LA CRISIS DISPARA EL ABANDONO DE NIÑOS EN GRECIA
“Ya no puedo mantener a mi hija, por favor, hazte cargo de ella”
Un niño después de recibir alimentos de la
Iglesia Ortodoxa de Grecia en Atenas (Reuters) Raquel Benito
Desde que la actual crisis económica mostró su cara más cruda, no hay día en
que los recortes, el paro o los desahucios no sean noticia. Las consecuencias de
la crisis son muchas y ninguna agradable, pero hasta esta semana no habíamos
visto un caso de desesperación como el protagonizado por una madre en
Grecia.
“Hoy no vendré a buscar a Ana porque no puedo mantenerla. Por favor, hazte
cargo de ella. Lo siento. Su madre”. Esta fue la nota que una maestra
encontró junto a una de sus alumnas de cuatro años. Este caso no es una
excepción. La impotencia por la crisis está llevando a las familias a
desprenderse de lo más preciado: sus hijos.
Los drásticos recortes en los escasos servicios sociales destinados a la
infancia en este país, junto a un desempleo récord del 18 %, ponen a prueba a
las familias y, según los expertos, están en el origen del creciente número de
casos de violencia familiar, negligencias y abandonos.
Diferentes organizaciones de caridad han encontrado niños abandonados a sus
puertas. En los últimos dos meses el Padre Antonios, un joven cura
ortodoxo que dirige un centro para jóvenes sin recursos, ha tenido que hacer
frente a esta realidad en cuatro ocasiones. Una de las veces el pequeño que
lloraba en la entrada de su institución era un bebé de apenas poco días de
vida.
"Durante el último año hemos visto cientos de casos de padres que
quieren dejarnos a sus hijos ", dice el Padre Antonios. Uno de los menores a su
cargo es Natasha, una niña de dos años que su madre abandonó. La mujer
estaba desempleada, no tenía donde vivir y necesitaba ayuda. Pero antes de que
el personal la pudiese ayudar desapareció. Con anterioridad a la crisis también
se registraban pedidos similares, pero nunca habían sido testigos de lo que está
sucediendo ahora: padres que sencillamente abandonan a sus hijos.
Abandonos y hambre más propios del “tercer mundo”
Cuando Aristóteles, en su “Política”, analiza las estructuras
básicas de la sociedad antigua, señala que la familia es la unidad fundamental.
Una afirmación que los griegos siguen manteniendo hasta nuestros días. El no
poder cuidar de los hijos es socialmente inaceptable, por lo que muchos griegos
no pueden creer que los casos de abandono infantil, propios “del tercer
mundo”, estén ocurriendo en su país.
Además, el perfil de las familias que protagonizan este drama también ha
cambiado: los inmigrantes suponían antes de la crisis la mayoría de las
familias que dejaban a sus hijos en albergues, mientras que ahora son
griegas.
Esta perplejidad ya había invadido a la sociedad griega en diciembre, cuando
se conocieron los casos de varios alumnos que se habían desmayado en los
colegios a causa del hambre. Entonces, el Gobierno tachó a profesores y
medios de comunicación de “exagerados”. Pero el ejecutivo no consiguió frenar el
debate nacional y la imagen de los repartos de comida hizo recordar a los más
ancianos el duro invierno de 1941-42, cuando, bajo la ocupación nazi, más de
300.000 personas murieron de hambre.
En diciembre los casos de hambre parecían un problema aislado. Hoy, la falta
de recursos económicos está dejando a los niños sin comida y sin familia
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