Imagínese que acude a un
gimnasio porque quiere perder peso. El entrenador le indicará que lo
primero es marcar sus objetivos (por ejemplo perder 10 kilos en tres meses). Lo
siguiente que hará es recabar un conjunto de información sobre usted: número de
días y tiempo que irá al gimnasio por semana, peso actual, talla, lesiones…. Le
preguntará por sus hábitos cotidianos: comida, tipo de trabajo, tiempo que anda
o que está en el sofá viendo la tele,….También le realizaran un conjunto de
pequeñas pruebas para ver sus condiciones físicas, por ejemplo le dirán que
camine o corra por una cinta, levante pequeños pesos, le dirán que haga el
máximo número de sentadillas durante 30 segundos y, además, le medirán las
pulsaciones durante la realización de esos ejercicios.
Con todos estos datos el
entrenador personal tendrá información suficiente para diseñar un primer plan
de entrenamiento. No lo establecerá para tres meses, sino que lo hará para unas
semanas, ya que de esa forma verá su evolución, y en función de la misma tomará
unas u otras decisiones para modificar el plan.
El entrenador personal lo
que ha hecho es realizar una evaluación diagnóstica, para posteriormente
establecer un plan de acción personalizado y temporal. Para poder hacer la evaluación diagnóstica
el entrenador personal requiere
3 condiciones:
- Conocer información: su información personal (edad, talla, peso,….), sus hábitos (sociales, profesionales, nutricionales,….) y factores psicológicos (motivación por alcanzar los objetivos, interés, actitud,…)
- Conocer los objetivos. Necesita conocer los objetivos finales (perder 10 kilos), el plazo para alcanzar los objetivos (3 meses) y la dedicación (una hora al día y tres días a la semana).
- Ser experto. El entrenador personal debe ser un experto y profesional, en caso contrario no sabrá crear un plan personalizado y adaptado a las condiciones de cada persona.
Además, la evaluación diagnóstica tiene un fin: establecer un plan personalizado parcial; es decir, se contempla una serie de actividades personalizadas durante un periodo de tiempo (por ejemplo 3 semanas), una vez transcurrido ese periodo se comprobará si los resultados son los esperados por el entrenador personal.
Pues bien, ya sabemos qué
es la evaluación diagnóstica y nos resultará fácil trasladarla al contexto de
la educación. En este caso la evaluación diagnóstica es:
- Recabar información personal del alumno, hábitos de estudio, condiciones psicológicas (a menudo asociadas a su entorno familiar, social o laboral).
- Conocer los objetivos finales que debe alcanzar el alumno y plazos disponibles para ello. Además conocer la dedicación (tanto dentro como fuera del aula) que va a emplear para alcanzar esos objetivos.
- SER UN BUEN PROFESOR. Sí querid@s lector@s, es aquí cuando se nota si una persona es profesional de la educación o no. Si no se es una persona experta en la materia, ni experta en el aprendizaje no será capaz de procesar toda esa información, ni mucho menos establecer un plan personalizado de aprendizaje.
Cualquier profesor, un buen profesor, está capacitado para hacer una evaluación diagnóstica. Sin embargo no se suele utilizar ¿Por qué? Pues porque no se suelen especificar planes personalizados de aprendizaje para cada alumno, ni mucho menos se va a controlar la evolución de dichos planes personalizados.
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