Sigue siendo preocupante la
diferencia abismal entre el “discurso” de la clase política actual,
prácticamente toda ella, y la propia realidad de las cosas; me recuerda al Sr.
Maduro, Presidente de Venezuela, queriendo “amenazar” a la inflación, como si diciéndole
ciertos “exorcismos” desapareciese por arte de magia.
Parece que en España, los políticos
también pretenden exorcizar los propios males sociales, sin darse cuenta de que
es la falta de “discurso político” el que hace que crezcan dichos “males sociales”;
ahora (¡de nuevo regurgita!) tenemos a la vista el problema de la “subida de la
luz”: “hecho” que se renueva cada año, como si fuera un “rito hierofánico” que
acompaña al “nuevo año”. Cada usuario de la luz, pagamos la factura “como un
acto de fe”, pues sabemos que si no lo pagamos “se nos corta la luz”; pero
nadie sabemos qué significa la factura, ni de dónde proceden los conceptos que
se nos aplica. “Sabemos”, porque se nos dice, que el 60% ó más, son impuestos,
y el 40% es el consumo.
Como el “Estado” no “representa” lo
público, sino que “gestiona” lo público, es dicho Estado quien nos pide a la
Sociedad Civil que paguemos “ese 60%” para “repartirlo” a quien le place y
porque le place. Los políticos, que aunque surgidos del parlamento no representan
dicho parlamento sino a los grupos que los han puesto ahí en un acto gracioso,
no hacen sino “amansar” a dicha Sociedad Civil, a la que no representan. Se
someten a los dictados del “Estado” al que ya vemos todos como gran “numen”,
con sus decisiones misteriosas que nadie entiende.
Al ser un “misterio”, y este
misterio nutrir el discurso de nuestros políticos, todo su “decir” y “quehacer”
no es más que ruido hueco que ni dice nada ni traslada nada. Siguiendo con el
ejemplo de la “luz”, se nos dice que sube un poco, pero podría subir más y
nadie diríamos nada. Creo que ya estamos “heñidos” de esta forma para aguantar
las no-decisiones de nuestros políticos, pues las decisiones las toman los
plutócratas en cenáculos a los que la mayoría de los ciudadanos no tenemos
acceso.
Sigo preguntando a pequeños
empresarios y me dicen que el “crédito” aún no fluye, o sea, que no hay dinero
en el circuito de la pequeña empresa, de los pequeños emprendedores; el dinero
dado al “Estado” de nuevo se ha ido como el “agua de las Danaides”, pues el
Estado “no representa lo público”, aunque pretende gestionarlo: lo público es
la sociedad expresada en el parlamento, y ni uno ni otra tienen validez en
España: son algo “inferior”; es una paradoja histórica cómo España, que fue la
tierra donde prendió el “erasmismo”, ahora se ha hecho “jansenista”: ¡verlo
para creerlo! El dinero que se ha dado al “Estado” para pagar a los bancos la
mala gestión de las cajas en el tema del llamado “ladrillo”, también lo han
tirado por el “fondo del cesto”: ¡suma y sigue!
Mientras lo “público” no sea la
propia sociedad civil expresada en el parlamento, y el “Estado” no pase a ser
lo que es, algo “privado”, creo que no haremos nada. El “discurso de los
políticos” no será más que el ruido que hacen con el pico las cigüeñas:
cloterar.
Antonio Fidalgo
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