VICTOR DE LA MORENA, ANTIFRAUDE, Y
CARLOS JIMÉNEZ VILLAREJO, ANTICORRUPCIÓN.
LA AMIGOCRACIA.
Rafael del Barco Carreras
Barcelona 9-03-2012. Si algo evidencia la actual Gran Crisis
es el deficiente funcionamiento de Hacienda y Justicia. Que se rasguen
vestiduras, defendiendo a sus ex altos cargos, traspasa el cretinismo reinante
mostrando la estructura de la “amigocracia”.
A mí me importan un comino nuevos y antiguos. Que Montoro releve a la antigua cúpula de Hacienda
entra en la “normalidad” de la Política Española, que por ello el PSOE le abronque en el Congreso quizá también,
pero que el ex fiscal jefe de Anticorrución
Jiménez Villarejo se pasee por radios y periódicos, parece cuanto menos curioso. No es este un País con tendencia a defender a los dioses
caídos, si no se forma parte de su Olimpo.
Cuando terminó su pataleta por el corrupto Juez Garzón, insultando a los jueces
del Supremo, que ya antes había acusado de “casta de burócratas” franquistas ¡un
fiscal franquista durante 12 años!, me dije que su nombre, y lo que para mí y
tantos que le sufrieron significaba, se diluiría, desaparecería. ¡Pero gran
desilusión! Le dan cancha, se le oye en
radios, se le ve en las teles, y escribe
en los periódicos. A pesar de su edad, estamos condenados a tropezarnos
continuamente con él.
La noticia en que defiende a
Victor de la Morena y su equipo, "Se
retira a las personas capaces, acreditadas y conocedoras del entramado Gürtel
para sustituirlas por otras", en principio la interpreté otra pataleta a
favor de esa Izquierda que dice defender. Pero obviando mi ingenuidad, recuerdo
de nuevo al tal Victor de la Morena como perito de Hacienda elegido por Fiscalía Anticorrupción en el Caso Hacienda de
Barcelona.
Si hay sumario y juicio donde mejor se reflejen, aunque
demasiado incompletas, todas las lacras de Hacienda y Justicia durante los
últimos 30 años, es en ese caso. Delitos de hace décadas, prescripción de Ernesto Aguiar, ex Delegado de Hacienda en Barcelona
¿otro amigo?, Javier de la Rosa
inocente (debido a una instrucción donde hasta desaparecieron los
archivos de Hacienda), y para lo que nos concierne, un perito, Victor de la Morena, al que le oí una serie de
disparates, que ni un aficionado como yo admitía. Pero no solo yo me extrañé que
el jefe de Antifraude en Hacienda dijera en la Sala que se perdonaban las
falsificaciones de facturas y contabilidades si el deudor pagaba, olvidándose de
la obligación de denunciar, sino la propia presidenta le interrumpió extrañada
por la barbaridad.
Se estaba juzgando el “si
pagas, todo olvidado” y el perito de Fiscalía y Hacienda aseguraba que
ésa era la mecánica. Que el pago se quede en un bolsillo o se ingrese en las
arcas públicas, en cuanto a los delitos cometidos poco interesa. Lo interesante
radica en que un simple funcionario, por mucho cargo que ostente, tenga la
facultad de enterrar monstruosidades de decenas de miles de millones de pesetas.
Ver en www.lagrancorrupcion.blogspot.com
los 60 artículos, sentencia, y varias actas del juicio.
Si los amigos, por los que tanto lucha Jiménez Villarejo, son
un juez multimillonario por aprovechar su cargo obteniendo dinero de sus
imputados (caso prescrito), y un jefe de Hacienda que quita y pone delitos, que
además actúan en demasiados casos juntos y cruzados, se entiende el desastre
nacional. Un caso concreto de “amigocracia”.
Repito mi escrito del día 11-02-2010 tras oírle en la Sala:
“La Presidente preguntó varias veces, y con
diferentes enfoques, si no se contemplaba el imperativo legal de todo
funcionario de denunciar por conocimiento de un delito como es la falsificación
en documento mercantil. Si se pagaba, “declaraciones extemporáneas”, se
olvidaban del delito de falsificación. Interpretación práctica de la Ley 18-91…
y etc.etc.”
Un sumario que
únicamente mentes privilegiadas pudieron construir tan complejo, deficiente y
eterno. No es extraño que los pocos que seguíamos el juicio confundiéramos
nombres y situaciones, confusiones me temo que provocadas. Se vieron 16 acusados que poco o nada tenían
que ver entre sí, 180 testigos que no recordaban 20 años atrás, prescribieron
cargos y se olvidaron de las más altas jefaturas, y tras un año de juicio solo
permanece el regusto de la Gran Corrupción.
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