15M, Constitución y Policía
Ayer y anteayer se han producido hechos históricos importantes y una gran decepciónpara algunos, entre los que me cuento, con las movilizaciones del 15M. Mi razonamiento:
15M Dos días después, lo que quiere el 15M ya no existe en los medios de comunicación, sepultado por las trifulcas entre unos pocos “indignados” y los policías que cumplieron (y bien) las órdenes recibidas.
Acabar con determinados privilegios de la clase política; garantizar una mínima protecciónsocial a todos los ciudadanos y en especial a quienes no tienen trabajo; el derecho a lavivienda; fiscalidad progresiva (que pague más quien más tiene); control de las entidadesbancarias o la dación en pago que impida desahucios, entre otras, son algunas de lasdemandas del 15M que comparto, porque creo que mejoran la calidad de vida de todos yprofundizan los procedimientos democráticos, lo que puede llevarnos a combatir mejor lasprácticas corruptas heredadas de muchos años de costumbre que las han convertido enalgo socialmente aceptado.
Este fin de semana he constatado lo que me temía: el 15M no sale de su espiral de debate,propuestas y ocupación de plazas públicas, y así pueden seguir en el año 2025 sin tenerdecidido un plan de acción, una organización, una hoja de ruta para intentar conseguirtodos esos objetivos que dice perseguir; y aquí es donde, estando de acuerdo con casitodo lo que piden, discrepo en cómo pretenden conseguirlo. Mantener una reunión de 100o 200 personas en Sol, desafiando la ley y provocando enfrentamientos con la Policíaprovoca desviar la atención sobre el origen del problema y no me parece que sea la mejorforma de conseguir ningún objetivo. Me parece un grave error que esperaba que nocometieran. ¿No eran bastantes 6 horas de flexibilidad?El 15M, si quiere servir para algo más que para celebrar asambleas y debates estériles, siquiere algo más que mirarse el ombligo en su análisis que le mantiene en la parálisis debeelaborar una hoja de ruta, una estrategia para conseguir los objetivos que persigue quedebe pasar, primero, por saber cómo quiere que se produzca el cambio social y políticoque demandan:
a) Cambio del sistema desde dentro, desde el cambio de las leyes, como ya se hizo alpasar de la dictadura a la democracia, o
b) Asaltando el Congreso y las instituciones con violencia y estableciendo un nuevorégimen por la fuerza, con o sin mayoría social.
¿Tienen esto claro? A mí me parece que no. En cualquier caso opino que están actuandomás como si pretendieran la opción b), condenada al fracaso, que la opción a).Porque si se trata de cambiar el sistema corrupto imperante y la democracia de terceraregional por una de primera división como algunos queremos y apoyamos, entre otrascosas, deberían empezar por decidir un decálogo, o 15, o 20 puntos esenciales yplantearlo a todos los partidos políticos, para lo cual deberán elegir una comisión oejecutiva porque los políticos no van a ir a sus asambleas, entre otras cosas porque encada asamblea y en cada ciudad se decide una cosa distinta. Y una vez decididos los puntosy planteados, exigir un compromiso de los partidos por escrito y si hace falta ante notario,de las leyes y plazos que van a cambiar en cumplimiento de ese compromiso que cambiaráel sistema, a cambio de que el 15M pida el voto para ese partido o que se mantenganeutral si son más de uno los que se comprometen.
Si ningún partido político acepta llevar a cabo las transformaciones legales pertinentes,puede recurrir a partidos sin representación (como el Partido Pirata, que ya existe enEspaña), que tiene representación en países nórdicos (nació en Suecia) y que estáobteniendo muy buenos resultados en las últimas elecciones en Alemania.Y una tercera y última opción, en el supuesto de que quieran pasar de la parálisis por elanálisis a la acción política eficaz y la consecución de objetivos es construir un partidopolítico que concurra a las elecciones, y con la fuerza que obtenga, que plantee loscambios que muchos españoles decentes de izquierdas, centro y derechas venimos demandando.
