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martes, 5 de enero de 2016

Renta antigua, una forma como otra cualquiera de competencia desleal

Renta antigua, una forma como otra cualquiera de competencia desleal

Una de las cosas que más aborrezco (y festejo que se la hayan cargado, aunque demasiado tarde) son los alquileres de renta antigua. Me parecen de una desfachatez y de una injusticia supremas. El propietario alquila un local por un precio razonable de mercado en su momento y luego pasan los años... y las décadas y...
#renta antigua
Renta antigua. La gran y absurda injusticia.
1.- No puede subir el alquiler, ya no para cobrar más y enriquecerse, sino para no perder poder de adquisición.
2.- No puede desahuciar al inquilino porque este, visto el chollo que le ha tocado en suerte, ya se encarga de pagar puntualmente mes a mes. No en vano los alquileres de renta antigua son los que menos índice de morosidad tenían.
3.- Evidentemente el propietario tampoco puede vender el inmueble. No porque sea ilegal la venta, sino porque no hay nadie lo bastante imbécil como para comprárselo con esa carga sobre los hombros. ¿Para qué lo va a querer nadie? Ni siquiera al propio inquilino le interesa comprarlo porque ya lo usa casi que gratis.
Pero si todo lo anterior me molesta por injusto y desvergonzado, aún hay otras cosas de la renta antigua que me repatean mucho más:
1.- Cuando por fin se ha terminado el chollo para algunos y la mayoría de los propietarios originales se han muerto... de viejos, todavía salen las críticas al propietario por querer actualizar la renta. O sea, que durante décadas ha sido la víctima y el rehén de su arrendatario y ahora, de repente, se convierte en un ladrón despiadado por querer cobrar lo que es suyo. Y todo ocurre porque hay casos que dicen ser «sangrantes» y que obligan a cerrar negocios de toda la vida como ha ocurrido hace poco con una mítica librería tras 60 años de actividad. Personalmente tendría vergüenza de haberme estado aprovechando del propietario todos esos años para acabar diciendo que me veo obligado a cerrar por no poder asumir el alquiler que me correspondería pagar.
2.- Pero es que, además del perjuicio para el propietario, también está el hecho de que estos comercios han estado haciendo una competencia desleal durante años y años, con total impunidad. Si este local en concreto se puede alquilar ahora por 25.000 euros, será porque está en una zona que lo vale y por lo tanto su potencial de clientes será mucho mayor que el que pueda tener yo si me pongo en otra zona y, además, pago un alquiler mucho más elevado que el de su renta antigua. Pero no, eso parece ser que no lo ve nadie. Solo ven que a esa «pobre gente» que ha estado chupando de la teta ajena toda la vida, ahora no puede pagar el alquiler que le toca pagar.
En resumen: me indignan estas cosas, entre otras cosas porque he vivido algunas situaciones muy cercanas y verdaderamente sangrantes.
Y también me indigna que haya quien defienda que se tendría que subvencionar el alquiler de esos negocios. O sea, que si yo monto un negocio ahora, debo pagar mi alquiler, y con mi dinero subvencionan a otro que está mucho mejor situado que yo y por lo tanto vende más que yo. Eso ya sería el colmo de los colmos y espero que no se lleve a cabo en ninguna parte.
Ramón Cerdá
 
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