De cómo se desvalija a un pueblo indefenso
Como se canta en la ya vieja
zarzuela española (de cuyo título no me acuerdo)... “las ciencias adelantan que
es una barbaridad”; y sobre ese monstruoso avance de la tecnología, es como hoy
actúan “los bandidos de siempre”, puesto que con ella han llegado al máximo
control de la masa, de forma que ni soñaron todos los imperios y sátrapas de que
nos habla la historia... “hoy no son necesarias las cadenas de hierro, los
latigazos, deportaciones, trabajos forzados y demás aberraciones que se
emplearon profusamente hasta ayer mismo... y que en algunos lugares aún se
emplean”.
Hoy “los
ejércitos que van a por el botín nacional”, tampoco vienen de fuera, se forman y
nutren dentro del país o nación a explotar; y pregonando o preconizando,
libertades para el pueblo, justicia y otras mentiras, actúan como lo hemos
estado viendo y así llegan a los extremos en que han llegado, destruyendo una
prosperidad que parecía sólida, empobreciendo a la población lo máximo in
imaginado y llevándolos incluso a la indigencia, con una rapidez que asombra y
horroriza al pensador que sabe situarse fuera de todas estas miserias y sin
hacer caso a nadie... se atreve a pensar por sí mismo.
Y ese pensar, le
dice con toda contundencia, que todo lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo no
tiene lógica alguna, puesto que hoy hay medios para producir riqueza tangible y
bienestar sostenible, en grados in imaginados hace sólo unas cuantas décadas;
más aún si nos remontamos al primer cuarto del siglo pasado y que es –a mi
entender- cuándo de verdad se conforma la terrible máquina productora de todo...
la que al final, sólo ha producido los desastres que hoy
padecemos.
A mi entender
todo ello consecuente con la avaricia de unas minorías, ansiosas de riquezas
inmensas y que como ya vaticinara Pitágoras hace milenios... sólo han conseguido
el que la pobreza asole a la mayor parte de este atormentado
planeta.
Si dejamos aparte a
ese engendro moderno denominado “globalización”, que no ha sido otra cosa que
globalizar y concentrar el dinero, que sigue siendo el máximo poder de este
mundo; y nos fijamos en una nación o país, el sistema es el que
sigue.
Se organizan los grupos
hasta convertirlos en los ejércitos antes indicados... y apoderándose del
gobierno, actuando en connivencia con los que dicen ser la oposición y demás
“fuerzas influyentes o con el poder suficiente”... y repartiéndose el botín como
simples y vulgares mercenarios sin escrúpulo alguno... legislan como quieren,
quedan impunes todos, puesto que el primer mandamiento es taparse los unos a los
otros, simulando una “enemistad” inexistente, puesto que como ya afirmé en uno
de mis artículos, todo se convierte en una cama redonda, donde todos se arropan
y nadie sale de ella, puesto que salir... “es entrar en la
nada”.
Desde la dicha “cama” actúan,
siempre empleando el dinero público de forma totalmente libre e impune, pagan
igualmente con suma generosidad a todos los estamentos que pudieran protestar si
no recibían una parte substanciosa y así se establece la que podemos
denominar... “moderna rueda del tormento en la que hacen rodar a las masas,
puesto que para exprimirlas todo les es permitido”.
Nadie responde de
nada y nadie va a responder, puesto que nadie hay con la fuerza (“estos
mercenarios no entienden otro código que no sea la fuerza”) suficiente para
sentarlos ante jueces imparciales y que juzgándolos “naturalmente”, impartieran
(marcando) una justicia inexistente... puesto que y como dice el viejísimo
adagio... “la justicia es una red para coger a
los pajarillos, mientras por sus huecos se cuelan los cuervos y los
buitres”.
Y así se llega, a un
estado de postración, en el que a las masas se las ha entretenido con la súper
abundancia del moderno “pan y circo”, el que de haberlo tenido los césares del
imperio... “aún estaría el césar en Roma y su guardia pretoriana custodiándolo
como en aquellos tiempos”... ya no hay “bárbaros” en las fronteras, como tampoco
fueron los bárbaros (que nos dicen) los que acabaron con Roma.
El
embrutecimiento actual no es otra cosa que el que produce la nueva época
“medieval”, donde el oscurantismo no viene por la oscuridad, sino por el “exceso
de luces de bengala”, que ha cegado a las masas y a las que se las ha educado,
de forma que no piensen, que no deduzcan, que... “el papá Estado les dará
todo”; todo lo que ya estamos viendo, a muchos ya no les llega
ni para comer caliente, ni para tener un techo modesto y digno donde
refugiarse... y a los que ya se les discute hasta la sanidad, por la que se les
exige el que paguen (repago extra) por ella, pese a estar exprimidos con los
infinitos impuestos que pagan... “hasta el mendigo al comprar su diario
cartón de vino peleón y el que le sirve para asumir sus miserias en la cotidiana
borrachera”.
Nos han robado hasta la ilusión... pero no sólo la ilusión
de ser y producir por nosotros mismos, sino y como ya es abundante... la ilusión
hasta de vivir; y de ahí la monstruosa cantidad de suicidios que hoy y
diariamente se producen, en un mundo que dicen desarrollado... pero que de
desarrollo no tiene ni el nombre.
Escribo esto próximo
a cumplir setenta y cuatro años... “me considero hijo de la peor de las guerras
fraticidas que sufriera un país” (la guerra civil española, la última que duró
desde 1931 hasta el fusilamiento del último condenado, en 1965 (Julián
Grimau)... y que los últimos mercenarios ya mentados, han tratado de alargar,
desenterrando esqueletos y removiendo las más burdas pasiones, de un pueblo
siempre explotado y al que hasta en esto, se le ha querido explotar. Digo
ello, por cuanto mi odisea particular, fue una de tantas de millones y millones,
se vieron en situaciones que sólo las sabemos quienes las hemos vivido. Odiseas
que no sirvieron paa nada, puesto que me temo, que de nuevo, nos llevan a
devastaciones similares
Los culpables... ya
lo estamos viendo, todos felices y contentos, todos percibiendo pagas que no
merecen y todos prometiendo que de esta saldremos... aunque los que saldrán
serán los que queden vivos y ni se sabe cuándo será esa fecha...
afortunadamente los pueblos no mueren... sus políticos sí... pero
desgraciadamente nacen otros, que en realidad... “suelen ser clones de los
anteriores”.
Por tanto y como hace dos
milenios gritemos como aquellos desgraciados en las arenas del circo... ¡¡Ave
César... los que van a morir... te desprecian!!
Ver aquí:
http://www.cafeambllet.com/press/?p=17005 una prueba de
cómo se desvalija a un pueblo, con total impunidad, mientras se les obliga a
pagar servicios que ya han pagado con creces.
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