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lunes, 22 de enero de 2018

ERNEST MARAGALL... MÁS LOS MARAGALL Y EL FRANQUISMO



Me achacarán lo de 'resentido', pero al igual que otras tantas veces, y con decenas de personajes de su ralea desde 1980, no puedo por menos que volver a ese discurso ante el nuevo Parlament, como presidente de la mesa por parlamentario de mayor edad. Hubiera debido cumplir con el estricto ritual o cometido reglamentario, pero de acuerdo con sus nuevos dueños o socios de ERC, inició su presencia en la nueva legislatura soltando su vis dramática o bilis teatral, hipócrita, interesada y corrupta. Impresionante el 'este país será siempre nuestro'. ¡Nuestras las recalificaciones, el 3 o 20%,  los enchufes, y toda malversación que se nos ocurra!

Tras toda la vida chupando del bote endogámico, alternando insisto entre el cuento socialista y el independentista -y explotando a los clasistas ancestros- más alardeando de 'economista' ¡otro embuste! pues publican que en las universidades barcelonesas no se le encuentra licenciatura alguna, diría que no entiende que su nuevo adorado jefe Junqueras se halle en prisión. Si su 'elitista club o tribu' se libró durante décadas a ¿qué viene ahora acusarles por disponer del dinero público a cómo les pase por la entrepierna? Voz grave, sin lágrimas, cabeza baja porque quizá se le escapaba la risa o un rictus, señalaba el lazo amarillo del vacío escaño.

Un gran momento de gloria televisiva, protagonista ante las cámaras de TV3, revolcándose en el guión y los credos  independentistas superando a su muy célebre hermano, el de 'ustedes tienen un problema... y se llama 3%'. La antesala del Caso Millet cuya sentencia, ironías de la compleja política catalana, no conviene ante la entronización de Puigdemont, y que cuentan que la esperada repercusión del caso le aconsejó no aceptar la presidencia del actual Parlament. No creo que así fuera pues él mejor que nadie sabe que la Corrupción no impresiona a los fieles independentistas... son simples 'ataques a Cataluña'.

Le supongo por el Ampurdán donde su hermano, y diría que él, gozan de primera o segunda residencia. Del selecto Sant Gervasi barcelonés, donde en una placa de un señorial edificio reza que allí vivió su poeta abuelo Joan Maragall, a su residencia en Rupiá, comprada por Pascual en sus oscuros años en el Ayuntamiento entre franquista y 'transición'.

De nuevo arrimando el ascua a mi sardina, con el derecho que me otorga haber sufrido por la malsana ambición y corrupción de Narcís Serra y su Maragall, nombrado por los 80 delegado del Ayuntamiento en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, donde pactó créditos y declaraciones a la prensa con Javier de la Rosa, copio y pego un artículo indispensable para mi blog y vida, y muy a considerar en esta nueva etapa del 'procés independentista', con el que repito pretenden librarse de sumarios y condenas, consolidando sus activos en negro y blanco.
  
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Libertad Digital
Hace 20 horas

