Atención, ¿personas tóxicas?
- La gente tóxica tiende a agigantar los errores de los demás y reducir sus logros
- A una sociedad malhumorada y tóxica le cuesta asimilar estímulos negativos
- Consulte la tipología de gente 'tóxica' y los antídotos
Con
el nuevo año vienen los buenos propósitos y uno de ellos suele ser
desintoxicarnos de los excesos cometidos en las fiestas navideñas.
Peroel cuerpo no sólo puede saturarse de alimentos poco
saludables, también la psique puede ser poco a poco envenenada,
casi sin darnos cuenta, si estamos expuestos a lo que se conoce
como personas 'tóxicas'.
El
psicólogo argentino Bernardo
Stamateas da algunas pistas para identificarlas en su libro 'Gente tóxica', que ya va por su 12º edición. Según el autor,
estos individuos en un principio fingen ser tus amigos y son aparentemente
inofensivos. Suelen utilizar sutiles bromas e ironías para minar lentamente tu
motivación. Tratan de reducir tu estima y tu valor para que sus figuras
aumenten: "Sólo si tu disminuyes él o ella podrá crecer". Por regla
general, agigantan tus errores y reducen al máximo tus logros o difunden rumores
para acabar con tu reputación. Persiguen un objetivo: conseguir poder y
control sobre todo y todos. Son esas personas que piensan que sólo
ellos tienen razón y que sólo ellos saben cómo han de hacerse las cosas.
Si
esta definición le recuerda a alguien es que ha estado en contacto con un
persona tóxica. Al igual que los agentes peligrosos, este tipo de individuos son
altamente nocivos ya que, según Stamateas, pueden destruir la confianza
en uno mismo, alejarnos de nuestros objetivos y hasta arruinar nuestra
vida.
"Las
personas tóxicas potencian nuestras debilidades, nos llenan de cargas y
frustraciones. No des crédito a ninguna palabra ni sugerencia que
provenga de los tóxicos. No te amarres a quienes no se alegran de tus
éxitos", explica Stamateas en 'Gente tóxica'.
Stamateas
asegura que se puede y se debe evitar que este tipo de personas tomen el control
de nuestras vidas. Primero, identificándolas, y segundo, reforzando la
autoestima y adquiriendo estrategias para no caer en sus redes.
Pero cuando la situación compromete la salud o la estabilidad emocional,
los terapeutas aconsejan alejarse de esas personas o ambientes para
evitar convertirnos en uno de ellos.
Un proceso químico
Pero,
¿hay gente 100% tóxica? Para el psicólogo clínico y consultor Juan Cruz, el problema no es tan sencillo. En su opinión, no
existen personas tóxicas sino situaciones tóxicas. "En
ocasiones son las emociones, como el miedo o la angustia, las que hacen
reaccionar al individuo de manera muy negativa", explica.
Cruz
apunta que el bombardeo de informaciones negativas sobre la crisis económica
está envenenado a la sociedad y elevando la toxicidad del ambiente. A su
juicio, el exceso de estímulos negativos está modificando los estados
emocionales de las personas y, por tanto, alterando su bioquímica
cerebral al producir más adrenalina y cortisol a causa del
estrés. "Se generan situaciones de miedo, frustración, ansiedad y en definitiva,
un cuadro de estrés que intoxican a la personas a nivel emocional, bioquímico y
físico", explica.
De
hecho, el neurobiólogo Jorge Colombo, investigador del Conicet,
describe este fenómeno que ha bautizado como 'toxicidad
social' y que está provocado por el predominio de una sociedad
malhumorada, que no puede asimilar ni contrarrestar tantos estímulos
negativos.
Cruz
no comparte con Stamateas la distinción entre 'tóxicos' e 'inocuos', porque
sostiene que todos podemos ser 'venenosos' en algún momento de
nuestra vida y que, además, y lo que es más importante, se puede salir de una
situación tóxica. "La neuroplasticidad del cerebro permite crear nuevas
conexiones neuronales que cambian la forma en la que una persona interpreta la
realidad", explica.
