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Autónomos, esa panda de abusones cargada
de derechos
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Sí, eso es lo que somos los autónomos, unos abusones, o al menos
es la imagen que tan a menudo damos de nosotros mismos; tal vez porque no nos
vendemos bien. Si los autónomos contratamos a alguien es porque vamos a
enriquecernos con el sudor del empleado (eso dicen). Nadie parece ver la
realidad como es: cuando el autónomo se queda sin trabajo tiene dos opciones:
seguir pagando al empleado y sus cotizaciones de su bolsillo o despedirlo... y
pagar el despido, que por mucho que se diga que ya no existe eso del despido,
sigue existiendo y sigue constando una pasta gansa. Un dinero que hay que pagar
precisamente cuando menos se tiene.
Lo que ocurre es que la sociedad solo parece ver (o querer ver)
los derechos del trabajador, pero no los de su empleador, y confunde a menudo
enormes empresas con una fuerza laboral y económica desmedida, con un autónomo
que tiene a su cargo dos o tres empleados y no llega a fin de mes en casa.
Empleados que tienen todos los derechos del mundo, y me parece muy bien, pero
son derechos que al propio autónomo que los ha empleado se le niegan. Porque si
la empresa cierra, los trabajadores tendrán paro en la mayoría de los casos,
pero su empleador no lo tendrá,
los empleados dispondrán cada año de un mes de vacaciones, cosa que el
empleador muchas veces no tiene. El empleado tiene un sueldo garantizado, se
facture o no se facture ese mes, el autónomo no sabe lo que podrá facturar ni
cuando lo podrá cobrar. El empleado tiene derecho a dos pagas al año... el
autónomo no puede facturarle más dinero a sus clientes porque estemos en verano
o en Navidad. El empleado podrá coger la baja al mínimo contratiempo, pero el
autónomo lo va a tener más crudo, quizás porque ni siquiera se atreva a
cogerla.
La imagen de los autónomos
Pero a pesar de todo, la imagen del autónomo y del pequeño
empresario sigue siendo nefasta en este país. Todo el mundo parece pensar que
basta con darse de alta de autónomo para enriquecerse con el trabajo y el
esfuerzo de los demás, y no se tiene en cuenta que, gracias a los autónomos,
hay mucha menos gente en el paro; de entrada ellos mismos, que voluntariamente
se han apartado de esas nefastas listas y se han echado al monte con lo puesto,
y por otra parte, muchos son los que han acabado contratando a alguien.
A cambio todo son obligaciones y presiones, tanto sociales como
fiscales... Hacienda los persigue en lugar de incentivarlos...
Algo no está funcionando adecuadamente... ¿alguien sabría
explicarme lo que es?
Ramón Cerdá
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