¿Es posible el cambio educativo? Sí. Es posible. Eso es al menos lo que demuestran
cientos de profesores y profesoras, todos los días, de cualquier nivel
educativo y en todas partes del mundo.
El profesorado innovador, al igual que los pioneros, emigra de un contexto
gobernado por procesos y normas que oscurecen la educación,
que, poco a poco, van matando la pasión por el aprendizaje (de
profesorado y alumnado). El pionero, a menudo, realizando un gran
esfuerzo, abriendo camino y sin ayuda de nadie llega a un destino
regido por la participación activa del alumnado, por la cooperación,
por la motivación y, sobre todo, por la realización de nuevos métodos y
actividades.
Como dijo Obama en su discurso de despedida: “Sí, se puede. Sí, pudimos”.
Pues si se
puede y si pudimos, ¿por qué no hay cambio educativo?
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Los políticos afirman que lo habrá cuando se firme el
pacto educativo.
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Parte del profesorado dice que cuando el alumnado venga
más motivado.
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Gran parte del alumnado opina que cuando haya
profesorado más motivado.
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Y la sociedad que cuando haya más recursos.
Ante esta situación, el profesorado innovador está
afónico de tanto gritar que se puede hacer cambio educativo. Basta con
tomar como ejemplo las buenas prácticas, organizarlas y llevarlas allí
donde se necesiten.
Un pionero, por sí solo, puede servir de ejemplo e
inspiración a otros. Pero cuando cientos de pioneros viajan juntos son
capaces de formar ciudades allí donde alcanzan la meta. Tenemos que
hacer el camino unidos, ayudar a los más rezagados y, sobre todo, formar
una nueva ciudad “Educational
Innovation City”.
Debemos tener una meta y un lugar común. En caso contrario, seremos
pioneros solitarios, desperdigados, posiblemente felices pero sin
conseguir lo que es nuestro objetivo: EL CAMBIO EDUCATIVO.
¡¡¡Fundemos Educational Innovation City!!!
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