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martes, 24 de abril de 2012

Los negocios de los sindicatos



Las organizaciones de CC.OO, y de la UGT, más que Centrales Sindicales al servicio prioritario e incondicional de los trabajadores, son empresas dedicadas ante todo a rentabilizar convenientemente todos sus activos, que no son precisamente pocos. Pues no es tan fácil combinar adecuadamente objetivos financieros con estrictos valores sociales. Son varios los sectores económicos, donde los máximos responsables de ambos sindicatos se convierten en auténticos patronos, decantándose preferentemente por el ladrillo. Aunque para rentabilizar mejor su labor empresarial, exploran todas las posibilidades que están a su alcance. De ahí que se asocien con grandes multinacionales, buscando intencionadamente los suculentos réditos que suelen dar estas alianzas.
Ambas centrales sindicales resultan, eso sí, mucho más beneficiadas que las demás empresas con las que compiten y, por supuesto, más que el resto de sindicatos. Al figurar como agrupaciones sindicales, los fondos que reciben de los impuestos de los ciudadanos se ven libres de cualquier tipo de control y de la fiscalización exhaustiva que sufren las demás empresas. Cuentan además con un buen número de fundaciones que les reportan alrededor de 500 millones de euros en dinero público. Al figurar como fundaciones sin ánimo de lucro, no están obligados a presentar cuentas pormenorizadas, aunque se trata de dinero público. Les basta con recoger someramente las partidas, sin entrar en detalles, resultando así difícil su fiscalización.
Las centrales sindicales capitaneadas por Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez controlan un buen número de sociedades entre limitadas y anónimas, cuyos activos superan con creces los 240 millones de euros. La Confederación Sindical de CC.OO., por ejemplo, es dueña de la promotora Grupo de Proyectos Sociales de Gestión, líder en número de viviendas gestionadas en régimen de cooperativa. Es sin duda alguna la primera empresa en número de viviendas protegidas entregadas. Solamente en 2010, generó un beneficio de unos 4,8 millones de euros. También es propietaria de las empresas Deinco Inmobiliaria y Habitatge Entorn, ambas relacionadas claramente con el ladrillo. La organización de CC.OO, es asimismo la propietaria de un grupo importante de promotoras en Aragón.
Las inversiones inmobiliarias de la UGT, aunque notablemente más modestas que las de CC.OO., alcanzan también cuotas dignas de mención. El sindicato de Cándido Méndez controla el 70% del capital de la empresa Gestión Social Inversiones S.L., propietaria a su vez del 82% de Plazaola Gestión Integral S. L. Este grupo de empresas, participadas un tanto disimuladamente por la UGT, produce unos beneficios muy cercanos al millón de euros. La empresa inmobiliaria Qualitat Habitatge Social S.A. es quizás la más importante del sindicato socialista. Controlada al 100% por la UGT de Cataluña, cuenta con más de 15 millones de euros en la casilla de activos y se dedica plenamente a la ejecución del programa de viviendas sociales.
También se han embarcado estas dos centrales sindicales en el campo empresarial de las consultorías. La empresa Grupo de Proyectos Sociales de Madrid S.A. es quizás la mayor empresa dedicada a la consultoría y está en manos de CC.OO. Ambos sindicatos participan al 50% en la empresa Protección Social Complementaria de los Trabajadores S.L., dedicada principalmente a la prestación de todo tipo de servicios de dirección, administración y gestión de empresas.
Otro capítulo importante al servicio de la actividad empresarial de los sindicatos de clase es el de las fundaciones. Gracias a las fundaciones, las centrales sindicales de la UGT y CC.OO. venían gestionando hasta ahora alrededor de los mil millones de euros al año. La organización controlada por Fernández Toxo trabaja al menos con cuatro fundaciones que, entre todas ellas, aportan al sindicato más de 250 millones de euros. La mayor parte de este dinero provenía del presupuesto que el Ministerio de Trabajo destinaba a la formación para el empleo. Las cuentas con las fundaciones en la UGT son prácticamente idénticas a las de Comisiones Obreras.
Pero el afán de los sindicatos mayoritarios por hacer caja les lleva a asociarse activamente con multinacionales del porte del BBVA y de la Telefónica. Entre CC.OO. y la UGT suman el 40% de las acciones de Gestión de Previsión y Pensiones S.A., la gestora del BBVA. Cada sindicato se llevó 853.000 euros a cuenta de los beneficios generados por esta gestora durante el ejercicio de 2010. Esta sociedad gestiona varios planes de pensiones, pero el más importante por su volumen es el de la Administración del Estado con un montante de 537 millones de euros. Por la administración de este plan, la gestora del BBVA, participada por CC.OO. y la UGT, se embolsó en 2011 un millón y medio de euros en comisiones.
Los sindicatos liderados por Fernández Toxo y Cándido Méndez también son socios de Telefónica, participando cada uno de ellos con el 15% en Fonditel Pensiones. Se trata de la cuarta mayor gestora de España con una proyección enorme, pues además de llevar los planes de pensiones privados de Telefónica, gestiona también los de otras empresas. La participación de cada central sindical en Fonditel Pensiones sobrepasa los once millones de euros en activos, y sindicato se ha embolsado medio millón de euros de beneficios durante el ejercicio fiscal del año 2010.
