Multa por tener un piso vacío: esta vez ha
sido Bankia
by Ramón
Cerdá
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Bien saben mis lectores que hace años que no simpatizo nada con
los bancos. Creo que su actitud no es la correcta en muchos casos y que han
creado un sistema que, en general, acaba siendo dañino para la sociedad. Tienen
demasiado poder y poca competencia real. No obstante, llegados a este punto, y
tal como creo que ya he comentado alguna vez, lo que tampoco me parece correcto
(porque creo que es peligroso y puede derivar en consecuencias que acabaremos
padeciendo todos), es que se intervenga en el
concepto de propiedad privada. Recientemente se ha dictado una sentencia con
multa por tener un piso vacío durante dos años. Mi opinión es totalmente
contraria a este intervencionismo. Si yo soy propietario de un
piso que mantengo vacío, me parece muy bien que se me obligue a su correcto
mantenimiento, a pagar las cuotas de la comunidad, a realizar las reparaciones
pertinentes para que su deterioro no perjudique a terceros, etc. Pero de ahí a
que me multen por tenerlo vacío o me quieran obligar a alquilarlo o a
destinarlo a vivienda social, me parece que hay un abismo.
Multa por tener un piso vacío... ¿solo aplicable a los bancos?
En este caso me refiero a un asunto que lleva un juzgado de
Barcelona y que ha terminado en 5.000 euros de multa por tener un piso vacío.
La sentencia todavía es recurrible, ¿pero qué pasará si finalmente se convierte
en firme y empiezan a llover sentencias similares? ¿Los que tenemos más de una
vivienda y tenemos alguna vacía seremos obligados a ponerla a disposición de
alguien? ¿Por qué no la compra el Estado y luego la cede como vivienda social?
Parece muy sencillo y barato montar fiestas con el dinero de los
demás. Estoy a favor de las viviendas sociales, ¡por supuesto!, pero las
viviendas sociales han de tener dos orígenes: o el Estado las construye con los
impuestos de todos y las pone a disposición de los necesitados, o asociaciones
o entidades sin ánimo de lucro pueden hacer cuantas actuaciones crean
convenientes en este ámbito. Pero de ahí a obligar al legítimo propietario de
un bien a cederlo, hay un largo camino. Me recuerda a los tiempos de guerra,
cuando los gobiernos incautaban todo lo que era de metal para fabricar balas.
Este tipo de sentencias son muy peligrosas y pueden abrir una
brecha que luego será complicado volver a cerrar.
Esta vez ha sido Bankia (y no le tengo ningún cariño), la
próxima puede que sea el Santander... ¿pero qué ocurrirá al final? ¿Peligrarán
nuestras propiedades privadas? Mucho cuidado con lo que defendemos.
Ramón Cerdá
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