Pensiones y deuda pública
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Uno
de los objetivos más importantes del capital financiero (es decir, de
la banca, de los fondos de alto riesgo y de las compañías de seguros,
entre otras instituciones) es privatizar la Seguridad Social y, muy en
particular, las pensiones públicas. Éstas representan los fondos más
importantes en cualquier país, incluyendo en España. Los trabajadores y
empresarios cotizantes pagan sus cuotas a la Seguridad Social para
financiar, entre otros beneficios, las pensiones. Y, como hay más
ingresos al fondo de pensiones que beneficios, se ha ido acumulando un
fondo de reserva considerable (alrededor de 65.000 millones de euros).
Es mucho dinero y el capital financiero quiere meterle mano. Representa
una gran golosina. En contra de lo que se informa a la población en los
medios influenciados por el capital financiero (que son la mayoría), hoy
el capital financiero tiene mucho dinero y va en busca de más. Éste es
su próximo gran proyecto: que esta reserva pase a manos de las
instituciones financieras privadas en lugar de las públicas (esto
también ocurre, por cierto, con la sanidad pública, de la que hoy tal
capital financiero desea la privatización para poder también meterle
mano, beneficiándose de ello. La evidencia de que esto es así es
abrumadora).
Uno
de los argumentos que utiliza el capital financiero a través de sus
portavoces o grupos de investigación afines, como FEDEA, es que el
crecimiento de las pensiones públicas es una de las mayores causas del
crecimiento del déficit y de la deuda pública. Y de ahí la necesidad de
que se reduzcan tales pensiones públicas. Este argumento se ha repetido
miles de veces en los mayores medios donde la sabiduría convencional se
produce y reproduce. Y de tanto repetirse, la gente normal y corriente,
que adquiere su información a través de tales medios, acaba
creyéndoselo.
Pues
bien, tal argumento es una mentira enorme. Y utilizo el término mentira
deliberadamente. Mis lectores saben que no me gusta utilizar
expresiones en mis escritos que puedan interpretarse por mis
adversarios, que son muchos, como insultos. Pero es imposible que los
portavoces del capital financiero no sepan que la Seguridad Social es
una institución autónoma que no se contabiliza en el presupuesto del
Estado. No puede, por lo tanto, contribuir al déficit del Estado. Es
más, donde sí están entrelazadas ambas instituciones es en la compra de
la deuda pública por parte de la Seguridad Social. Los fondos de reserva
de las pensiones públicas son uno de los mayores compradores de deuda
pública del Estado español, tal como ha indicado The Wall Street Journal en
sus series sobre la deuda pública en España. Y lo que es más
preocupante es que el 90% de los fondos de reserva de la Seguridad
Social están invertidos en bonos públicos del Estado.
La
Seguridad Social está, pues, resolviendo, en lugar de dificultando, el
llamado problema de la deuda pública española, deuda pública que, por
cierto, ha sido creada artificialmente debido al enorme poder del mismo
capital financiero. Si el Banco Central Europeo (BCE) (que no es un
Banco Central sino un lobby de la banca) hubiera prestado dinero al
Estado español a los mismos intereses que ha prestado a la banca, hoy
España no tendría ningún problema de deuda pública. Ha sido el capital
financiero el que ha creado el problema de la deuda pública a través de
su dominio de las instituciones que gobiernan el euro y muy en
particular el BCE. Y ahora que la deuda pública está en peligro, son, de
nuevo, los fondos públicos de la Seguridad Social los que la salvan.
Esto, que está ocurriendo sin que apenas se conozca, se está haciendo a
un elevadísimo coste: el de que no puedan pagarse las pensiones del
futuro, lo cual no tendrá nada que ver (repito nada que ver) con la
famosa transición demográfica y la supuesta inviabilidad de las
pensiones (debido a que no habrá suficientes jóvenes para pagar las
pensiones de los ancianos), sino con el elevadísimo riesgo de haber
invertido la gran mayoría de los fondos de reserva en la deuda pública
que probablemente el Estado no podrá pagar. En realidad, los
responsables de los fondos de reserva han actuado bajo presiones del
Estado, comprando y comprando deuda pública en dimensiones claramente
excesivas, poniendo al propio sistema de pensiones en peligro.
A
aquellos que continúan alarmando a la ciudadanía indicando que las
pensiones no son viables o que la deuda pública está causada por las
pensiones, hay que señalarles que la evidencia científica no apoya ni lo
uno ni lo otro. Es más, la deuda pública podría resolverse fácilmente,
bien imprimiendo euros por el Banco de España y con ello comprar deuda
pública (lo cual es permitido en la normativa del Sistema Europeo de
Bancos Centrales) o estableciendo agencias públicas de crédito que
pudieran pedir prestado dinero al Banco Central Europeo a los mismos
intereses que la banca privada (lo cual es permitido por el artículo
123.1 del Tratado de Lisboa) como bien documenta Juan Torres en su
artículo “Hay alternativas, incluso dentro del euro” en la revista Alternativas Económicas. Que no se consideren estas alternativas, se debe al enorme poder del capital financiero. Así de claro.