Quizá el nuevo director del 'teatro del absurdo' catalán monte una escena en el plató de TV3 con una República Catalana que concede 'asilo' al huido. Asilo con palacete mejorando el de Waterloo pagado con dinero negro. Delito encubierto por los profesionales del independentismo. Podrían destinarle el vacío de Muñoz Ramonet -otro refinado estafador y estraperlista de los 40- en la calle Muntaner, o de más empaque y céntrico en el Palau Robert -que también comprara Muñoz tras la guerra- en Diagonal-Paseo de Gracia, desalojando a Artur Mas y las habituales exposiciones o actos sociales.
Pero si legitimar a Puigdemont se entiende dentro del despropósito o absurdos a que nos tienen acostumbrados, proponer a Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana -repito un club que nada tiene que ver con una 'asamblea nacional', digo más bien una oficina de la Generalitat para organizar tumultos callejeros- el agresivo mitinero vividor del independentismo, lo interpreto, además de una falta de respeto al 52% de los catalanes, el no va más del desatino. Por hallarse en prisión su personalidad raya en el esperpento, o mejor el disparate. ¿No hay nadie más limpio en el independentismo para un cargo que en teoría debe enderezar el declive catalán? No me cabe duda que ya el hecho de publicar su nombre como posible 'propuesto' significa que el independentismo, ahora de la mano o dirigiendo a su puchinela Roger Torrent, buscan el pulso o guerra abierta contra el Estado. Un pulso y guerra mediática o real que en principio magnificaría la prisión preventiva de Junqueras, Forn, y los jordis ¡los mártires de la causa o secta!
Una profunda carga sobre la 'legalidad' de los graves delitos que se les imputa. La negación de la 'malversación' más la sedición o desobediencia y rebelión que les empujaron a cercar la Consejería de Economía, y más allá de pisotear los automóviles de la Guardia Civil dirigir piquetes de energúmenos incitando a la violencia, o incluso cargando contra los antidisturbios, o más allá paralizando Cataluña en la llamada 'huelga de país'. Todo hipócritamente sutil para culpar de violencia al Estado o Gobierno 'ocupante' dicen. Ellos siempre pacifistas y demócratas.
Les importa un bledo la 'gobernabilidad' de Cataluña, las empresas que se van, o que el Mobile no vuelva. Ni la opinión o reacción ¡y ridículo! entre las multinacionales que aun representan no menos del 40% de las exportaciones catalanas ante un president que gobierna desde una celda. Un president que si jamás demostró méritos suficientes para conducir una sociedad tan activa como la catalana, al 'gobernar' desde la prisión se presume muy mermado por su complicada situación personal.
No me extrañaría que Roger Torrent, capaz de ciscarse no ya en el Rey, faltando a su obligaciones institucionales, sino repito en su propio cargo y la mayoría de los catalanes, fuera capaz de crear el 'peor todavía' superando a Puigdemont. Se cumpliría la Ley de Murphi'; el 'si algo puede pasar, pasará' o 'todo lo que puede empeorar, empeora'. Un patriotismo sui géneris, donde de inicio 'malversa' el sueldo que en definitiva le paga el Estado que digo pretende dinamitar. Reafirmación del 'diálogo del si o si'.
EL PAIS: "El acuerdo entre Junts per Catalunya y ERC para repartirse el control de los medios de comunicación públicos catalanes allana el camino para la formación del nuevo Govern. Ambas formaciones alcanzaron este lunes un primer pacto sobre cómo repartirse el poder dentro de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Fuentes conocedoras de la negociación confirmaron que, previsiblemente este miércoles, se presentarán los términos de un pacto global que incluye a Jordi Sànchez, en prisión, como presidente de la Generalitat. El domingo se realizará un acto en Bruselas para reivindicar “la legitimidad” de Carles Puigdemont."
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