De Javier Benegas [en Vozpopuli.com]
Para explicar la imparable progresión de Podemos en intención
de voto, desde la sala de máquinas del Partido Popular
argumentan que es la crisis económica lo que da alas a los demagogos. Pero
que estos “salvapatrias” tienen las patas muy cortas. Así, en su
opinión, Podemos no
es más que una reacción coyuntural, cuya fuerte pegada se basa en su crítica
fácil y foribunda contra “el sistema”. Pero que "cuando rascas no hay
nada debajo, salvo volver a cosas del pasado". Y arremeten contra las
delirantes propuestas económicas del nuevo partido de izquierda,como la "Renta Básica Universal", que
supondría 145.000 millones extra al año. O la última, una "asignación universal por hijo" a la
argentina.
Así que los gurús de la calle Génova ya han
hecho sus vaticinios: anticipan que el partido que lidera Pablo Iglesias será
flor de un día. Y que a lo sumo terminará fagocitando a Izquierda Unida.
Parafraseando al actual presidente del
gobierno cuando aquello del Prestigie, la corrupción sería solo unos pequeños
hilitos de color negro que, de cuando en cuando, fluyen
Siguiendo este guión, que es el único que manejan los más
insignes peperos(realmente
no tienen otro), en cuanto la crisis económica española concluya, las aguas
volverán a su cauce. Así pues no hay de qué preocuparse, puesto que, en
palabras de Mariano
Rajoy, la recuperación ha llegado con fuerza. Y lo ha hecho
para quedarse. Lo cual casa bastante mal, todo sea dicho, con el hecho de que
nuestro déficit comercial se haya
duplicado hasta alcanzar los 11.882
millones de euros por el menor tirón de las
exportaciones.
El régimen surgido de la Transición, aunque huela, no se toca
Eso sí, reconocen a regañadientes que las deficiencias
institucionales existen. Pero, en contra del pensamiento general, no son de
una gravedad extraordinaria. Parafraseando al actual presidente del gobierno
cuando aquello del Prestigie,
la corrupción sería solo unos pequeños hilitos de color negro que, de cuando
en cuando, fluyen.
Sea como fuere, el modelo político español surgido de la
Transición, aunque sea manifiestamente mejorable, sigue, y seguirá,
cumpliendo honrosamente. De ahí que afirmar que nuestra corrupción es
estructural se haya convertido en anatema. En todo caso, se trataría de una
disfunción coyuntural, que la Ley de transparencia, ese esfuerzo legislativo sin
parangón en Europa, subsanará sin mayores contratiempos.
Por supuesto, tampoco es relevante que según las tramas
afloran, queden en evidencia cantidades cada vez más colosales de dinero
público estafado, defraudado o sencillamente robado. Y que, como desde hace
ya tiempo se bromea en la redes sociales en relación con el destino de miles
de millones de euros de los sufridos contribuyentes españoles, la capital de
España no sea Madrid sino Suiza.
La alarma social se llama corrupción estructural
Poco o nada importa que un estudio de la Universidad de Las
Palmas (Ulpgc) cifre en 40.000
millones de euros el “coste social” de la corrupción en España.
Y que ésta, más allá de las mareantes cifras que exhibe, tenga un impacto
mucho mayor que el que puedan reflejar las estadísticas oficiales. Porque
también hay un coste indirecto que afecta al funcionamiento de las empresas,
a la economía y, en definitiva, a la prosperidad de todos.
Lo que da alas al partido que lidera Pablo
Iglesias es la necesidad de ruptura con el actual modelo político que demanda
la sociedad, no las 'soluciones' que ellos puedan proponer
En efecto, en los países corruptos, las empresas dejan de ser
competitivas porque terminan por dedicar sus recursos a conseguir favores de
la Administración, ya que ello les resulta mucho más rentable
que producir bienes y servicios necesarios. Comportamiento anómalo este que
tiene unos costes enormes muy difíciles de calcular, por no decir que es
imposible, y que se conoce como “rent-seeking” (búsqueda de rentas). Y que
explica racionalmente cómo, cuando la corrupción se institucionaliza y se
vuelve estructural, tal cual sucede en España, las empresas dejan de sentirse
concernidas por los intereses de los consumidores y se dedican a atender los
requerimientos de quienes tienen la potestad de redactar los boletines oficiales.
Con el tiempo, la imagen-país se degrada, lo cual lleva
aparejado nuevos costes. Así, el Banco
Mundial, Transparencia
Internacionaly otros organismos señalan que el capital más productivo, el
que invierte a largo plazo, rehúye los países corruptos, porque éstos suponen
costes añadidos que son imposibles de predecir. Y es que el
capital que busca rendimientos a largo plazo necesita de un entorno
institucional solvente y estable y, sobre todo, claro; en definitiva, que la
corrupción sea de baja intensidad.
Y así, gracias al interesado inmovilismo del Partido Popular,
la maquinaria de la corrupción sigue intacta, libre de la amenaza de
verdaderas reformas políticas, y Podemos crece en intención de voto,
convirtiéndose en una seria amenaza para los partidos tradicionales. Y es que
en Génova no quieren comprender que lo que da alas al partido que lidera Pablo
Iglesias es la necesidad de ruptura con el actual modelo político que demanda
la sociedad, no las 'soluciones' que ellos puedan proponer;
es decir, que cada vez más ciudadanos ven en Podemos un ariete con el que
derribar los muros del búnker. Lo que pueda venir después no les importa. De
ahí que el Partido Popular sea con diferencia el mejor aliado de Podemos.
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