José García Dominguez

"Siempre hablan los que más deberían callar. Así el sufridísimo y discretísimo separatista de toda la vida Ernest Maragall i Mira, heroico resistente secular contra las fuerzas opresoras del Estat espanyol. Primero, desde un puesto de designación digital como alto asesor, junto con su hermano Pasqual, de un alcalde franquista de Barcelona, el célebre José María Porcioles. Después, una vez difunto el dictador a cuyo valido local con tanta lealtad había servido, como agraciado usufructuario de una lista interminable de cargos públicos, chollos varios y canonjías infinitas, todos ellos logrados merced a la generosidad del socialismo hispano y su delegación franquiciada en la plaza, el aún oficialmente llamado PSC-PSOE. Se entiende, pues, la ira del tete Ernest contra ese malhadado Estat espanyol al que tanto detesta. Porque Ernest Maragall, alguien que dice ser economista pese a que en ninguna de las dos universidades que había en Barcelona durante su época estudiantil –la Central y la Autónoma– resulta posible encontrar su nombre en los registros oficiales de licenciados, seguramente habría llegado muchísimo más lejos en su periplo profesional y vital de no ser por ese funesto Estat. Seguro que sí.
Al tete se lo habrían rifado las principales multinacionales de Europa y América, sin olvidar las japonesas, si no hubiese sido porque ese artero Estat espanyol se empeñó en retenerlo en nómina hasta que le llegó la edad de jubilación, cuando, ya por fin hombre libre y pájaro cantor, pudo escupir a placer contra la mano que le ha dado de comer desde que tiene uso de razón. Al cabo, si alguien tiene motivos más que sobrados para odiar y despreciar a España, esos son los Maragall. De entrada, porque el escudero de Francisco Franco en la Ciudad de los Prodigios forzó a ambos hermanos, tanto a Ernest como a Pasqual, a incorporarse, como ya se ha adelantado ahí arriba, al selecto sanedrín de colaboradores de su máxima confianza, la elite de la elite de su equipo de asesores personales, el genuino Gobierno en la sombra que dirigió el Ayuntamiento de Barcelona durante la etapa crepuscular del Régimen.
Pero, siendo grave, aquella afrenta no sería la única que la dictadura les tenía reservada.
Porque, poco después, Pasqual fue obligado por Porcioles a continuar cobrando su sueldo mensual íntegro durante los dos años de excedencia voluntaria que pasó en Nueva York, entre 1971 y 1973. O sea, con Franco aún vivito y coleando. Es más, las autoridades de la época tuvieron incluso que violar sus propias leyes para lograr que el dinero llegase puntualmente a Estados Unidos cada primero de mes. Y es que que sacar de España tales sumas hubiera supuesto incurrir en un delito de fuga de capitales según la normativa entonces vigente. Razón por la cual el máximo servidor del Caudillo en Barcelona tuvo que ordenar a más de media docena de altos cargos del Ayuntamiento que remitiesen de forma individual giros periódicos de divisas al hermano de Ernest. Mediante tal argucia, se logró completar los haberes de su nómina sin violar la Ley de Cambios franquista. Ese fue el cruel modo elegido por la dictadura espanyola y sus lacayos para perseguir y atormentar a la muy nacionalista familia Maragall.
"Este país será siempre nuestro", dijo este miércoles desde la mesa presidencial del Parlament. Como toda la vida, le faltó añadir."
- Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/opinion/jose-garcia-dominguez/los-maragall-y-franco-84182/

INSISTO CONSULTEN

La Gran Corrupción: ERNEST MARAGALL… LOS MARAGALL.

lagrancorrupcion.blogspot.com/2012/10/ernest-maragall-los-maragall.html
6 oct. 2012 - Ernest Maragall anuncia la posible creación de un partido tras las elecciones del 25-11. Como digo, quienes han quebrado Cataluña, ni se sienten culpables… y por lo visto repetirían sus hazañas. Decenas de miles de enchufes a dedo, el Fórum… la Burbuja, Diagonal Mar, recalificaciones, ...