Clasificación de gente tóxica
No
existe sólo un tipo de persona tóxica. Con el fin de poder reconocerlos y
neutralizarlos, Stamateas desarrolla en su libro una lista con las distintas
tipologías que adoptan estos seres nocivos. Éstas son algunas de las formas que
adoptan:
- Meteculpas: La culpa es uno de los sentimientos más paralizadores que hay, hace que nos detengamos en la búsqueda de nuestras metas. Este tipo de gente tóxica siempre traslada un mensaje: "No eres lo bastante bueno", "tú me haces ser así" o "me sacas de quicio".
- Envidioso: Siempre trata de buscar aliados. Hablará con otros para envenenarlos porque su objetivo es boicotear cada uno de tus proyectos. El que calumnia, probablemente, no puede tener el mismo brillo que tú.
- Descalificador: Su objetivo es controlar nuestra autoestima, hacernos sentir nada ante los demás para que él o ella pueda brillar y ser el centro de atención.
- Agresivo verbal: Los gritos, las contestaciones agresivas y fuera de lugar son sus armas para hacer a la otra persona sentirse incapaz, débil e insegura. Su objetivo es despertar miedo a su alrededor para ser respetado.
- El psicópata: Muestran una imagen que no se corresponde con su interior. Son tus 'amigos' mientras les sirves para conseguir sus propósitos. Una vez alcanzados te desechan y te tratan como si no te conocieran. Siempre se ofenden por todo. Hablan mal de todo el mundo. Son resentidos y amargados, y nadie les puede sugerirles nada. Se muestran incapaces de detectar el sufrimiento humano.
- El chismoso: Hay un aforismo que dice "no todos repiten los chismes que oyen, algunos los mejoran". Este tipo de persona difunde rumores de manera constante para menoscabar tu imagen. Los rumores tienden a simplificarse en una única idea para hacerla asimilable por la masa. Busca notoriedad y hacer aliados.
- El quejoso: Se lamenta todo el tiempo: "Su discurso le ata más al pasado y a la dificultad". Es dependiente y espera a que el otro resuelva sus problemas. Tiene una mente cerrada, duda de todo y no tienen metas. La diferencia es que son seres tóxicos para sí mismos y para los demás.
Antídotos contra los tóxicos
Para
el psicólogo Juan Cruz hay antídotos para este virus que infecta las mentes de
muchas personas que están en contacto con un entorno laboral o afectivo poco
saludable:
- Detectar: Une medida para desintoxicarse es precisamente entrar en contacto con el veneno inoculado por el exterior o por ti mismo. "Hay que detectar la toxicidad para poder salir de ella. No escapar sino nacerle frente. Sólo gracias a esa toma de conciencia como observador externo el lóbulo frontal se activa y genera calma", explica Cruz.
- Adaptarse: Aunque la situación sea muy tóxica, se pueden desarrollar estrategias para poder adaptarse a ella. Es decir, tenemos la capacidad de aprender a descodificar la misma información de diferente manera.
- Abstracción: Todos somos libres de 'cerrar la ventana' de nuestra mente al ruido del exterior. Aunque nos bombardee con mensajes letales, tenemos la capacidad de protegernos y cerrar las compuertas de nuestra mente a esa información.
- Autoestima: Potenciar los recursos que cada uno tiene, realizar actividades que refuercen nuestras aptitudes y habilidades, buscar nuevos entornos más salubres donde se aprecien nuestras cualidades.
- Relaciones sociales: Cultivar los vínculos afectivos verdaderos y las relaciones sociales basadas en valores. Fomentar la interdependencia y una buena red de amistades.
- No al victimismo: Abandonar la autointoxicación, ese diálogo interior que repite una y otra vez los mismos mensajes negativos sin ofrecer nunca una salida.
- Solidaridad: Hacer cosas por los demás o implicarse en proyectos solidarios es una buena forma para salir de uno mismo y su propia 'desgracia'. Además, ayudar a otras personas que sufren es bueno para relativizar.
- Abandonar: En ocasiones, sobre todo cuando las consecuencias afectan a la salud, hay que abandonar las situaciones contaminantes. Pero no es una derrota porque, a veces, para sobrevivir en un entorno tóxico, hay que convertirse en un ser tóxico. Y ese es un precio demasiado alto. Hay momentos en que una retirada a tiempo es una victoria.
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Publicado por José Carlos: para Educación, Formación y Progreso el 1/22/2012 03:39:00 AM
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