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martes, 1 de enero de 2013

Estado depredador



Lo estamos viendo por todas partes. En Portugal han prohibido ir al médico a pesar de cobrarles un dineral, en Francia quienes tienen algo en el banco se marchan del país, en Grecia levan años de manifestaciones ya que el personal no puede sobrevivir, el Estados Unidos va a producirse el mayor atraco al contribuyente hasta la fecha… Aquí después de la tremenda subida de impuestos ya tenemos de nuevo subidas de la luz, agua, teléfono, tabaco, de la mayor parte de los servicios… siempre con la amenaza de que el estado de bienestar se va al carajo… ¿El bienestar de quién? Lo que le está ocurriendo al ciudadano de pie, no tiene nada que ver con su bienestar.


Quienes si están manteniendo integro su bienestar es toda la caterva de políticos, politiquillos, parlamentarios, jefes de la nada o enchufados a la teta presupuestaria, cuyos recortes se han basado en tener a disposición de alcaldes y similares de un coche de alta gama en vez de los dos mas habituales o pasar del centenar de sus asesores a ochenta.

Cuando Mariano Rajoy entró a gobernar desperdició el momento para solucionar los problemas de base del pais y fue cuando los socialistas desalojaron sus múltiples mamandurrias y fuentes de despilfarro de sus acólitos que ocupaban cargos en los miles observatorios, diputaciones, empresas públicas, televisiones autonómicas, paradores nacionales, fundaciones etc. como innecesarias fuentes de gasto y despilfarro, cuando fueron simplemente substituidos por otros personajes  malgastadores y corruptos,  cuya diferencia era simplemente tener un carnet de partido de otro color. Ni un solo gesto contra la corrupción de las castas autonómicas y municipales.

El Gobierno cierra el año con un altísimo nivel de rechazo popular: en la más reciente encuesta de Sigma Dos, dada a conocer este domingo por el diario El Mundo, nada menos que el 60% de los consultados afirma tener una imagen mala o muy mala del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Y de la clase política en general. Aquí no se salva nadie.

En cuanto a la valoración de los ministros, ninguno obtiene el aprobado; de hecho, salvo Soraya Sáenz de Santamaría, todos obtienen pésimas calificaciones, por debajo del 4. Rajoy ha de conformarse con un raquítico 3,55, muy inferior al 4,28 cosechado por su vicepresidenta (4,28) y al 5,43 que cosechó él mismo el pasado enero. Significativamente, los réditos de este desgaste fenomenal del partido gobernante no los está recogiendo el PSOE, tan culpable de la pavorosa situación que enfrentamos, sino IU y UPyD.

Era inevitable que el Partido Popular pagara la crisis en los sondeos. Pero sólo hasta cierto punto. Y es que el PP está ganándose su impopularidad a pulso, con sus vaivenes, sus promesas incumplidas, sus improvisaciones, sus silencios, sus zigzagueos. El Gobierno de Rajoy tiene un problema de comunicación, sí, pero éste a su vez es consecuencia de un problema de mucho mayor calado: el Gobierno de Rajoy carece de estrategia porque no cree en su proyecto, ni siquiera ha cumplido una de las promesas que hizo a sus votantes como atajar los abortos, eliminar la memoria histórica y tantos y tantos agravios de tipo ideológico del socialismo. Así de sencillo.

Si Rayoy creyera en si mismo, no hubiera tomado muchas de sus peores medidas, las más intervencionistas, las más lesivas para las libertades de los españoles, las que más han desagradado a tantos de sus votantes. Las más contraproducentes. Todo son medidas para ver si suena la flauta.

En noviembre de 2011 España votó por un cambio sustancial, no por una versión remozada de la ruinosa socialdemocracia dispendiosa que le infligió Zapatero por espacio de ocho años. Pero lo que más me alarma es que soluciones tan elementales como desmontar unas estructuras que los ciudadanos no pueden asumir ni se les ha pasado por la cabeza. Ni en España sino también en casi todos los países occidentales, que siguen endeudándose sin parar con el fin de poder mantener los privilegios de las castas dominantes.
 
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