Transmutar toda esa fuerza tras un año de actividad en 200 concentrados en Sol a las 4 dela mañana y en un rifirrafe con la Policía es no haberse enterado de nada, estarprotestando contra el árbol sin alcanzar a ver el bosque.La voluntad popular no la tienen 200 o 2.000 personas en una plaza sino millones de votosen las urnas, por lo que arrogarse la representación del pueblo sin haberse sometido a suvoluntad es un acto de despotismo ilustrado impropio de quienes dicen hablar en sunombre. Menos reflexión y teoría y más acción práctica. Al pueblo solo lo representa quienelige el pueblo, que ya somos mayorcitos, pensamos y votamos, y a quien elige el puebloimparte, con toda legitimidad, las órdenes a la Policía, que las cumple en el marco de la ley.
ConstituciónHemos tenido que llegar a esta crisis, a estar prácticamente en la ruina (creo quetécnicamente España lo está con la prima de riesgo hoy rondando los 500 puntos básicos)para que algunos miren a la Constitución y pregunten por qué no se cumple.Desde el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 la Constitución, o no se hadesarrollado, o se ha desarrollado restrictivamente, o incluso, se han hecho leyes queclaramente vulneran el espíritu y el texto constitucional.
Por no hacer excesivamente largo este escrito me remitiré a la Ley de Protección de laSeguridad Ciudadana (1/1992) conocida como Ley Corcuera, que ha posibilitado, en lentapero inexorable degeneración, que España sea el país con menos derechos civiles de losciudadanos llegando a realizarse 10 millones de identificaciones en un año. La Ley fuerecurrida al Constitucional y el Tribunal Supremo estableció que cuando se produzca lasospecha de que alguien ha cometido o puede cometer un delito la Policía puedeidentificarlo, lo que ha degenerado en la exigencia por los mandos (responsable directo esla Junta de Gobierno del primer Gobierno socialista de Zapatero) a los policías de realizarentre 15 y 25 identificaciones diarias a cualquier ciudadano.
Un compañero en Madrid, sin duda fiel cumplidor de dichas instrucciones llegó a realizar600 identificaciones en un mes, y cuando lo lógico era que fuese analizado para ver si teníael “síndrome de Vietnam” por el que los soldados norteamericanos creían seguir en guerraaños después de estar en su país, que en este caso es ver a los ciudadanos no comopersonas cuyos derechos debe proteger sino como potenciales delincuentes, el sistemapolicial imperante reconoció su ardua tarea con una felicitación. Hemos llegado a levantaracta y proponer para 300 euros de multa a un señor mayor que iba en una moto con unmatojo de espárragos y entre ellos llevaba una pequeña navaja con los que los habíacortado, a una persona la identificamos cinco veces en un día en el parque del Retiro(español aunque de raza negra); y los libros de registros de identificados en las comisaríasno han sido revisados en estos 20 años por nadie. De haberse hecho tal vez se hubiesepodido corregir esta deriva. Controles de identificación masivos, indiscriminados e ilegales,contra los derechos civiles de los ciudadanos, poniendo en riesgo la protección jurídica delos policías que son forzados a hacerlo para que el DAO o el director general, o el ministro,puedan presumir de “palotes”, que no son otra cosa, en el 99% de los casos, queciudadanos cuyos derechos se han vulnerado. Y no hablaremos de la facilidad con la que seorganizan controles de vehículos por todas las policías en este país (más que en cualquierpaís en guerra) como si los conductores no fueran ciudadanos detentadores de derechos.Sin la mínima garantía legal, ni razonamiento, ni escrito de responsabilidad de quien da laorden de someter a los ciudadanos a ese escrutinio…todo impropio de un país deciudadanos con derechos como dice la Constitución. La costumbre que ha consolidado prácticas corruptas como si fueran normales en otros ámbitos aquí también ha actuado enel mismo sentido.
