Inteligencia colectiva.
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Una hormiga tiene unas
250.000 neuronas, un ser humano tiene 86.000 millones de neuronas.
Evidentemente un ser humano es mucho más inteligente que una hormiga. Sin
embargo las hormigas
poseen, de forma natural, lo que se denomina inteligencia colectiva,
ésta la basan fundamentalmente en tres principios:
1. El fin de la inteligencia colectiva es la
colonia, dicho de otra forma el individuo es la colonia, no la hormiga.
2. La inteligencia colectiva surge para solventar
adversidades.
3. No hay líderes que dirijan la acción
colectiva, los dos primeros principios son suficientes para que se active la
inteligencia colectiva.
De todo esto se
deduce que, gracias a la inteligencia colectiva, una colonia de hormigas es
mucho más inteligente que una hormiga. Hecho nada desdeñable, ya que en un
hormiguero pueden convivir varios millones de hormigas, pero también hay
supercolonias de hormigas donde puede haber más de 300 millones de hormigas y
más de un millón de hormigas reinas.
La humanidad también tiene
inteligencia colectiva que perdura y aumenta a través de los tiempos (el
conocimiento evoluciona, crece y se comparte). Sin embargo, y es curioso, los seres humano tienen
inteligencia colectiva a nivel global, mientras que las hormigas lo hacen ante
una adversidad local y puntual (por ejemplo, hacer un puente de
hormigas para sortear un pequeño “precipicio”).
Sería muy interesante que
los humanos aplicásemos la inteligencia colectiva mientras vivimos en colonias
(temporales) y para solventar problemas puntuales. Una asignatura podría
considerarse como una colonia puntual, hay una hormiga reina (el profesorado) y
una variedad de hormigas con diferentes características (el alumnado). Los
problemas puntuales que pueden surgir en una asignatura serían fácilmente
superables si el alumnado aplicara inteligencia colectiva. Si además la hormiga
reina participara de esa inteligencia colectiva. se resolverían los problemas
del alumnado y en la asignatura se produciría una mejora continua.
Actualmente, de forma
puntual y esporádica está surgiendo una pseudo-inteligencia colectiva (grupos
en redes sociales donde el alumnado comparte recursos) pero que no funciona ni
como la inteligencia colectiva de los humanos ni de las hormigas.
Debemos ser capaces de
integrar las características de la inteligencia colectiva humana (mejora
continua de la asignatura) con la inteligencia colectiva de las hormigas (resolver
problemas puntuales del alumnado a través de la cooperación).
Si las hormigas, con
250.000 neuronas cada una pueden cooperar de forma natural, el alumnnado y
profesorado también lo podrá hacer,
son menos, pero tienen más neuronas.
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