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domingo, 15 de enero de 2012

El entramado subterráneo del PSOE

  • El entramado subterráneo del PSOE

    Carlos Dávila
    El PSOE ha dejado una pléyade de enchufados y quintacolumnistas que o el Gobierno desaloja o le sucederá como al que fue abrasado por los mismos policías que no se había ocupado de destituir.
  • La primera semana del Gobierno de Mariano Rajoy fue de estupor. Más en su forma clínica que en su acepción puramente castiza. Según todas las opiniones, tras el latigazo fiscal del 30 de diciembre, algún ministro se preguntó: “Pero ¿cómo nos pasa a nosotros esto?”. Se habían quedado sin respuesta, como alelados, como esos pacientes que pierden capacidad de conciencia y que luego, cuando –merced a zurriagos enérgicos– despiertan, se preguntan del mismo modo: “¿Es posible que me haya pasado esto a mí?”. Posible de todo punto. Cuando los ministros empezaron a cambiar impresiones fuera de su círculo administrativo, se encontraron con contestaciones como esta: “Es que lo que habéis hecho os ha sorprendido a vosotros mismos”. Sublime réplica. La verdad. 
    Ahora se ha afirmando que Rajoy y todo su Gobierno –sobre todo el sector económico– sabían de antemano que la mentira de los socialistas (el 8% de déficit acumulado) era eso: una tremenda, miserable bola, pero lo cierto es que nunca en el tópico traspaso de poderes recibieron los populares un dato preciso. En cierto momento se interesaron por el informe de la Intervención General del Estado. Silencio en la sala; Jáuregui y los agónicos que participaban en el juego miraban para el techo a sabiendas de que ese informe, si se lo entregaban al Partido Popular, dejaba como atrozmente mentirosa a la todavía vicepresidenta del Gobierno en funciones.
    ¡Menudo marrón!

    Y a la fase de estupor sucedió otra casi de construcción casera. “Bueno, ¿y cómo arreglamos esto?”. El Gobierno envió al Congreso a Cristóbal Montoro, probablemente el ministro que más se ha quemado en la defensa del tortazo fiscal, y al tiempo eligió una blanda comparecencia de Rajoy para explicar que, en el fondo, ellos habían sido víctimas de su buena fe, que, como el marido engañado, nunca se creyeron que Zapatero y su cuadrilla, tan elegantes ellos en las postrimerías de su mandato, les estuvieran poniendo los cuernos con la verdad. Por estúpido y angélico que parezca, el Gobierno de Rajoy fue víctima de su buen querer, no de su buen hacer.

    La consigna que impartió el presidente en las primeras horas fue muy probablemente inadecuada según luego se ha podido comprobar. Esa relamida gentileza con sus antecesores, que reían por atrás hipócritamente pensando: “Menudo marrón les hemos endosado a estos idiotas”, ha estallado por los aires a medida que los nuevos responsables se han ido enterando de lo que les habían dejado los anteriores. Un auténtico desastre.
    Pero esta fase también ha terminado, trufada, eso sí, de nombramientos polémicos y de otros que nos han congraciado con lo que debe ser la gobernación del PP, ajena radicalmente a todo lo que ha supuesto la época más negra de la reciente Historia de España. A este respecto, hay que reconocer el estupendo coraje del que ha hecho gala el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, destituyendo ipso facto a una camarilla de profesionales (es un decir) sectarios hasta el tuétano, entregados a la política de tierra quemada practicada por Rubalcaba contra todo el que se opusiera a su peculiar forma de vivir en democracia. Ese coraje, en todo caso, debe continuar.
    Como publicábamos en LA GACETA ayer sábado, el ahora candidato a la Secretaría General del PSOE ha ido tejiendo un enjambre de enchufados destinados a su mayor honra y gloria, que forman la segunda línea de fuego de lo que ha sido la Policía socialista, aquella que, como también revelábamos este sábado en nuestro periódico, ya mostraron su afinidad y complicidad con Zapatero y Rubalcaba en los días tremendos de la hecatombe de Atocha. De poco le puede servir a Cosidó perpetrarse tras un equipo profesional formidable, si, por debajo, esa tela de araña sigue protegiendo al que ha sido su patrón durante todo este tiempo. No parece posible que el director Cosidó olvide ahora que él ha sido, junto con Ignacio Gil Lázaro, el azote que ha mantenido en pie el tremendo escándalo del Faisán, algunos de cuyos protagonistas ya han sido felizmente destituidos. Pero en las tinieblas, en las catacumbas del poder policial, queda mucha basura que limpiar.
    Galería de enchufados

