El Caparazón
Aunque no soy demasiado amiga de este tipo de diferenciaciones de género y
estereotipos, sí me resultaba interesante una nueva investigación del Pew Internet Research Center que en este caso confirma
diferencias en cuanto a gestión de la privacidad. Cuando se trata de
gestionar perfiles sociales, parece, las mujeres en general se comportan como
adultas maduras y responsables frente a unos hombres que lo hacen como
adolescentes impulsivos. Lo muestra una encuesta a 2,277 adultos
sobre Gestión de la privacidad en redes sociales que se resume en el
gráfico.
Y es que aunque estamos mejorando respecto a la gestión de la
privacidad en general y somos más activos en cuanto a editar nuestras
conexiones, manejar la reputación y usar controles de privacidad que hace unos
años, son las mujeres las que más destacan en ello.
Así, la propia configuración del perfil de privacidad es distinta, con dos
tercios de mujeres que permiten solo a sus amigos ver su perfil en Facebook,
Linkedin o Myspace sin restricciones. En el caso de los hombres son menos de la
mitad los que aplican este tipo de controles. En global, el 26% de los hombres
eligen el más público de los perfiles posibles vs. solamente el 14% de las
mujeres.
Intimidad vs. privacidad, precaución vs. complejo
Creo que es tema es consecuencia de diversos elementos. Tener un perfil en
Facebook, Linkedin, etc. puede ser una forma de difusión de lo que sabemos o
hacemos profesionalmente, sobre todo en el caso de profesionales de más
cualificación, cargo, etc., lugares que todavía ocupan en mayor medida los
hombres. En este sentido y aunque creo que afortunadamente el tema está
cambiando, cabe recordar cómo la discreción en cuanto a conocimientos o logros
es un un rasgo cultural aprendido por las mujeres durante su proceso educativo.
En general se enseña a los hombres a divulgar sus logros como forma de alimentar
una competitividad mayor, lo cual sitúa a las mujeres en posiciones
mucho más invisibles en el ámbito de los negocios y de la vida pública en
general.
También podemos pensarlo en términos de para qué se usan las redes sociales:
si se hace a nivel personal el concepto de privacidad se asemeja al de intimidad
y no resulta nada nuevo que en este sentido las mujeres sean mucho más
precavidas. En el caso de los hombres, su uso de las redes sociales para la
vida privada puede resultar, también por causas de origen educativo y cultural,
en una “extimidad” (concepto Lacaniano que ha venido a
interpretarse como lo opuesto a la intimidad, exhibicionismo en redes sociales)
que algunos desarrollan con facilidad (recordemos a Ashton Kutcher y la afición
que tomó a fotografiar su vida privada y la de su ex-pareja y publicarla en
twitter).
En fin… volviendo al estudio, los hombres se muestran también más impulsivos
en redes y un 15% vs. un 8% de mujeres se arrepiente de algo que ha posteado
alguna vez. En el caso de los adolescentes se muestran todavía mas expresiones
de arrepentimiento, resultando curiosamente similar el porcentaje de hombres
adultos y el de adolescentes que muestran impulsividad respecto a chicas y
mujeres, siempre más precavidas (a veces con más complejos y prejuicios) y que
por tanto no suelen tener nada de lo que arrepentirse después.
Tampoco sé si eso es demasiado bueno o continúa siendo muestra de la
desigualdad de género que creo que aunque en franca decadencia sigue reinando:
mostrar demasiadas reticencias en cuanto a privacidad en un contexto (el
de los social media) en el que es importante visibilizar determinadas cosas
puede restar oportunidades y por tanto perpetuar situaciones históricas de
desequilibrio.
¿Deberían los hombres aprender de la gestión de la intimidad que muchas
mujeres dominan y las mujeres de la visibilización de los méritos que
proporciona más oportunidades de éxito social a algunos hombres? En la
igualdad, en aprender unos de otros, como siempre, creo que
está la clave para ser mejores y más libres seres humanos.
Jóvenes y responsabilidad
Un último dato resulta tremendamente interesante para padres y educadores
preocupados: no se registran diferencias en cuanto a la gestión de la privacidad
entre perfiles de edades distintas. En caso de haberlas incluso parece favorecer
actitudes responsables en los más jóvenes, apareciendo el hecho
de eliminar a la gente de nuestros círculos como algo más propio de estos que de
los mayores.
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