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jueves, 29 de noviembre de 2012

Mafias y el 'timador ocasional' tratan de defraudar 521 millones al seguro


Mafias y el 'timador ocasional' tratan de defraudar 521 millones al seguro

La necesidad económica agudiza el ingenio para la picaresca y defraudar a las compañías de seguros se está convirtiendo en una práctica habitual entre clientes, que apurados por los bajos ingresos, y sin miedo a ser pillados, inventan siniestros o exageran algunos existentes. Las reclamaciones fraudulentas detectadas por las compañías ascendieron a 521,4 millones de euros el año pasado.
Gracias al "olfato" y laboriosas investigaciones, propias o encargadas a detectives privados, redujeron la factura final a 157,1 millones y ahorraron 364,28 millones, tras poner en evidencia la trampa. Son datos de Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones (ICEA) con los casos detectados -se escapan los siniestros que no despertaron sospechas o era "antieconómico" constatar su irregularidad-.

Estafadores oportunistas

Darse de baja por invalidez y seguir trabajando, ocultar enfermedades graves al contratar la póliza, reportar un televisor de plama inexistente en un robo falso en el domicilio e, incluso, fingir un fallecimiento o incendiar el propio negocio forman parte del catálogo de estafas. La problemática ha sido históricamente creciente con las mafias que viven de sacar tajadas al seguro, pero se dispara en los últimos años con la entrada también en escena de "no profesionales" y "oportunistas", movidos por apuros económicos. Los casos aumentan un 71% desde 2008 y suben de 76.759 a 130.959 en los últimos cuatro años.
El sector pone los medios para atajar, sobre todo, indemnizaciones de serie o relevantes. La patronal aseguradora Unespa ha creado, por ejemplo, un fichero para combatir el fraude en el seguro de automóviles. Un caso frecuente provocado por mafias son automóviles indemnizados como siniestro total que retornan al mercado tras una completa reparación y vuelven a ser asegurados en otras compañías. Otro, también de grupos organizados, es comprar coches de alta gama, nuevos y siniestrados, asegurar el primero, cambiarle el bastidor, simular un accidente para cobrar el importe íntegro del coche y presentar el accidentado como prueba.
La dificultad para atajar algunos incidentes crece si el taller hace la vista gorda o está conchabado con el cliente y, por ejemplo, pasa reparaciones bajo un siniestro de daños anteriores al choque.
Entre las estafas en automóviles, un 23 por ciento son en siniestros simulados y el 27,8 por reparar daños anteriores a la colisión. En daños personales, el 23 por ocultar dolencias al contratar la póliza.
La crisis y la falta de concienciación abona el terreno para que la situación vaya a más, pese a las advertencias de las aseguradoras de que los mayores costes en siniestros acaban perjudicando a todos porque encarecen el precio medio de las pólizas. Y crece el timo sin reproche social. Un tipo de estafas que, incluso, se comparte con amigos o en la barra del bar como un logro para sacar un sobresueldo o evitar poner del propio bolsillo el dinero para ciertas reparaciones.
El mejor inicio de su proliferación es que el fraude "low cost", de coste inferior a los 500 euros, se ha triplicado en apenas dos años. Los casos detectados suben de 10.826 a 32.506, y en autos de 5.545 a 18.993.

Aceptado socialmente

Las compañías hacían la vista gorda por cuestiones financieras: investigar casos pequeños acarrea costes más gravosos que asumir sin discusiones el siniestro. Pero su proliferación ha hecho saltar las alarmas porque muchos miles ya es un coste importante y si se admite socialmente, será más difícil de erradicar. Denunciar el robo de un tablet, el ordenador o móvil smartphone que no es propio es un ejemplo.
Con la investigaciones, el seguro ha evitado de media 2.400 euros en estafas en seguros de automóviles, 9.600 euros en siniestros de daños personales o casi 13.000 euros en otros de vida, accidentes y salud

 
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