El desencuentro entre RTVE y
el Gobierno difícilmente podría ser mayor. El Ejecutivo de Rajoy quiere abordar
la difícil situación que atraviesa el ente público, y para ello considera que
debe comenzarse por una auditoría de sus cuentas, y así "analizar en
profundidad el uso de los recursos de la corporación e impulsar la reducción de
sus costes de explotación", según palabras de Soraya Saénz
de Santamaría. Pero la Corporación se niega. Aduce que
las auditorías se realizan una vez al año por la Intervención General de la
Administración del Estado (IGAE), lo que consideran suficiente. La última de
ellas se realizó en 2010, y arrojó resultados concluyentes: falta de control en
contratos firmados, gestión ineficiente de los recursos, y un sobrecoste de los
derechos deportivos, RTVE cerró el ejercicio de 2010 con pérdidas de 42 millones
de euros. Niegan la aportación para su examen de los contratos con 62 de sus
altos directivos. Concretamente, TVE
supuso en 2010 un coste por hogar de 68 euros de nuestros
impuestos.
El final de la publicidad en
RTVE no le ha sentado bien al ente público. El primer año de TVE sin publicidad
se cierra con un agujero de 47 millones de euros. De momento el nuevo modelo de
financiación no arranca entre trabas y denuncias.
A sabiendas de que la
renovación de cargos puede estar cerca, TVE está haciendo con los informativos
como una especie de guerra de guerrillas
contra el Partido Popular comandada por su director general Fran Lorente que fue nombrado por el
PSOE en 2006 y que a partir de la dimisión de Alberto Oliart actua como general
comandante de la oposición. Siguen y le dan amplísima cobertura a los avatares
de Rubalcaba y apenas dan tiempo para el partido del gobierno Ningunean las
noticias de la corrupción de Andalucía en un claro desafío y de vez en cuando
cuelan en las noticias “errores involuntarios” como la aparición de la imagen de
Rajoy junto a una noticia sobre corrupción infantil.
Hace unos días a cuenta de las
revueltas estudiantiles en Valencia, comprobé cómo para TVE el asunto tenía una
relevancia tal que dedicaban nada menos que más de 20 minutos del informativo y,
eso sí, solo 30 segundos a dar la opinión del PP, frente a los minutos y minutos
con los que regaban los oídos de los espectadores los líderes
socialistas.
El PP cree que tiene el
enemigo en casa. Es más, busca soluciones a la carrera para RTVE. Y es que el
enfado en Génova es fenomenal por el tratamiento contrario a sus intereses
otorgado por la dirección de Informativos a las últimas medidas tomadas por el
Gobierno, como por ejemplo la reforma laboral. Tampoco ha sentado bien el sesgo
con que se abordó la noticia de la agencia Reuters, según la cual el Ejecutivo
habría inflado la cifra de déficit público. En RTVE da la sensación de que, al
igual que lo que decía un monje al que iban a echar por deshonesto, circula la
frase “para el tiempo que me queda en el convento, me cago dentro”.
Creo que no deberíamos tener
una TV pública sometida a unas siglas, ni a las del PSOE, ni a las del PP, sino
una televisión abierta, plural y todo lo humanamente objetiva que se merece una
sociedad como la nuestra. Este ejercicio diario de sectarismo es una auténtica
canallada, una vergüenza que debería sonrojar a los profesionales del
medio.