El Caparazón
Hablamos de la Ley de Flynn
hace ya un tiempo y lo hicimos para predecir los resultados que ahora se
publican. Sí, digan lo que digan los argumentos de Carr y sus afines, Internet
no nos hace más estúpidos sino, como ninguna tecnología anterior, más
inteligentes. Recordemos de qué estamos hablando:
James Flynn, filósofo político y
matemático cuando demuestra que las puntuaciones en IQ son mucho menos
independientes de una genética estática de lo siempre se había pensado y que
por contra, han evolucionado significativamente durante el último siglo, de
generación en generación. El IQ general de la población, así, parece
estar elevándose en 0.3 puntos cada año, tres puntos por década, de forma que
podemos afirmar que los seres humanos somos progresivamente más inteligentes.
Todo ello, comento a menudo en presentaciones, incluso durante la última década
y “a pesar de” para algunos, de Internet.
Así lo demuestran dos estudios recientes, la gente mayor en Alemania y Gran
Bretaña es cada vez más inteligente. Se trata de medidas en población de
unos cincuenta años, que muestran mejores puntuaciones en rendimiento cognitivo
que en el pasado (2006 a 2012). El estudio Alemán en concreto concluye en un
aumento de las puntuaciones en tests de inteligencia, tanto para hombres como
para mujeres de 50 a 90 años.
Las palabras de los investigadores
confirman lo que decíamos ya hace unos años: “Mostramos por primera vez que a pesar de que el aumento en
los niveles educativos causa en parte el efecto Flynn, el uso creciente de las
tecnologías actuales como las computadoras o los teléfonos móviles durante la
primera década de los 2000, también contribuye de forma importante.
La contrapartida… sí, el detrimento
físico que también esperábamos. La actividad física va en declive y también
aparecen evidencias de ello en los estudios. Entre la población germánica, por
ejemplo, estamos hablando de una involución importante en cuanto a salud física
entre hombres de nivel educativo bajo y de entre 50 y 64 años.
Quizás la tendencia actual de los
wearables, las apps para deporte, la faceta de la apropiación de las tecnologías con efectos de empoderamiento (TEP) también para el
rendimiento físico, logren compensar el tema para las nuevas
generaciones. No me cabe ninguna duda de que se trata de una oportunidad, un
nicho de mercado tremendamente prometedor durante los próximos años.
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