Todo esto dicho durante años, con remisión de escritos a la fiscalía general del Estado, agrupos parlamentarios y al defensor del Pueblo por cuatro sindicatos policiales, sin quehaya respondido ninguna institución o grupo político. Esa misma ley es la que se utilizatorticeramente en conflictos sociales, huelgas generales etc. y están suponiendo multas ajóvenes en un país donde el 50% de ellos está en el paro y el otro 50% con una multapierde 15 días de salario. Y esto en una presión sostenida de identificaciones masivas enparques, plazas, centros de ocio, puertas de locales etc. está creando un caldo de cultivocontra la Policía de la que los policías no son responsables, pero están en “primera línea defuego” recibiendo los ataques que provocan las políticas erróneas de dirigentes del PPahora y del PSOE antes. El paroxismo de esta norma se produjo hace dos años, con elPSOE, que llegó a enviar a policías a identificar a inmigrantes que iban a comedoressociales. Por si no fuera bastante, complementó la referida ley con una circular de laComisaría General de Extranjería y Fronteras (la 1/2010) que disponía la detención deciudadanos extranjeros en supuestos por los que la ley no contempla la detención.Ahora, tras años de aplicación de las normas que se han hecho costumbre es muy difícil,por no decir imposible, que se deje de aplicar. La única solución es que se cambien esasleyes y eso nos lleva al apartado a) de la página 1 o a la parálisis por el análisis, lafrustración y rabia, pero sin conseguir cambiar nada de lo que está pasando cada día.
La Policía
La Policía es una de las instituciones mejor valoradas de España. Así viene siendo desdehace años en todas las encuestas. Es evidente que los ciudadanos valoran más la seguridadque garantizamos que si se hace con más o menos respeto a sus derechos civiles, peroestas valoraciones fluctúan, van por ciclos, y en el que estamos ahora de gran depresióneconómica, mantener la generalización de las identificaciones y las sanciones por llevardroga para consumo propio, extender la sanción del portador a todos los ocupantes delcoche, o estar en un acto en una plaza sin autorización expresa (que no tiene porque serilegal) es añadir presión al descontento social. No se resuelven estas situaciones de esamanera.
El modelo de policía que defendemos desde el SUP es de un Cuerpo de personas bienformadas profesionalmente, en una corporación despolitizada, al servicio del Estado ydirigida por el Gobierno que en cada momento elijan los ciudadanos, pero con suficienteformación para discernir las órdenes ilegales, para saber que la ley está por encima delCuerpo y del Gobierno y cuyos miembros se nieguen a atender requerimientos políticos deninguna autoridad profesional o política que vulnere el estatuto Profesional.Hay otras personas (y policías) que parecen querer policías ideologizados, con pocorespeto a los derechos de los ciudadanos, que no tengan ningún escrúpulo en cumplirórdenes ilegales y que vulneren los derechos de aquellos a los que juraron o prometieronproteger. Este no es el modelo del SUP.
Quienes defienden el modelo de policía del SUP entienden perfectamente que un policíaes un ciudadano que tiene padres, hijos, hermanos, amigos…a los que afecta la situaciónactual, que los ciudadanos, manifestantes del 15M o estudiantes no son enemigos (tomanota, JSP de Valencia y demás mandos que lo secundan y piensan y actúan como él), y quelas ideas del 15M no son incompatibles con esta profesión porque en definitiva somostrabajadores de la seguridad pública. Quienes consideren que la Constitución es papelmojado y que hay que imponer el orden aunque sea ilegal e injusto actúan de distintamanera y militan en otras organizaciones. Son dos concepciones sobre la sociedad y laPolicía que existen y se manifiestan y que nosotros conocemos bien por ser blanco de lasiras, insultos y descalificaciones de los unos y receptores del apoyo y ánimo de los otros.En el SUP somos receptores, por defender los principios de la Constitución, de los ataquesde ciudadanos de uno y otro extremo, los radicales extremistas por la izquierda o laderecha (lo que llamamos neonazis o neopolpot), los unos porque nos quieren decomunión y correaje y que “machaquemos” a los “perroflautas”, categoría en la que ellosencuadran a todo el 15M y a quienes tenemos las mismas ideas (incluido yo), y otros justopor lo contrario, porque creen que la calle es de ellos cuando ellos deciden y con desprecioa los derechos de los demás, y si interviene la Policía para restablecer la libertad es unaactuación ilegal. Que las críticas vengan de esos extremos nos ratifica en que estamos en elcorazón de la Constitución y defendiendo el modelo de policía adecuado para que secumpla.
