Si existe un país donde la corrupción está
institucionalizada ese es México. Y si existe un personaje que haya vivido de
la corrupción política en ese país, Carlos Slim -mexicano de familia libanesa-
se lleva el premio gordo. Muy gordo ya que lleva muchos años siendo uno de los
hombres más ricos del mundo gracias a que en su país, en 1990, el Presidente
Carlos Salinas de Gortari le concediera la privatización y explotación del
monopolio telefónico, Telmex, y los sucesivos gobiernos mexicanos le renovaban
la licencia de manera automática, frenando la competencia para que Slim
multiplicara los millones con la facilidad que le proporciona el monolio
telefónico de todo un país.