EL REMERO INCOMPETENTE y la españa de los corruptos
Cuentan las crónicas, que en el año 96, se celebró una
competición de remo entre dos equipos: uno compuesto por trabajadores de una
conocida gran empresa española y otros por sus colegas de una empresa japonesa
del mismo sector. Apenas se da la salida, los japoneses salen zumbando, banzai,
banzai, dale que te pego al remo, y cruzan la meta una hora antes que el equipo
español.
De vuelta a casa, la Dirección se reúne en
comité para analizar las causas de tan bochornosa actuación, llegando a la
siguiente conclusión que difunde el secretario -una vez levantada acta- a todo
el personal de la empresa a través del correo electrónico: “Se ha podido
establecer que la victoria de los japoneses se debe a una simple argucia
táctica: mientras que en su dotación había un jefe de equipo y diez remeros, en
la nuestra había un remero y diez jefes de servicio. Para el próximo año se
tomarán las medidas oportunas que reviertan este resultado”.
En el año 97 se repite la carrera y nuevamente el equipo japonés
comienza a distanciarse desde la primera remada. Los españoles, pese a sus
camisetas Lotto, zapatillas Nike y remos de carbono hidratado (que han costado
a la empresa un ojo de la cara), llegan esta vez con dos horas y media de
retraso.
La Dirección convoca nueva reunión después de un sonado
rapapolvo de Gerencia. Para estudiar lo acaecido encargan a un departamento ‘ad
hoc’ la investigación y al cabo de dos meses de pesquisas se establece que: “El
equipo japonés, con táctica obviamente conservadora, mantuvo su estructura
tradicional de un jefe de equipo y diez remeros. Por el contrario, el equipo
español, con las medidas renovadoras adoptadas después del fracaso del año
pasado, optó por una estructura abierta, más dinámica y se compuso de un jefe
de servicio, dos asesores de gerencia, cinco jefes de sección, tres
representantes sindicales (que exigieron hallarse a bordo) y un remero. Por lo
que el Comité de Dirección, tras minucioso análisis llega a la siguiente
conclusión: EL REMERO ES UN INCOMPETENTE”.
A la luz de tan crucial informe, la empresa crea un departamento
especialmente dedicado a preparar la siguiente regata. En el año 98, como el
lector puede suponer, el equipo japonés se escapa nada más producirse la
salida. La trainera hispana, cuya composición había sido encargada ese año al
departamento de Nuevas Tecnologías, llega con cuatro horas de retraso. A fin de
evaluar los resultados, vuelve a reunirse el Comité de Dirección con los
representantes de la alta gerencia en la cuarta planta, o planta noble, del
edificio de Dirección. Se llegó a la siguiente conclusión, según consta en
acta: “Este año, el equipo nipón, optó una vez más por una tripulación
tradicional formada por un jefe de equipo y diez remeros.
El español, tras una auditoría externa y el asesoramiento de los
departamentos de Organización y de Informática y el informe de un grupo de
consultores de Arthur Andersen, optó por una formación mucho mas vanguardista y
operativa y se compuso de: un jefe de servicio, tres jefes de sección con plus
de productividad, dos auditores de Arthur Andersen y cuatro vigilantes jurados
de Prosegur con instrucciones concretas de no quitar ojo al único remero, al
cual la empresa había amonestado y castigado quitándole todos los pluses e
incentivos por el fracaso del año anterior.”
Tras varias jornadas maratonianas de reuniones al más alto nivel
de Dirección con los diversos responsables de departamento y con el apoyo de un
estudio de consultoría externo, se ha acordado que para la regata del próximo
año el remero será expulsado de la plantilla de la empresa y sustituido por una
contrata externa, ya que a partir de la vigesimoquinta milla marina se ha
observado cierta dejadez en el remero de plantilla, una dejadez preocupante que
se manifiesta en comentarios dichos entre dientes, entre remada y remada, del
tipo: “Anda y que os den” o “El año que viene va a venir a remar vuestra puta
madre” y una actitud que incluso roza el pasotismo en la línea de meta.
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