Los Rábanos por las hojas

Al final
se podrán renovar los cargos en la dirección de RTVE. Un
bloqueo de largos meses sin nombrar director general ha mantenido al ente público
como el último bastión de la propaganda dela izquierda española. Desde sus
informativos se daban las píldoras adecuadaspara seguir manteniendo una
distorsión sobre la situación real de la economía yla política del país y allí
mientras se guardaban en los cajones de la redacciónnoticias sobre el estado
real de la nación, podíamos ver casi todos los días ensus programas de mas
audiencia a los lideres de la izquierda mas cavernícolapara sus mensajes,
gracias altrabajo sectario de su director de informativos Fran
Lorente.
Todo el
mundo sepreguntaba como durante tanto tiempo el PP no había conseguido hacer los
queZapatero hizo en dos días que fue renovar los cargos directivos y amoldar
la TVpública a la realidad política. Había que conseguir los dos tercios
delparlamento y Rubalcaba ha estado bloqueando la renovación porque lo
que estabaocurriendo le favorecía.
Los consejeros de
izquierdadentro del Consejo de Administración de RTVE han tachado el Real
Decretoaprobado por el Gobierno para reformar el sistema de elección de
presidente dela corporación y renovar el consejo "un golpe de
estado" a latelevisión pública, mientras que los consejeros nombrados a
propuesta del PP consideran lamedida positiva. Ahora pasarán de cobrar sueldos
de 110.000 al año a cobrarúnicamente dietas por su asistencia a los
consejos.
La clave para desbloquear
larenovación de los cargos de Televisión Española la había dejado puesta en
suspropios estatutos el anterior gobierno de Rodríguez Zapatero, el parlamento
podránrenovar el consejo por mayoría simple en segunda vuelta si no se consigue
a laprimera, por esto el enfado es doble.
Por eso el líder del
PSOE,Alfredo Pérez Rubalcaba, ha considerado en su cuenta de Twitter que
la decisióndel Gobierno supone "otro recorte intolerable de Rajoy: esta vez, a
lalibertad de expresión" o Elena Valenciano, ha acusado al Gobierno deperpetrar
un "golpe institucional", porque se ha acabado que TVE lossiga a todas partes en
sus actos de propaganda del partido. Y por todo eso elanuncio del Consejo de
Ministros de este viernes es tan buena noticia. Y aúnmas importante es el
anuncio de que las televisiones autonómicas podránprivatizarse o cerrarse. Con
la absurda excusa del servicio público, losmandamases regionales han podido
disfrutar de unos órganos de propaganda alservicio de la prolongación de sus
mandatos que ya hubieran querido para sí loscaciques del XIX. Las televisiones
autonómicas dan un servicio a los políticos,no a los ciudadanos. Así que
parecería cuando menos un detalle de elegancia siprescindieran de él en unos
momentos de crisis en que se está recortando detodos lados porque, como bien
dice Rajoy, "no hay dinero para pagar losservicios
públicos".
Una de las quejas más
frecuentesentre los ciudadanos es que los recortes sólo alcanzaban a los de
siempre, peroque la casta que nos gobierna seguía disfrutando de subvenciones y
juguetitosvarios que debían haber sido los primeros en eliminarse. Esta
protesta, dehecho, la encabezó Rajoy en mayo de 2010, cuando le dijo al entonces
presidenteZapatero que sus recortes a funcionarios y pensionistas sólo podía
apoyarlos siantes se reducían las aportaciones de dinero público a partidos,
sindicatos ypatronal. Hay que reconocer que algunos recortes en esta línea sí se
han hecho.Pero distan mucho de ser suficientes para que la mayoría de los
ciudadanosconsideren que la casta está cumpliendo con su parte, que debería ser
mayor alser en buena medida la culpable de que estemos donde
estamos.
Es cierto que, en vista de la
negativadel PSOE a perder el control de la televisión pública, era una
medida urgente.Pero no estaría de más que tras elegir a un directivo a su gusto,
lossiguientes pasos incluyeran al menos más despidos, cierre de
canalestelevisivos, venta o cierre de postes radiofónicos, desaparición de
unosservicios informativos caros y siempre manipulados... cuando no el final de
unente que podía tener sentido hace décadas, más que nada porque el franquismo
noiba a permitir otras televisiones que la propia, pero que actualmente
supone1.000 millones de euros al año perfectamente prescindibles.
Las televisiones públicas,
todas al servicio del partido en el poder de turno según denuncian siempre los
partidos en la oposición, son un sumidero de dinero público y un ejemplo de
despilfarro en distintos grados. Las cadenas autonómicas acumulan una deuda
de 1.600 millones de euros y se llevaron en subvenciones de los distintos
gobiernos regionales en el último ejercicio un total de 808 millones de euros.
RTVE recibió del Estado el pasado año 2011, 535 millones de
euros.
A partir de ahora cada unodecidirá si le parece que estos entes son caros o baratos en función de lo queofrecen. Solo Canal 9 ha acumulado una deuda de 1.200 millones de euros. Pero no se puede demostrar si el público está dispuesto a mantenerlos(como aseguran los políticos al mando) porque no compiten en el mercado, comoel resto de cadenas, puesto que todas sus pérdidas son asumidas por lospresupuestos públicos.
A partir de ahora cada unodecidirá si le parece que estos entes son caros o baratos en función de lo queofrecen. Solo Canal 9 ha acumulado una deuda de 1.200 millones de euros. Pero no se puede demostrar si el público está dispuesto a mantenerlos(como aseguran los políticos al mando) porque no compiten en el mercado, comoel resto de cadenas, puesto que todas sus pérdidas son asumidas por lospresupuestos públicos.
Cuando se habla muy a la
ligerade la necesidad de mantener estos carísimos mastodontes, se olvida de
dóndesale el dinero: de nuestros bolsillos y los de nuestros hijos, que tendrán
queapoquinar con la inmensa deuda que generan. Aun si nos salieran gratis, que
no,resulta difícilmente defendible que el Estado deba tener una televisión
propia,no digamos ya decenas. El poder no debería tener un medio tan poderoso
paramoldear las conciencias de los ciudadanos. Los medios de comunicación
públicosdeberían estar ya todos cerrados.
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