Como lo que priva a los sindicatos de clase es el dinero, no podían dejar desatendido el sector de las aseguradoras. El negocio de los seguros siempre ha dado buenos resultados, por lo que CC.OO. y la UGT, que se apuntan a todas, entran a formar parte de la multinacional de seguros Atlantis. Atlantis es filial de tres grandes grupos aseguradores que se dedican a ofrecer otras alternativas al seguro tradicional, subordinando siempre la propia economía al servicio de las personas.
El accionista mayoritario del grupo Atlantis es la aseguradora francesa MAIF, que tiene asegurado al 90% del profesorado francés. Le sigue en importancia la mutua MACIF, también francesa, que engloba a una buena parte de los asalariados de la industria y el comercio. Viene después el grupo UNIPOL nacido inicialmente para asegurar el movimiento cooperativo italiano, pero que hoy ofrece una amplia gama de seguros y productos financieros. Estas tres aseguradoras protegen a más de 15 millones de personas en toda Europa.
Los sindicatos de la UGT y CC.OO. participan en el capital de la aseguradora Atlantis con un 5% cada uno. Y los activos proporcionales que maneja cada uno de ellos alcanzan los cinco millones. La relación de CC.OO y la UGT con Atlantis es tan alta, que la aseguradora se anuncia en las páginas Web de dichos sindicatos dentro del apartado de servicios, en las que los sindicatos aparecen claramente como entidades vinculadas al grupo. Se da además la circunstancia de que entre los miembros del consejo de la aseguradora Atlantis nos encontramos con cargos de una y otra central sindical.
Habría que agregar a todo este entramado empresarial los departamentos jurídicos de ambas centrales sindicales que atienden gratuitamente a sus afiliados, pero que admiten clientes ajenos a dichos sindicatos, cosechando notables beneficios. Así que, tanto la UGT como CC.OO., funcionan como dos gigantescas empresas, disfrutando pródigamente de ciertas prebendas que no tienen las demás empresas. Para empezar, a estas entidades sindicales no se las obliga a detallar sus cuentas públicas y nunca han sido auditadas por el Tribunal de Cuentas. Disfrutan gratuitamente de los inmuebles donde tienen sus sedes, edificios que proceden, en su inmensa mayoría, de la sospechosa restitución del patrimonio histórico sindical. Otros muchos edificios fueron cedidos gratuitamente por los poderes públicos y son muy pocos los adquiridos directamente. Pero no pagan renta por ninguno de ellos y ni siquiera abonan el correspondiente IBI, a pesar de que se trata un patrimonio sumamente abultado e importante.
Han puesto, eso sí, el grito en el cielo por la reforma laboral elaborada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Achacan a semejante reforma un aberrante e inadmisible abaratamiento del despido. Más aún, para los líderes de la UGT y CC.OO, el nuevo contrato indefinido descrito en la nueva reforma laboral para empresas de menos de 25 trabajadores, permite sin más “el despido libre y gratuito” durante un año. De ahí que pidan insistentemente la retirada inmediata de semejante reforma y el comienzo de una negociación abierta con las fuerzas sindicales. Por eso los sindicatos, con el apoyo incondicional del PSOE e IU, se han lanzado a la calle organizando ruidosas manifestaciones y montando la huelga general del 29 de marzo pasado.
Hasta aquí todo normal. Normales son las protestas, los alborotos callejeros y hasta la misma huelga general para intentar cambiar el rumbo de la reforma laboral propuesta por Fátima Bañez, actual ministra de Empleo y Seguridad Social. Pero lo que ya no es normal es la incoherencia de los responsables sindicales de CC.OO. y de la UGT, ya que predican una cosa y hacen exactamente la contraria. Protestan airadamente de que las demás empresas puedan despedir trabajadores, pero ellos, en vez de dar ejemplo adoptando medidas menos drásticas, utilizan el despido sin contemplaciones. No se a quien quieren engañar, pero la mayoría de los despidos de los sindicatos son simplemente por “causas organizativas, técnicas y de producción”.
El pasado año, los sindicatos dirigidos por Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez despidieron a más de 500 trabajadores. Y lo han hecho incluso hasta con veinte días de indemnización por año trabajado, tal y como recoge la nueva reforma laboral que tanto atacan. Sus despidos son a veces tremendamente injustos, teniendo que intervenir la autoridad judicial competente para corregir tamaños desafueros. Es llamativo el caso de una trabajadora de CC.OO. de Gijón, que con casi diez años de servicio, fue despedida por dos veces por dicha central sindical y otras tantas veces los tribunales obligaron al sindicato a readmitirla. Y son los mismos, o similares, los pecados laborales de la UGT. Está visto que no es lo mismo predicar que dar trigo.Gijón, 19 de abril de 2012 José Luis Valladares Fernández Criterio Liberal. Diario de opinión Libre.
 
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