ARCO IRIS descubre otro
vertedero ilegal de lodos en Guitiriz y solicita al Seprona que localice a los
culpables.
Según informaciones fidedignas a las que ha
tenido acceso ARCO IRIS, la comarca de Guitiriz está siendo afectada por
transportes continuos de lodos de depuradoras (hasta seis cisternas al día) acompañados
de una documentación falsa mezcla de albarán de producto inventado y carta de
porte donde figura un supuesto substrato que no se corresponde en ningún caso
con un residuo líquido validado para aplicación agrícola directa. La naturaleza
y composición de los lodos ha sido verificada por autoridades autonómicas en
materia de fertilización agrícola y protección ambiental.
A la vista de la gravedad de los hechos,
ARCO IRIS ha solicitado por escrito al Seprona que proceda a investigar
oficialmente esta presunta red clandestina de tráfico de lodos en las
provincias de Coruña y Lugo. Existe la fundada sospecha de que detrás de todo
este entramado ilegal estén empresas vinculadas con el vertedero de Grixoa, al
que habrían ido a parar lodos procedentes de la EDAR de Lugo, que ahora están
siendo dispersados por las dos provincias. TecnoSolos Galaicos sería una de las
empresas implicadas en esta actividad, al frente de la cual se encuentra el
avispado empresario Fernando Rodriguez, que viene siendo como el perejil de
todas las salsas que acompañan platos de engrudo residual.
Ahora ha aparecido otra enorme parcela en
los aledaños de Guitiriz que ha sido objeto de ese tipo de vertidos. Este nuevo
vertedero se une a los ya denunciados en Curtis y Sobrado y conformarían la
punta del iceberg de una geografía de la polución que se extiende por Galicia
de forma incontrolada y sin que los servicios de inspección de Medio Rural
hagan otra cosa que mirar para otro lado. Se propicia de esta manera una
situación tercermundista, donde cualquiera puede echar cualquier cosa donde le
apetezca y sin que le pase nada. Es intolerable que la Xunta de Galicia haga la
vista gorda ante un enorme escándalo ambiental cuyas consecuencias para la
salud pública pueden ser incalculables, ya que es frecuente que estos lodos
contengan productos tóxicos como los metales pesados y el lindane, que generan
graves efectos cancerígenos a medio y largo plazo y podrían estarse filtrando
hacia aguas subterráneas y afectando a cursos fluviales.
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