Pero si hemos criticado al 15M y a la Constitución también seremos autocríticos connuestro trabajo. La actuación de las noches del sábado y el domingo con el desalojo endistintas ciudades ha sido excelente y si tuviéramos que dar nota del 0 al 10 sería al menosde un 8. Y sería solo un notable porque sabemos y podemos hacerlo mejor, debemoshacerlo de 10, de sobresaliente, porque es lo que esperan los ciudadanos de nosotros.Algunos errores cometidos debemos corregirlos. Por ejemplo, de las fotografías publicadasde los desalojos de la Puerta del Sol de Madrid se observa a un compañero solo con unajoven a la que detiene (la unidad básica de actuación deben ser 2); se ve arrastrar a unapersona que se resiste (no se puede arrastrar porque puede ocasionar lesiones porrozaduras, hay que levantarlas); se observa a 7 compañeros con una persona (sobranalgunos); se observa una detención de una joven inmovilizada a la que se tarda demasiadotiempo en llevar al coche policial; o hay una persona detenida en el suelo, con las manosen la espalda, cuya imagen es obtenida por diversos fotógrafos y que está expuestademasiado tiempo, debiendo haber sido conducida antes al vehículo de apoyo. Se observatambién una zancadilla impropia a un joven que corre entre nosotros, y cuando estabaescribiendo esto, me remiten un vídeo en el que se observa un golpe de un compañero aun joven al que lleva detenido esposado a la espalda. Un comportamiento abusivo quenunca compartirá ningún buen profesional de los que nosotros queremos representar. Asíno se trata a nadie. Eso se aprende en las academias y si es preciso deberían establecerseprocesos de formación intensiva sobre Código Deontológico de conducta para que esascosas no se produzcan.
Analizados los errores, las órdenes recibidas, la flexibilidad aplicada y la actuación en suconjunto merecen una valoración positiva, y los errores hay que corregirlos porquesabemos, podemos y queremos hacerlo mejor.
Nuestra tarea en estos actos es muy complicada porque hay decenas de fotógrafos yporque con las nuevas tecnologías es fácil captar una imagen de un instante que pretendademostrar que somos y actuamos sin respeto a la ley y los derechos de las personas. Nonegaremos que podemos cometer errores, como todos los profesionales, y que actuarfrente a personas es una tarea difícil porque cada reacción es distinta. Por eso debemosextremar la profesionalidad, la contención y el respeto incluso hacia aquellos que nosinsultan o provocan, porque una reacción excesiva o inapropiada les da munición paramanipular y “disparar” en las redes sociales y medios de comunicación. Es más, hayquienes están en esos actos no porque defiendan las ideas del 15M sino porque quierenprovocar esos incidentes.
Anoche, tras difundirse la detención de una mujer por un compañero de la UIP las redessociales, al menos Twitter, se inundó de miserables mensajes emitidos por manipuladoresque chapotean en la mentira como los terroristas en la sangre de sus víctimas, acusando alcompañero de acoso sexual. Lo dijimos allí y lo decimos aquí: están reservados todos esostuits por si la Dirección General de la Policía quiere instar de la abogacía del Estado laexigencia de responsabilidades a gentuza tan infame. Que vuelvan a inundar nuestrocorreo electrónico o mi twitter de insultos y amenazas de unos y otros es un precio quepagamos gustosos por defender a quienes lo merecen y por no ceder ante la manipulacióninteresada de quienes nos han declarado objetivo de sus vilezas.
Si el 15M tuviera para todo la misma determinación que para apoyar a quienes hacen dañoal movimiento y para denunciar a policías posiblemente ya estaríamos en una mejorsituación.
Madrid, 14 de mayo de 2012 José Manuel Sánchez Fornet http://www.sup.es/01/557.pdf
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