    Hace sólo unos días, uno de los personajes recién designados me confesaba: “Mi primer contacto con la realidad ha sido estremecedor; nadie sabe, por ejemplo, la estrategia de intimidación que practicaba una antecesora; quien se desviaba un ápice del sometimiento al socialismo más partidista quedaba literalmente borrado del mapa. Con eso me he encontrado y aún ni siquiera he tenido tiempo de sentarme en el despacho”. Y es que casi ocho años de dominio absoluto de las instituciones han dado para el PSOE mucho de sí. Mariano Rajoy se está encontrando además con cargos que tienen, en principio, asegurado el puesto. Pascual Sala, presidente del Constitucional, y el más fiel seguidor primero del felipismo y luego del zapaterismo, no se jubila hasta dentro de un año. En este tiempo, y todavía con la descompuesta mesa de magistrados que moran en la institución, puede perpetrar decisiones que, como la hedionda que propició el separatista Estatuto catalán, pueden volver el Estado del revés.

    Aún podemos hablar de, por lo menos, cinco altísimos cargos de la Administración General del Estado, a los que el PSOE ha colocado con vocación de permanencia y que tienen, en su mayoría, un currículum inequívoco de pertenencia al partido de la oposición. Carlos Ocaña, ahora presidente de la Fundación de las Cajas de Ahorros, naturalmente favorecido por Zapatero y Salgado, fue secretario de Estado de Hacienda y es, por tanto, uno de los responsables máximos del destrozo económico que ha dejado su Gobierno. Alberto Lafuente, presidente de la Comisión Nacional de la Energía, antes de Correos, goza de un puesto la mar de confortable porque todos los miembros de la Comisión lo son designados por el PSOE. Ángel Agudo, ex consejero de Economía del Gobierno bipartito de Cantabria (presidido por el inefable individuo que atiende por Revilla), ocupa ahora la Presidencia precisamente de Correos, y Bernardo Lorenzo es otro beneficiado por la lotería de cargos que repartió Zapatero en los meses postreros de su deplorable mandato. Lorenzo es presidente de la Comisión Nacional de las Telecomunicaciones, que, como se recordarán, fue trasladada a Barcelona por un caprichito del que fue ministro de Industria y luego presidente de la Generalitat, José Montilla.
    La televisión socialista
    Por fin, si ustedes se molestan en soportar estos días los programas de la televisión socialista, habrán asistido sin duda espantados a episodios como estos: ¿saben que el Canal 24 Horas ha retransmitido en directo e íntegramente las presentaciones como candidatos de Rubalcaba y Chacón? ¿Saben que el domingo pasado TVE dedicó nueve minutos en sus telediarios a los dos aspirantes y sólo uno a Javier Arenas? ¿Saben que cada vez que habla el Gobierno aparece a continuación Rubalcaba
    replicándole y afirmando que miente? ¿Saben que el día en que el Tesoro colocó nada menos que 10.000 millones el mérito se lo atribuyeron al Banco Central Europeo? ¿Saben que a diario emiten piezas largas y enjundiosas de los juicios de Matas y Campas, y de los ERE de Andalucía sólo una en la que exculpan a la Junta de Andalucía? ¿Saben que del hijo de Chaves ni una palabra?

    Y pregunta final para el Gobierno: ¿sabe que si sustituye al actual presidente de la SEPI, una de las piezas básicas del entramado actual de TVE, Gaiteiro puede cesar inmediatamente? Los actuales gobernantes se reafirman en que “ya aprendimos de lo que nos hicieron la otra vez”. Lo creemos, pero el PSOE, que no tiene poder directo alguno ahora mismo, ha construido toda una catacumba donde se alojan titiriteros y quintacolumnistas dispuestos a destruir cualquier iniciativa popular. A lo mejor conviene tomar nota.

 
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