteamientos. Sin embargo, los populares andaluces temían que los pronósticos del PSOE se cumplieran y a partir de hoy empezaran a ser la presa fácil de unos recortes que obstaculizarían un camino hacia el Palacio de San Telmo que hasta ahora parecen tener más que despejado.
Esta ruptura de esquemas va a obligar al PSOE de Griñán a poner el énfasis en el factor del agravio. El actual presidente andaluz ya empieza a exigirle a Rajoy lo que Zapatero no le concedió: las inversiones no ejecutadas o las competencias del Guadalquivir. Sin embargo, estos son elementos poco susceptibles de calar en la gente común. De momento, Rajoy parece demostrar que la nube de glamour que rodea a un candidato a la Presidencia del Gobierno no le ha cegado hasta el punto de hacerle olvidar que para su partido el Sur también existe y, además, con unas elecciones en puertas.
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