Al agua, patos
|
Cierto que hay una vejez sin arte, indolente y atontada a
fuer de gravosa y molesta carga para los que vienen atrás, pero también una
vejez activa y honorable, solidaria y creativa, la que disfrutan quienes han
llegado a viejos de cuerpo, que no de espíritu. Cada cosa a su tiempo: “La
gloria de los jóvenes es su fuerza y la hermosura de los ancianos su vejez”,
dice la Biblia (Proverbios 20:29).