Y ESCRIBÍ HACE ¡¡¡10 AÑOS!!! EL 19-1-2008

12. LA MODELO. Sigue 2º semestre de 1982.Rafael del Barco Carreras

Debía nombrar abogado, y si el ambiente político socialista me alentaba el pesimismo, y aun ignorando entonces la participación de Javier de la Rosa, de grado o por la fuerza del chantaje, en la financiación del PSC y del PSOE, decidí unas consultas con quien creía al margen de luchas políticas, el catedrático de civil Francisco Fernández de Villavicencio. Otro error. Ignorar los sutiles lazos en la profesión y política local me conduciría de nuevo a otro callejón sin salida. Mi admirado profesor en el Instituto Bancario, con quien en mi vida profesional contacté un par de veces, me recomendó a Gonzalo Quintero Olivares, un joven socialista consolidado y prometedor. ¿Socialista?. La teoría, mi teoría, inducida, era cortar el fuego con más fuego. Pero no funcionó. Otro año por delante, hasta el juicio. E igual que con Pascual Estevill, pasarían muchos años para entender mis funestos nombramientos. El futuro demostraría que en mis tres defensores privó más la voluntad de los poderosos que me tenían retenido para encubrir y culpar de un desfalco que no había hecho, y a la vez beneficiándose política y financieramente de que los del “Consorcio” estuvieran en prisión. Si para lo único que quería yo un abogado “socialista” era para que me sacara de allí antes del juicio y en libertad preparar una defensa que a buen seguro me salvaría de aquel embrollo, el nombramiento fue inútil. Pero mi mayor desilusión, superando la de no obtener la “imposible” libertad con fianza, o la de la condena a lo pasado en prisión, al fin y al cabo la soñada libertad, además de no aportar nada en el juicio, sería leer 20 años después sus íntimas relaciones profesionales con mi ex abogado y ya juez Luis Pascual Estevill. Deduje, ya tarde, que si eché en brazos de Piqué Vidal a Pascual Estevill, después al club se añadió mi tercer abogado en el caso, aunque todos ya tenían buena amistad y relación desde la Facultad.
A pocos días del nombramiento mis pequeñas ilusiones ya se habían desvanecido. Gonzalo aportaba un socio, Francés Jufresa. Los dos brillantes, su dominio de conceptos y artículos apabullaban, por más que a mi la palabrería dejó de impresionarme ya años atrás, pero la del joven Jufresa me gusto menos al traslucir conceptos como “es que vosotros los urbanizadores”. Reblandecer creando oscuridades. Un tema, las urbanizaciones, que por si tuviera pocos, no me olvidaría por más que yo pretendiera desentenderme. Las gestoras de las dos grandes urbanizaciones donde me veía involucrado ya hacía tiempo que políticamente habían enderezado la situación de sus “ilegalidad”. Yo no era el “urbanizador”, una serie de situaciones financieras tras la absorción de la Caja General de Crédito, Sociedad Cooperativa, por la Caja Ibérica, y de esta por el Banco Central, me situaron de administrador y avalista de la Urbanizadora Zona Rústica San Llop, en Tordera, y Can Fornaca, en Riudarenas. Que cinco años después intentara demostrar a mis abogados que yo no era el “urbanizador”, una inutilidad. En favor de Jufresa diría que el tema urbanizaciones se congeló, incluso se convenció y me convenció que se sobreseía el caso, el único penalmente abierto, Can Fornaca. Diez años después, resultó que estaba muy vivo.
Cuando los cimientos de un caso, o casa, se basa en arenas movedizas, o sea, todo mentiras, los equívocos se producen en cadena, y el de Jufresa pura minucia. Otro con más enjundia me había demostrado un año antes que en los altos medios financieros de Barcelona el tema Consorcio seguía el camino del puro disparate. Me llaman al Centro. Un notario. Caso insólito, transgrediendo todos los reglamentos del lugar y leyes afectando mi situación. El Banco Central me comunica que mis cuentas se han liquidado sin saldo ni a favor ni en contra. Yo calculaba que de la liquidación de la Caja Cooperativa, con mi aval, por las urbanizaciones y hasta por el movimiento muy posterior con varios negocios y promociones inmobiliarias los saldos negativos sumarían un par de centenares de millones, pues, en un milagroso acto de bondad, me perdonaban las deudas. Deducción, en la dirección general no querían verse involucrados en negocios con “Del Barco”. Una ingenuidad por mi parte ese pensamiento, lo que no querían era verse involucrados en una operación con el Consorcio que aún citada por el Periódico no trascendió. Quizá compensaron lo que perdieron conmigo con lo que habían ganado con Antonio de la Rosa, también varios cientos de millones por unas naves industriales financiadas y construidas por el “Grupo Central”, o aledaños.
Dos o tres conversaciones, a pie, en el pasillo, y me dije que en cuanto abogados, seguía sin tenerlos, eran más de ellos que míos. El sumario, cerrado, no se admitirían más pruebas, nada que hacer. La libertad con fianza, ni pedirla, puesto que anticipadamente se sabía que no se concedería, así pues, aunque me costarían más baratos que Pascual Estevill, solo cabía ver su actuación en el juicio, que evidente, tras los años pasados en prisión, me condenarían a lo que pedían Fiscalía, Ayuntamiento y Consorcio. Si lo presidiría el mismo que obstinadamente negaba la libertad, el resultado se veía claro. El juicio, puro trámite, y más el recurso al Supremo. Por primera vez oí hablar que podríamos recurrir a Estrasburgo, al Tribunal de Derechos Humanos. No había pruebas, ni para retenerme en prisión y menos condenarme. Eran simpáticos los jóvenes socialistas, ponían velas a todos los santos. Si tenía que recurrir a Estrasburgo, como ya varios de los condenados de entonces, aviado estaba. Si doce años, con dos, tres o cuatro de preventivo, se podían cerrar tras condenado con un “tercer grado”, lo de Estrasburgo me sonaba mal, muy mal, pero no discutiría mis planes con mis nuevos abogados. Silencio, y si hablando de Estrasburgo me preparaban para perder el aun lejano juicio, yo abriría otros frentes.
