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lunes, 4 de febrero de 2013

POLÍTICA | La imagen del Gobierno, 'tocada' en Europa

Rajoy afronta una semana decisiva en la UE salpicado por el 'caso Bárcenas'
Mariano Rajoy, durante su comparecencia del pasado sábado. | Reuters
Mariano Rajoy, durante su comparecencia del pasado sábado. | Reuters
  • Viaja a Berlín para preparar con Merkel la delicada cumbre europea del jueves
  • Los líderes europeos deben discutir los presupuestos para los próximos 7 años
  • Los mecanismos de vigilancia en los estados miembros son demasiado débiles
  • El Consejo de Europa alertó que veía la transparencia en los partidos insuficiente

Javier Gallego (Corresponsal) | Bruselas
Alejandro Parga periodista V.P. Actualizado lunes 04/02/2013 09:28 horas
 
El escándalo sobre la posible financiación irregular del Partido Popular y los sueldos de algunos de sus máximos dirigentes, entre ellos Mariano Rajoy, le ha estallado al presidente del Gobierno en uno de los momentos más cruciales del año en el ámbito de la política comunitaria.

El jefe del Ejecutivo viajará este lunes a Berlín para preparar con la canciller alemana, Angela Merkel, la delicada cumbre europea que comienza el jueves. En ella los líderes europeos deben discutir los presupuestos de la UE para los próximos siete años, es decir, cuánto dinero pondrá cada país y cuánto recibirá a cambio de fondos comunitarios.

España se juega mucho en esta cumbre -la primera propuesta amenazaba con reducir los fondos comunitarios para nuestro país en 20.000 millones- y la afronta con una imagen debilitada ante el resto de socios europeos. La crisis económica ha desembocado en una pérdida de influencia política dentro del bloque. El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, reconoció hace dos semanas que el Gobierno siente que España está “infrarepresesentada” en las instituciones europeas.

Y por si fuera poco, los escándalos de corrupción destapados en los últimos días (o semanas) han llevado a las portadas de los periódicos internacionales el mensaje de que en España falla la calidad de sus instituciones y se agudiza la falta de confianza de los ciudadanos en sus representantes. Los mismos que han de ir a Bruselas a negociar.

Las instituciones europeas no se han manifestado oficialmente sobre estos recientes escándalos, aunque la inquietud que han levantado estos acontecimientos es más que visible. "No vamos a comentar este asunto porque forma parte de la política doméstica de España", dice la portavoz comunitaria, Pía Ahrenkilde, que el viernes aseguró que no ha pedido al Gobierno español información adicional sobre el caso Bárcenas.

También el viernes Guindos aseguró que las informaciones destapadas por EL MUNDO y 'El País' "no desestabilizan al Gobierno ni supone un impacto negativo en la confianza y la credibilidad de la economía española". ¿De verdad opinan así en Bruselas? ·El Gobierno es consciente del impacto que tienen a nivel europeo estas cuestiones. Debe haber un mensaje claro por parte del Ejecutivo porque las dudas generadas son motivo de preocupación en los estados miembros·, sostiene Sergio Carrera, investigador del Centre for European Policy Studies (CEPS).

'Desesperanza en el peor momento'

También se ha pronunciado al respecto el vicepresidente de la Comisión Europea y titular de Competencia, Joaquín Almunia. El ex candidato socialista a las elecciones del año 2000 ha reconocido que estos escándalos "causan desesperanza en el peor momento". En una entrevista con DPA, Almunia rechaza que "la enfermedad de la corrupción" sea exclusiva de los países del sur de Europa: "No es una peculiaridad de esta zona porque puede suceder, y de hecho sucede, en otros países, aunque quizá no con tanta intensidad".

Esa idea de que "Maquiavelos hay en todas partes" también la defiende una fuente diplomática consultada. "Es una cuestión delicada que tiene sus repercusiones, pero ante todo es un problema interno", opina. "No creo que Rajoy esté ahora en una posición más débil que hace un mes", añade.

Quien piensa de forma diferente es Enrique Guerrero, eurodiputado del grupo socialista. "Todos estos casos, sin distinción, debilitan la posición de España porque las decisiones que se toman en Europa y que se basan en la confianza del país". También pueden causar mella en la figura de Rajoy: "Obviamente está tocado", sostiene Guerrero, que pone como ejemplo el efecto balsámico que supuso en Italia el cambio de primer ministro: "Con la llegada de Monti no se resolvieron todos los problemas del país, pero sí generó más confianza entre sus socios", opina.

En el 'Think Tank' londinense Open Europe también se han hecho eco del 'caso Bárcenas' y las potenciales consecuencias que puede tener en el Ejecutivo. "Es un asunto muy sensible y llega en un momento inoportuno, dado que Rajoy va a negociar con sus colegas el próximo presupuesto europeo. Cuantos antes lo soluciones será mejor para España", señalan.

Control de las instituciones

Otra cuestión que plantean los escándalos aparecidos últimamente en España es el control que las instituciones europeas hacen de la calidad institucional de sus estados miembros. "La Comisión se ha dado cuenta de que ocurre en todos los estados miembros, no sólo en los que están en el proceso de adhesión o acaban de ser admitidos", explica Carrera. Sin embargo, Bruselas tiene las manos atadas a la hora de legislar sobre este asunto porque "si tiras de la cuerda, llegas hasta el nivel local". Lo que está haciendo el Ejecutivo comunitario es desarrollar un "método suave" de intercambio de experiencias entre los estados miembros para coordinar políticas que mejoren el funcionamiento interno de las instituciones y partidos políticos.

La UE no tiene un órgano encargado de vigilar los casos de corrupción en todos los estados miembros. "Hay tres niveles: para los países que quieren entrar en el bloque se aplican los criterios de Copenhague, que son muy estrictos. El segundo nivel son los estados de reciente incorporación, como Rumania o Bulgaria, sometidos a una vigilancia estrecha. Pero es cierto que a los estados 'fundacionales' apenas se les controla", reconoce el eurodiputado socialista miembro de la comisión de Asuntos Constitucionales de la Eurocámara.

La tarea de fiscalizar a todos los países europeos, sin excepción, la aplica con mayor profundidad el Consejo de Europa, una organización ajena al entramado institucional de la UE. En 2011 emitió un informe sobre el cumplimiento de España a una serie de recomendaciones formuladas dos años antes sobre diversos asuntos, entre ellos la transparencia en la financiación de los partidos políticos. Y el resultado fue un suspenso: "El progreso mostrado es muy modesto", sostenía el texto, que pedía "cambios legislativos para mejorar la transparencia de las cuentas de los partidos y de esa forma reducir las posibilidades de corrupción en este sector, que es particularmente propenso a la negligencia".
 
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