OPERACIÓN DE GAULLE |
El secreto del Rey mientras hablaba a cámara el 23-F, desvelado |
C.L.A. |
La verdad sobre el golpe de Estado había permanecido hasta ahora entre brumas, marginada por una versión oficial que todos los partidos e instituciones estaban muy interesados en apuntalar. |
Ya es clásica la intervención del teniente coronel Antonio Tejero durante el juicio del 23-F, expresando su deseo de entender alguna vez qué pasó realmente aquella tarde-noche de hace pronto treinta años.
Y la respuesta, a tenor de cuanto puede leerse en esta obra de Jesús Palacios, 23-F, el Rey y su secreto(LibrosLibres-Grupo Intereconomía), es que fue él, al mando de los guardias civiles que entraron en el Congreso de los Diputados, quien hizo fracasar el golpe, al negarse a seguir el protocolo establecido. Ni el general Alfonso Armada ni el general Jaime Milans del Bosch consiguieron que obedeciese sus órdenes de facilitar la formación del nuevo Gobierno, consensuado anteriormente por los verdaderos muñidores de la operación. De la Operación De Gaulle. El golpe de timón o autogolpe En 1958, Charles de Gaulle maniobró con la sublevación militar de Argelia (aunque acabaría dando la espalda a sus compañeros de armas) para convertirse en jefe del Estado y reconducir el camino del país mediante una reforma constitucional, que dio lugar a un régimen todavía vigente, la Quinta República. Esto es exactamente, según Palacios, lo que se diseñó para España. Habían saltado todas las alarmas ante las cesiones de Adolfo Suárez a los nacionalistas y se decidió el famoso "golpe de timón" reclamado por Josep Tarradellas, orientado a arreglar lo que habían desarreglado la Constitución de 1978 y los estatutos vasco y catalán. ¿Y quiénes lo diseñaron? Los argumentos del autor, que incluyen el testimonio con nombres y apellidos de agentes del CESID (Diego Camacho, Juan Alberto Perote, Juan Rando Parra) y la atribución de responsabilidad a políticos entonces en activo, apuntan a toda la clase política, con un PSOE impaciente por pisar la moqueta de La Moncloa. Esa clase política, debidamente impulsada por quien podía hacerlo, se puso manos a la obra. Estaban hechas incluso, dice Palacios, las gestiones pertinentes ante la Casa Blanca y ante el Vaticano para que ambos influyentes Estados guardasen silencio hasta la consolidación del autogolpe. Nada de involucionismo, pues, nada de tramas civiles de ultraderecha, nada de militares díscolos, nada de actuaciones autónomas de servicios secretos, nada de papeles heroicos salvadores de la democracia frente a golpistas nostálgicos del franquismo: nadie nunca había señalado con tanta claridad como en este libro que era "el sistema" en bloque quien estaba imprimiendo aquella jornada a la historia de España un nuevo rumbo que se iniciaría bajo la dirección del general Alfonso Armada como presidente, y de Felipe González como vicepresidente de un Gobierno del que sólo quedaban excluidos los nacionalistas, y al que se consideraba posible encontrar un encaje constitucional... como había hecho De Gaulle. Sabino, Armada y el momento decisivo Palacios explica que la historia del 23-F es básicamente oral, y para ella ha contado con testimonios decisivos, exclusivos y con constancia documental, del mismoArmada o el del general Sabino Fernández Campo, fallecido hace poco más de un año y la persona que tenía en su cabeza todas las claves de lo que pasó. Es en relación a ambos militares donde Palacios hace la principal aportación y desvela el verdadero "secreto" del Rey aquella tarde-noche, un "secreto" que da la vuelta por completo a la versión oficial. No lo desvelaremos aquí, obviamente, pero el autor insiste mucho en que ninguno de los capitanes generales con los que habló el monarca tras la toma del Congreso planteó otra cosa que acatar sus órdenes, en que la actitud de Sabinono tuvo nada que ver con la que se le ha solido asignar, y en que la irritación del monarca con Armada tuvo más que ver con la reacción de Tejero que con sentirse traicionado por quien había sido secretario general de la Casa del Rey y su hombre más leal. Hay un antes y un después de este libro en cuanto a la conciencia colectiva de lo que fue el 23-F. La narración de los hechos es electrizante, y abrumador el conocimiento dePalacios de todos los entresijos de la operación. La contextualización de los hechos en el entorno político de la Transición es, además, vívida y veraz. Ya no hay secretos sobre el golpe. Quedaba uno, el momento decisivo del Rey, y está en estas páginas. Y otra vez, como sucede en prácticamente todos los acontecimientos dramáticos de nuestra historia, el PSOE está por medio y con un papel poco airoso que sabe ocultar para la posteridad con mano maestra. |
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