Y mi situación en la cárcel, no solo mejoraba, era inmejorable. Los apuntes de Doña Pilar los entregaba a Ana y una mecanógrafa exterior los mecanografiaba. Y si me libré de clases y apuntes de Criminología, algo aprendí de los sanos principios que ni de lejos regían en la casa. Otro tema, los formularios que rellenaba la “criminóloga”, y que firmaba como “La Letrado Jefe”, sin ser ni criminóloga ni menos letrado. No me libraba tan fácil, pues las más de las veces los mecanografiaba con ella esperando, pero con ello contentaba también a Don Antonio, el único funcionario de la sección, que se quitaba de encima su único trabajo.
Y si en el economato cuadraban hasta los hidratos de carbono, proteínas y calorías, ahora el formulario de “clasificación penitenciaria”, era otro cantar. Si la base del economato, con sus facturas falsas, y su perfecto cuadre, permitían al selecto grupo dirigente un vivir muy por encima de unos sueldos oficiales de pura miseria, aunque hubiera beneficios añadidos, como vivienda o economato, aquellos formularios admitían un juego total respecto a la distribución de “beneficios penitenciaros”, e indiscutiblemente allí la firmante jefe, si bien se manifestaba dueña del lugar, parecido a Don Daniel, solo era la punta del iceberg, y por encima o debajo flotaban los mismos que en los economatos, la Dirección, la Junta de Tratamiento, y algo remoto pero presente, Madrid, la Dirección General. Otra de las coincidencias, nunca nadie se opuso a las cuentas de Don Daniel, aunque todas las facturas y recibos de proveedores se confeccionaran con la misma máquina, y nunca nadie dejó de firmar el libro de actas de la Junta de Tratamiento, siempre todo ratificado en la Dirección General. Un Poder monolítico. Y eso me llevaba a la conclusión que un tercer grado “pactado” con Doña Pilar, iba a misa. No cabía duda sobre la perfecta simbiosis. Allí funcionaba perfectamente, el “hoy por mi, mañana por ti”, o sea, cada uno de los firmantes aportaba sus “pupilos”, y todos contentos. Suponer que en Madrid incluirían en sus presupuestos, los Presupuestos Generales del Estado, a doña Pilar por titulada superior y le pagaran como simple oficinista, pura minucia. Y si ya funcionaba un Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, aquel año nunca supe de su existencia. Para mí, el primer Juez, Javier Gómez de Liaño, existió cuando veinte años después leí sus memorias donde se rasgaba las vestiduras por lo que descubrió en aquella Modelo.
“Ana esto ya es el colmo…hasta el test de Rochas…”. “¿Y qué es eso?”. “Esas manchas de tinta china por la que los psiquiatras o sicólogos definen personalidades…pura patraña…además que ella…no es nada…”. “Cuidado no vayas a meter la pata…tú sí a todo, es tu única oportunidad en la vida…sino…a viajar”.
Por lo visto lo de “a viajar” Pilar lo soltaba en su ambiente preferido, el bar de la Tina. Allí familias, y hasta abogados, incidiendo primero en Tina, pasaban a departir con Pilar, y no se cortaba un pelo. Y aun dentro del “a viajar”, había “grados”. No eran lo mismo los penales de Puerto de Santamaría, Ocaña o Santoña. Del de alta seguridad de Extremadura, para muy peligrosos, primer grado, ni se hablaba, y menos del geriátrico en Cuenca o Teruel, no recuerdo, donde acababan sus días quienes viejos olvidados y sin raíces no se librarían del Sistema Penitenciario. Cadenas Perpetuas, y en casos, sin nunca juicios.
Si mi única relación con el interior de la cárcel consistía en ir por las galerías a sacar a los cuatro o cinco diarios que una vez juzgados Doña Pilar “clasificaría”, la situación interior, me demostraría que ni eso podía hacer. En una de las celdas de la Cuarta con ocho reclusos, para salir entero, tuve que prometer un favor que nunca haría. Mi nuevo lugar de trabajo conectaba con abogados y visitantes por las cabinas de jueces y eso despertaba ideas. Yo podía coger dinero y paquetes y pasarlos al interior, y encima sabían que ningún funcionario me cacheaba al pasar las cancelas. Prometer suponía no solo no volver a la Cuarta sino alejarme de cualquiera de los circuitos por donde pasaran los amigos de los “airados”. Le entregaría al “cabo” una copia de la lista de los citados y él se encargaría de situarlos en la cancela de la galería. El “servicio” me costaría veinte duros cada semana. Una situación delicada, porque si sabían muy bien que intentar utilizarme no comportaba peligro alguno, los kíes se enfadaban no solo por “chivarse” sino por no obedecerles. Y en un momento donde el grupo dirigente de la Cuarta combinaba de nuevo conceptos políticos (se rebautizaron con el viejo nombre de la COPEL, presos en lucha) con el tráfico y dominio de su galería, cualquier negativa pudiera ser muy peligrosa. Que encontraran diferentes caminos para sus contactos y suministros paliaría el enfado pero no olvidarían.
El cuarto trimestre de 1982, con completa saturación, 2600 individuos, donde 800 ya eran demasiados, y sin los más elementales servicios de comedor, limpieza, enfermería, más la aplicación desaforada de la fuerza para contener lo abocado a otros motines mucho peores que los de 1977, y donde la ARBITRARIEDAD JUDICIAL era absoluta, sin topes de instrucción de sumarios (la mayoría de los presos cumplían gran parte o la totalidad de la condena como preventivos), resultó dramático. Continuará.
Ver www.lagrancorrupcion.com
 
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