Bankia es la crónica del disparate. Un buen día los políticos descubren que
las Cajas, son el potencial que les faltaba para alcanzar el éxtasis: permiten
financiar al partido, ejercer el tráfico de favores sentando consejeros y son
imprescindibles para realizar inversiones faraónicas. Lo mismo les da, que
les da lo mismo, un aeropuerto que un parque de atracciones, se trata de
recalificar terrenos y si son de conocidos mejor. Más que activos tóxicos, lo
que acumulan, es cianuro en estado puro. Después se escudan en las hipótecas de
los particulares, aunque saben de sobra que son sólo una chispa del océano.
Cuando votan las leyes de los consejos de administración ni partidos ni sindicatos protestan, nunca nadie ha dimititido por considerarlo una inmoralidad. Es un trabajo cómodo, con un buen sueldo y la única responsabilidad consiste en cobrar una indemnización si la cosa no va bien. Es entonces cuando empiezo a sentirme huérfana y trato de protegerme contra quienes aceptan con sumo agrado leyes corruptas. Ser ciudadana empieza a ser una carga demasiado pesada. No hay quien pueda creerse que cesando a Rodrigo Rato para poner a Goirigolzarri, la entidad dejará de ser un banco ruina. Les pareceré una listilla pero lo sabía desde el momento en que el julio pasado salió a bolsa. Es imposible que siete entidades descalabradas, den como resultado un banco solvente. Se ve de lejos que es un agujero negro. Entretanto ¿será capaz el Estado de hacer desahucios con nuestro dinero?. No debería atreverse. Primero tendrá que nacionalizar los bienes de todos los gestores nefastos que han pasado por cada una de las siete cajas asociadas. Los que ejecutaron y los que consintieron. Ahora que lo pienso ¿es una reforma estructural saber como se financian los partidos?. Criterio Liberal. Diario de opinión Libre. |
|