El principal
planteamiento de Alcohólicos Anónimos es el apoyo mutuo a través de una
comunidad de personas que comparten una experiencia común. Una experiencia
a menudo de retos, esfuerzos y superación. La experiencia es clave para
ayudar a otras personas a conseguir una meta, en este caso es dejar la
bebida. Realmente el planeamiento es tremendamente sencillo y eficaz ¿Quién
puede ayudar a una persona a dejar la bebida? Pues otra que ya lo ha
conseguido. Si además las personas que quieren dejar la bebida se apoyan,
cooperan y comparten experiencia, el resultado es espectacular.
Los grupos son locales,
es importante la proximidad, pero hay una comunicación con otros grupos
tanto a nivel nacional como internacional. De esta forma se aumenta y
difunde el efecto.
¿Por qué no aplicar
este planteamiento en innovación educativa? La persona que ha innovado a
menudo ha recorrido un camino de esfuerzo, de superación y retos. Así pues,
¿quién mejor para ayudar al profesorado que quiere realizar innovación
educativa?
Se pueden hacer grupos
por proximidad, por ejemplo todo el profesorado que ha innovado o quiere
innovar en un centro de formación concreto. La heterogeneidad de
asignaturas, visiones y objetivos enriquecerían al grupo. Además los grupos
pueden estar en contacto con otros grupos más lejanos, con lo cual se
podría compartir la experiencia entre unos y otros. Esta red de
grupos lo que conseguiría es que cualquier avance en un grupo se podría
compartir con el resto.
Pues nada, yo intentaré
realizar una “Asociación de Innovadores Anónimos” en mi centro (o en
centros cercanos). Ya os iré contando.
Si alguien se anima
podemos compartir a través del hashtag #innovadores-anonimos
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